La movilizaci¨®n popular que puso en juicio la eficacia de un Gobierno
El terremoto del 19 de septiembre de 1985 provoc¨® una de las mayores reacciones ciudadanas en la historia de M¨¦xico
Nadie que lo haya vivido olvida aquel d¨ªa. A las 7.19 horas del 19 de septiembre de 1985 ocurri¨® el terremoto que casi arras¨® a la Ciudad de M¨¦xico y provoc¨® una reacci¨®n ciudadana tan in¨¦dita como inesperada. Un se¨ªsmo de 8.1 en la escala de Richter con epicentro en Michoac¨¢n sacudi¨® la capital mexicana durante dos minutos. La Ciudad de M¨¦xico, la mayor metr¨®poli de Am¨¦rica Latina, qued¨® aturdida. Cayeron al menos 700 edificios: el hotel Regis, sedes oficiales, el principal hospital del pa¨ªs, las instalaciones de Televisa. Se cort¨® el suministro de electricidad, el agua, la red telef¨®nica, los sem¨¢foros. El polvo, las sirenas, el ruido. Algunos peri¨®dicos consiguieron salir con ediciones vespertinas m¨¢s tarde. La portada del extra del peri¨®dico Ovaciones titulaba con dos palabras: ¡°?Oh, Dios!¡±. La orden del entonces presidente Miguel De La Madrid Hurtado (1982-1988) fue que los mexicanos se quedaran en sus casas y esperaran las indicaciones oficiales. Los mexicanos decidieron otra cosa. Respondieron con una de las mayores movilizaciones populares en la historia de M¨¦xico. Una que todav¨ªa, 30 a?os despu¨¦s, enorgullece a muchos de los que estuvieron involucrados.
La radio se convirti¨® en el medio de comunicaci¨®n entre los ciudadanos. ¡°Se necesita una gr¨²a en la glorieta de Insurgentes¡±. ¡°Comida y mantas para el Z¨®calo¡±. ¡°Una camioneta que pueda llevar a voluntarios¡±. Cadenas humanas, organizadas por (y solo por) ciudadanos, quitaban los restos de los edificios donde sal¨ªan los gritos de los que estaban todav¨ªa atrapados. A una de ellas se sum¨® el tenor espa?ol Pl¨¢cido Domingo, que se arremang¨® la camisa para participar en las labores de rescate de lo que quedaba del edificio Nuevo Le¨®n, donde viv¨ªan sus t¨ªos, un primo y uno de sus sobrinos. ¡°De aqu¨ª no me muevo hasta hallar a los m¨ªos¡±, dijo entonces a un reportero. Sus familiares fueron encontrados poco despu¨¦s, muertos. En el complejo de edificios en que murieron, se calcula, hubo m¨¢s de 1.000 fallecidos.
Otra de esas cadenas humanas se mont¨® alrededor de las ruinas del Hospital General Benito Ju¨¢rez. La mayor desesperaci¨®n de los rescatistas ven¨ªa por sacar de las ruinas a los beb¨¦s que se encontraban en los cuneros. El ¨²ltimo de ellos fue rescatado hasta cuatro despu¨¦s del 19 de septiembre. La televisi¨®n mexicana recogi¨® el momento en que los rescatistas escuchan el llanto de un beb¨¦ y son ellos los que no contienen las l¨¢grimas cuando consiguen sacar de entre los escombros a un peque?o cubierto en polvo, que grita como si acabara, otra vez, de nacer. El lunes 23 de septiembre fue rescatado Jes¨²s Francisco Rodr¨ªguez, que pas¨® m¨¢s de cien horas enterrado. Otros de ellos, Jes¨²s Antonio, Crisanta, Claudia o Milagros. Una de esas beb¨¦s, Araceli, se dedic¨® a la medicina. Trabaja como t¨¦cnico de laboratorio. En total fueron 14 los ni?os rescatados.
Por casi dos semanas, el fren¨¦tico ritmo de la Ciudad de M¨¦xico fue controlado por sus habitantes. Ni?os que controlaban el tr¨¢fico, como C¨¦sar Arturo Ceballos, que a sus 12 a?os dijo a este peri¨®dico que se dedicaba a controlar el paso de los autom¨®viles como si fuera lo m¨¢s natural del mundo. ¡°Estoy ayudando para que pase el tr¨¢fico y no les pase nada a las personas que est¨¢n ah¨ª, en el albergue¡±.
Muchos de esos grupos ciudadanos contin¨²an funcionando al d¨ªa de hoy. Los Topos de Tlatelolco tomaron su nombre por las labores de rescate que organizaron esos negros d¨ªas. Hoy son una organizaci¨®n sin fines de lucro que ha visitado ya 19 pa¨ªses y funcionan con donaciones voluntarias. Ahora, a diferencia de hace 30 a?os, reciben capacitaciones frecuentes.
El Gobierno mexicano fue cuestionado entonces sobre por qu¨¦ las construcciones gubernamentales hab¨ªan sido las m¨¢s fr¨¢giles ante el terremoto. El entonces subsecretario de Gobernaci¨®n, Fernando P¨¦rez Correa, rechaz¨® que los derrumbes se hubieran producido por fallos en la planeaci¨®n y construcci¨®n sino porque los edificios estaban en una zona muy espec¨ªfica. La hemeroteca arroja las acusaciones de ingenieros que aseguran que las autoridades estaban informadas de las deficiencias en los edificios. ¡°Que no se diga que fue una desgracia, porque hace m¨¢s de cinco a?os las autoridades sab¨ªan que el edificio [Nuevo Le¨®n, del complejo Tlatelolco] estaba da?ado en la estructura y superestructura, pero, a pesar de nuestras quejas y denuncias ante la procuradora federal del Consumidor, nunca hicieron caso¡±. Las acusaciones se han diluido con el tiempo.
Queda el recuerdo de los ciudadanos an¨®nimos que, por semanas, se convirtieron en los verdaderos rescatistas de la ciudad y los recuerdos de quienes vieron, y sobrevivieron, aquel d¨ªa. V¨ªctor Hugo Hern¨¢ndez es otro de los beb¨¦s que fueron rescatados de las ruinas del Hospital General. Ahora tiene 30 a?os y un hijo. Se llama Jos¨¦ Manuel.
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