Arabia Saud¨ª lanza una operaci¨®n terrestre para quitar San¨¢ a los Huthi
La ofensiva de la coalici¨®n ¨¢rabe eleva la alarma humanitaria en Yemen
La coalici¨®n ¨¢rabe que lidera Arabia Saud¨ª y sus aliados yemen¨ªes han lanzado este domingo una amplia operaci¨®n terrestre en el centro de Yemen que parece destinada a abrir el camino hacia San¨¢. La capital de ese paup¨¦rrimo pa¨ªs se encuentra desde hace un a?o bajo control de los rebeldes Huthi, apoyados por fuerzas leales al expresidente Ali Abdal¨¢ Saleh. La ofensiva cierra la puerta al ¨²ltimo intento de encontrar una salida negociada al conflicto por parte del mediador de la ONU, a la vez que eleva el nivel de alerta por la situaci¨®n humanitaria.
¡°Esta ofensiva es la m¨¢s amplia y potente desde el inicio [en agosto] de nuestra operaci¨®n militar en la provincia de Mareb¡±, ha declarado un responsable militar yemen¨ª citado por la agencia France Presse. La fuente mencion¨® como zonas de ataque Jufeinah, Faw y That-Alra, distritos que se encuentran en la carretera de San¨¢, a un centenar de kil¨®metros.
Mareb, cuna de la famosa reina de Saba, es una provincia clave tanto por colindar con el este de la de San¨¢, como por el petr¨®leo que contiene. Ese recurso la convirti¨® enseguida en objetivo de los Huthi como antes lo fue de Al Qaeda, con quien las tribus locales establecieron v¨ªnculos que ahora suscitan recelos sobre su colaboraci¨®n con las fuerzas leales al presidente Abd Rabbo Mansur Hadi. La campa?a que Arabia Saud¨ª lanz¨® a finales de marzo busca reinstaurar a Hadi, que se refugi¨® en Riad tras huir de los Huthi. Los saud¨ªes ven a esta milicia como un pe¨®n de Ir¨¢n, rival regional al que intentan dar una lecci¨®n en Yemen.
Por ello est¨¢n formando y apoyando a una dispar alianza anti-Huthi que incluye milicias tribales, unidades del dividido Ej¨¦rcito y milicianos islamistas, algunos de ellos sospechosos de militar en Al Qaeda. En total, 12.000 hombres constituyen la fuerza de asalto amasada en Mareb tras la llegada de 800 soldados egipcios, 1.000 catar¨ªes y un n¨²mero indeterminado de sudaneses que, seg¨²n fuentes period¨ªsticas, se han sumado a los 3.000 saud¨ªes y emirat¨ªes ya desplegados all¨ª. El pasado d¨ªa 4 un misil lanzado por los rebeldes mat¨® a 60 de estos hombres. Desde entonces, la coalici¨®n ¨¢rabe ha intensificado los ataques sobre San¨¢ y sobre el feudo Huthi en Saada, al norte del pa¨ªs.
¡°Lo de ahora no son bombardeos, es venganza, pura venganza¡±, asegura Fares, un profesional que despu¨¦s de seis meses ha decidido abandonar la capital y reunirse con su familia en un pueblo de la provincia de Raymah, una de las pocas que no ha sido alcanzada por el conflicto. All¨ª, adem¨¢s de encontrar refugio para su mujer y sus cuatro hijos, ha podido escolarizar a estos. ¡°M¨¢s de la mitad de la gente se ha ido de San¨¢¡±, cuenta por tel¨¦fono.
Los ataques a¨¦reos indiscriminados que ya han causado cerca de 5.000 muertes y la carest¨ªa de productos b¨¢sicos provocada por el bloqueo de la coalici¨®n, est¨¢n alentado el sentimiento antisaud¨ª incluso entre quienes no simpatizan con los Huthi. En un pa¨ªs que ya antes de la intervenci¨®n saud¨ª importaba el 90 % de sus alimentos, la mayor¨ªa por v¨ªa mar¨ªtima, apenas llegan a puerto una quinta parte de los barcos y los seguros se han disparado.
La carne y la fruta tienen precios prohibitivos, pero incluso cocinar pan o patatas resulta inalcanzable para la mayor¨ªa. ¡°La bombona de gas cuesta el equivalente a 35 euros¡±, se?ala Fares, que se encuentra entre los pocos afortunados que a¨²n recibe su magro salario, escasos 100 euros mensuales. Seg¨²n la ONU, un 80 % de los 26 millones de yemen¨ªes necesitan protecci¨®n o asistencia, un 33 % m¨¢s que al principio de los bombardeos. La mitad de ellos no tienen suficiente para comer.
¡°Muchos de los hombres del pueblo se han unido a las fuerzas aliadas, que les ofrecen 2.000 riales saud¨ªes [unos 500 euros] al mes¡±, cuenta Fares. No obstante, se?ala que no lo hacen s¨®lo por la paga. ¡°Tambi¨¦n les mueve el deseo de derrotar a los Huthi porque incluso quienes inicialmente les apoyaron, se han desilusionado¡±, afirma. Acusan al grupo, que el verano del a?o pasado lanz¨® su primera marcha sobre San¨¢ bajo la bandera de la lucha contra la corrupci¨®n, de apropiarse de la ayuda internacional y de financiar la guerra con el mercado negro.
En un nuevo golpe a las vagas esperanzas de encontrar una salida negociada, el Gobierno en el exilio anunci¨® horas antes de la ofensiva terrestre que no participar¨¢ en las conversaciones de paz que la ONU hab¨ªa anunciado para esta semana hasta que los Huthi acepten la resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que les obliga a reconocer a Hadi y retirarse de las principales ciudades. Esa precondici¨®n ya abort¨® las anteriores convocatorias.
¡°Me preocupa el d¨ªa despu¨¦s. El pa¨ªs camina hacia el abismo. Aunque acabemos con los Huthi, el pa¨ªs va a estar a¨²n peor de lo que estaba¡±, reflexiona Fares. ¡°Adem¨¢s, Al Qaeda est¨¢ sacando partido de la situaci¨®n y haci¨¦ndose con armas y dinero¡±, asegura convencido de que la coalici¨®n ¨¢rabe ha hecho una apuesta peligrosa. ¡°Hacen la vista gorda para aprovechar el arrojo de sus militantes [frente al enemigo com¨²n Huthi] y no va a ver forma de frenarles¡±, advierte.
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