Cameron califica a Corbyn de ¡°amenaza a la seguridad¡±
El primer ministro brit¨¢nico responde con un duro tuit a la elecci¨®n del nuevo l¨ªder laborista
Ni 24 horas concedi¨® el Gobierno conservador de David Cameron a Jeremy Corbyn para saborear su apabullante victoria el s¨¢bado en la contienda por el liderazgo de la oposici¨®n laborista, antes de desplegar toda su artiller¨ªa contra el nuevo rumbo que el veterano diputado se dispone a imponer a su partido. Faltaban cinco minutos para las diez de la ma?ana cuando, desde su cuenta de Twitter oficial, el propio primer ministro arroj¨® la primera bomba: ¡°El Partido Laborista es ahora una amenaza a nuestra seguridad nacional, a nuestra seguridad econ¨®mica y a la seguridad de vuestras familias¡±, escribi¨®.
La misma frase, junto a una fotograf¨ªa del nuevo l¨ªder de la oposici¨®n en blanco y negro sobre un fondo rojo, fue enviada por el Partido Conservador a sus simpatizantes en un correo electr¨®nico, horas despu¨¦s de que Coebyn se proclamara ganador el s¨¢bado. El mensaje selecciona algunas de las frases m¨¢s pol¨¦micas de cuantas ha pronunciado Jeremy Corbyn en sus 32 a?os de rebelde vida parlamentaria. Comentarios sobre la muerte de Bin Laden -Corbyn calific¨® de ¡°tragedia¡± que se le hubiera matado en lugar de sometido a juicio, en una entrevista en la televisi¨®n iran¨ª en 2011-, sobre Ham¨¢s y Hezbol¨¢ -calific¨® de amigos a algunos de sus representantes en una manifestaci¨®n contra la guerra en 2009- o sobre las armas nucleares, contra las que Corbyn tiene un largo historial de oposici¨®n.
The Labour Party is now a threat to our national security, our economic security and your family's security.
— David Cameron (@David_Cameron) September 13, 2015
La ofensiva fue secundada por otros miembros del Gobierno. Michael Fallon, ministro de Defensa, reiter¨® en un comunicado las advertencias ya vertidas en los d¨ªas previos a la victoria de Corbyn, primero por el titular de Econom¨ªa, George Osborne, y por el propio Cameron despu¨¦s, sobre el riesgo que, a su juicio, representa el nuevo l¨ªder laborista para el pa¨ªs. ¡°Ya sea debilitando nuestra defensa, subiendo impuestos, endeud¨¢ndonos y gastando m¨¢s o encareciendo el coste de vida a base de imprimir m¨¢s dinero, el Partido Laborista de Jeremy Corbyn perjudicar¨¢ a la gente trabajadora¡±, dijo Fallon.
El ataque del ministro de Justicia, por su parte, lleg¨® desde las ondas de la televisi¨®n p¨²blica. Los seguidores del nuevo l¨ªder laborista, advirti¨® Michael Gove, pretenden llevar la protesta a la calle. ¡°Corbyn es a su manera una de las personas m¨¢s educadas, honestas y encantadoras¡±, dijo, ¡°pero hay gente detr¨¢s de ¨¦l que tienen una tradici¨®n pol¨ªtica muy diferente a la suya¡±. El l¨ªder de la oposici¨®n, a?adi¨®, ¡°eliminar¨ªa unilateralmente nuestro sistema de disuasi¨®n nuclear, en un tiempo en que otros pa¨ªses y organizaciones terroristas est¨¢n ansiosos por adquirir ellos mismos capacidad nuclear¡±. Y desde la radio, Priti Patel, secretaria de Estado de Trabajo, se neg¨® en una entrevista a felicitar a Jeremy Corbyn, un l¨ªder que considera un ¡°peligro¡± para las familias brit¨¢nicas.
Tampoco los liberales dem¨®cratas, relegados tras las elecciones del 7 de mayo a cuarta fuerza en el Parlamento, perdieron el tiempo en felicitaciones. ¡°El estilo de hacer pol¨ªtica de Corbyn puede generar mucho ruido pero solo hay una cosa que mantiene el escrutinio sobre el Gobierno: una oposici¨®n cre¨ªble¡±, dijo Sal Brinton, presidente del partido centrista.
Mejores vibraciones recibi¨® Corbyn por parte de Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia y l¨ªder de los nacionalistas del SNP, el partido con el tercer mayor n¨²mero de esca?os en Westminster. Sus diputados, dijo, est¨¢n preparados para trabajar con Corbyn en una alianza progresista contra la austeridad de los tories y las armas nucleares. En el mismo sentido se pronunci¨® Natalie Bennett, l¨ªder de los Verdes, que obtuvieron un 4% de los votos pero solo un diputado en las generales.
Las distintas sensibilidades que a¨²n existen en el propio Partido Laborista tambi¨¦n afloraron el d¨ªa despu¨¦s de la elecci¨®n del nuevo l¨ªder. Desde las p¨¢ginas de Sunday Times, el impulsor del Nuevo Laborismo Peter Mandelson anim¨® a los blairistas a ¡°luchar para recuperar¡± un partido que se enfrenta a la disyuntiva ¡°existencial¡± de ¡°continuar persiguiendo su hist¨®rico papel en el Gobierno o contentarse con operar en los m¨¢rgenes de la pol¨ªtica¡±. Paul Kenny, secretario general del tercer sindicato el pa¨ªs, el GMB, invit¨® a los diputados que se oponen a la elecci¨®n de Corbyn a abandonar el partido si lo que pretenden es ¡°atacarlo por la espalda¡±. Los cr¨ªticos parlamentarios tienen todo el derecho a no participar en su equipo, reconoci¨®, pero deber¨ªan abandonar antes que da?ar al partido con especulaciones.
Tom Watson, reci¨¦n elegido n¨²mero 2 del partido ¨Cen una elecci¨®n separada- y cuyo papel ser¨¢ clave para apaciguar las eventuales luchas internas que surjan en la bancada laborista en el Parlamento, asegur¨® en la BBC que hay ¡°cero posibilidades¡± de que Corbyn caiga como consecuencia de una rebeli¨®n interna. Pero admiti¨® que tratar¨¢ de oponerse a la intenci¨®n declarada por su jefe de no apoyar la millonaria renovaci¨®n de la flota de submarinos nucleares del sistema Trident, sobre la que debe decidir el Parlamento el pr¨®ximo a?o.
Jeremy Corbyn dedic¨® su primer d¨ªa como l¨ªder de la oposici¨®n a asistir a una celebraci¨®n para promocionar un centro p¨²blico de salud mental en su barrio, antes de meterse en faena, y acudir al cuartel general laborista en Westminster para avanzar en la ardua tarea de elegir un equipo de oposici¨®n entre una bancada laborista relativamente hostil. El candidato celebr¨® que en las 24 horas siguientes a su victoria 15.000 personas m¨¢s se afiliaron al partido. Y, desde las p¨¢ginas del Observer, esboz¨® algunas de las pr¨®ximas decisiones a las que se enfrentar¨¢n los labristas en el Parlamento. Entre ellas, la pregunta de si apoyan bombardear Siria, algo que, dijo, ¡°no ayudar¨¢ a los refugiados, sino que crear¨¢ m¨¢s¡±.
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