Giro radical del laborismo
El cambio de orientaci¨®n puede alarmar a sectores moderados y poner en riesgo la imagen del laborismo como partido de Gobierno
La victoria de Jeremy Corbyn como l¨ªder del laborismo brit¨¢nico obliga a una reflexi¨®n de calado sobre los dilemas que enfrenta la socialdemocracia europea para dise?ar la estrategia con la que sobrevivir electoralmente al naufragio econ¨®mico y social desencadenado por la crisis. Como los laboristas y sus primos continentales han verificado estos a?os en las urnas, el desplazamiento hacia el centro en busca de moderados y la bendici¨®n de los mercados ha desdibujado su perfil y les ha alejado de sus votantes tradicionales.
No es de extra?ar que, en muchos casos, tras trasladar el mensaje de que ¡°hicimos lo que pudimos, aunque no fue suficiente¡±, una parte de sus partidarios haya desertado o buscado alternativas que creen m¨¢s aut¨¦nticamente de izquierdas. Desde fuera, los socialdem¨®cratas parecen en demasiadas ocasiones una fuerza ideol¨®gicamente ambigua, demogr¨¢ficamente envejecida y con poca ambici¨®n transformadora, que en lugar de corregir la desigualdad y la justicia social se conformar¨ªa con impedir un deterioro a¨²n mayor del Estado de bienestar.
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En ese deprimente contexto, la ilusi¨®n que ha despertado Corbyn entre militantes y simpatizantes, especialmente entre los m¨¢s j¨®venes, que han participado de forma masiva en su elecci¨®n, habla tanto de la demanda de cambio como de la perspectiva de renovaci¨®n generacional en las bases, imprescindible para pasar la p¨¢gina de Blair, en tiempos un l¨ªder atractivo y hoy ejemplo de c¨®mo el pragmatismo puede desembocar en el cinismo. La elecci¨®n de Corbyn demuestra que a pesar de las cr¨ªticas al anquilosamiento de las democracias, en ellas hay espacio tanto para la vieja como para la nueva pol¨ªtica. Otra cosa es que eligiendo a Corbyn los laboristas mejoren sus posibilidades de gobernar. Eso lo tienen que decidir los votantes. Pero es indudable que este giro a la izquierda puede alarmar a algunos sectores moderados y poner en riesgo la imagen del laborismo como partido de Gobierno.
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