Viaje al centro de la izquierda europea
Ante la p¨¦rdida de su hegemon¨ªa, los partidos tradicionales se debaten entre la moderaci¨®n de los discursos y la afirmaci¨®n de los viejos valores progresistas
Es dif¨ªcil extraer un patr¨®n de comportamiento de la izquierda en Europa sin caer en una simplificaci¨®n. Los partidos tradicionales hacen frente a los retos de un mundo cambiante con variadas recetas: desde la opci¨®n del eterno viaje al centro en busca de votos hasta la apuesta por l¨ªderes capaces de rescatar los valores tradicionales progresistas.
Francia. El socialismo en retirada vira al centro
En Francia, los socialistas gobiernan el pa¨ªs, pero desde el a?o pasado pierden a raudales poder en cada elecci¨®n mientras prosiguen su tr¨¢nsito de la socialdemocracia al socialiberalismo. El Partido Socialista lleva el camino opuesto al de los laboristas brit¨¢nicos. El ala radical de los franceses es minoritaria: como mucho, 40 de sus 273 diputados o el 30% de votos en el Congreso de junio en Poitiers. Ante la globalizaci¨®n y los efectos de la crisis, el PS franc¨¦s ha optado por virar al centro izquierda.
Frente a ¡°mi enemigo es el mundo de las finanzas¡± de Fran?ois Hollande en su campa?a de 2012, se ha impuesto el mensaje de su primer ministro, Manuel Valls: ¡°La izquierda puede morir si no se reinventa¡±. Valls y el ministro de Econom¨ªa, Emmanuel Macron, son los grandes defensores de las ayudas a las empresas ¡ª41.000 millones en tres a?os¡ª o las leyes liberalizadoras de la econom¨ªa. Ayer mismo, el PS anunci¨® para octubre la convocatoria de una consulta o refer¨¦ndum entre los simpatizantes de partidos de izquierda para que digan si quieren o no candidaturas ¨²nicas para las elecciones regionales de diciembre.
Pese a todo, la sangr¨ªa electoral contin¨²a. Francia se derechiza m¨¢s y m¨¢s. En 2012, los socialistas detentaban el poder absoluto en todos los niveles del Estado. Dos a?os despu¨¦s, comenz¨® el trasvase hacia la derecha. El PS ha perdido el control de las grandes ciudades ¡ªcon escasas excepciones, como Par¨ªs¡ª, las mayor¨ªas absolutas en la Asamblea Nacional y el Senado y la mitad de los 48 departamentos que presid¨ªa (hay 102). Los sondeos auguran otra hist¨®rica derrota en las regionales de diciembre. Y a la p¨¦rdida del El¨ªseo en 2017.
El ala radical de los socialistas franceses es minoritaria: como mucho, 40 de sus 273 diputados
El ultraderechista Frente Nacional ganar¨ªa en la primera vuelta en las presidenciales si las elecciones fueran ahora. En la segunda, el partido de Nicolas Sarkozy se har¨ªa con la jefatura del Estado y el Gobierno. Para frenar la tendencia, los socialistas reclaman la uni¨®n de toda la izquierda: socialistas, radicales, verdes, comunistas¡ No solo no se vislumbra, sino que en esas fuerzas reina tambi¨¦n la divisi¨®n. Un ejemplo: acaban de dimitir los dos jefes de filas de Los Verdes en el Parlamento.
Por todo ello, no se vislumbra una fuerza como Podemos o Syriza. Por el contrario, el voto de antiguos feudos comunistas se ha trasladado en masa al FN en zonas rurales o golpeadas por reconversiones industriales. Es el caso de Norte-Paso de Calais o Provenza-Alpes-Costa Azul, donde los Le Pen avanzan sin freno. Cala el discurso de la derecha y la ultraderecha, mientras el de la izquierda ¡°pierde impacto¡±, asume Valls.
Reino Unido. El poder o la honestidad
En Reino Unido siempre se ha considerado una certeza que las elecciones se ganan en el centro. Por eso cuesta imaginar, en esta tierra de reyes y financieros, a un primer ministro que se niegue a cantar el himno nacional o a un canciller del Exchequer que, como John McDonnell, persiga el derrocamiento del capitalismo.
Para comprender lo que ha sucedido en la izquierda brit¨¢nica, este aparente suicidio electoral colectivo del laborismo, hay que partir de la base de que Corbyn no ha sido elegido por lo que puede hacer, sino por lo que es. No lo eligieron por considerarlo el candidato m¨¢s adecuado para ganar unas elecciones. De alguna manera, su elecci¨®n como l¨ªder supone no ver al laborismo como un partido natural del poder, ya que esta naturaleza implica ser parte del establishment que se rechaza. En una encuesta reciente, el 52% de los laboristas considera m¨¢s importante que el partido sea fiel a sus principios que ganar unas elecciones, mientras que el 48% cree que la prioridad debe ser llegar al poder, aunque por el camino haya que comprometer los principios.
El 52% de los laboristas ve m¨¢s importante que el partido sea fiel a sus principios que ganar unas elecciones
Hasta el 12 de septiembre, la izquierda brit¨¢nica no hab¨ªa exorcizado los demonios del Nuevo Laborismo. Ed Miliband prometi¨® alejarse de aquel legado, pero al final sus analistas le convencieron de que para ganar hab¨ªa que hacer concesiones al centro. Esa ambig¨¹edad hace que su rotunda derrota ofreciera argumentos a unos y a otros. El propio Miliband fue un factor importante en la derrota. Y tambi¨¦n lo fue la poca confianza que inspiraba el partido en la gesti¨®n de la econom¨ªa. Pero la debacle en Escocia, en favor de un SNP m¨¢s inequ¨ªvoco en sus cr¨ªticas a la austeridad, as¨ª como la elevada abstenci¨®n entre los j¨®venes, hicieron creer a muchos que, en esta ocasi¨®n, un viraje a la izquierda podr¨ªa acercar el partido al poder. Pero esa lectura, seg¨²n los otros, parte de un error: las preferencias de quienes no votan no suelen ser muy diferentes de las de aquellos que votan. Para ganar, argumentan estos, el Partido Laborista necesita robar votos a los tories y al UKIP. Algo que, de momento, no parece que est¨¦ al alcance de Corbyn.
Alemania. Aliados de Merkel
La c¨²pula del Partido Socialdem¨®crata (SPD) alem¨¢n ha reaccionado con frialdad a la elecci¨®n de Jeremy Corbyn como l¨ªder laborista. Su ascenso llega en un momento complicado para los socialdem¨®cratas alemanes.
El presidente del SPD, Sigmar Gabriel, tambi¨¦n vicecanciller en el Gobierno de coalici¨®n con los democristianos de Angela Merkel, mira con frustraci¨®n las encuestas que le atribuyen una intenci¨®n de voto muy baja: en torno al 25% frente al 40% de la CDU de Merkel. Pese a las medidas sociales que ha logrado sacar adelante, el SPD lo tiene muy, muy dif¨ªcil para volver a la canciller¨ªa en las elecciones de 2017. Lo expuso con inusual dureza en julio el l¨ªder regional Torsten Albig, que escandaliz¨® al partido al decir que Merkel es la canciller que desean los alemanes; y que el SPD no deber¨ªa aspirar a sustituirla, sino solo a seguir gobernando con ella como socio menor de la coalici¨®n.
El ala izquierdista del partido reprocha a la c¨²pula que, en su intento de captar nuevos votantes, se haya desplazado demasiado al centro y que su ideario sea ya f¨¢cilmente intercambiable con el de Merkel. El apoyo de Gabriel al tratado de libre comercio con EE UU, al almacenamiento de datos de ciudadanos o la dureza del SPD en la crisis griega ha generado un profundo malestar entre las bases m¨¢s ideologizadas.
En este contexto, los m¨¢s cr¨ªticos con Gabriel ven en la elecci¨®n de Corbyn un toque de atenci¨®n a la deriva centrista. La corriente mayoritaria teme, sin embargo, que el nombramiento del veterano izquierdista como jefe de la oposici¨®n se convierta en un cheque en blanco para los conservadores, y les asegure una legislatura m¨¢s en el poder. ¡°La socialdemocracia europea ha salido victoriosa cuando ha sabido encontrar un balance entre los visionarios y los pr¨¢cticos. Para ello hace falta saber llegar acuerdos y hacer una pol¨ªtica de peque?os pasos¡±, resume Michael Roth, secretario de Estado de Asuntos Europeos.
Espa?a. Sin in virajes a la izquierda
El sobresalto que vive el mundo pol¨ªtico brit¨¢nico por el triunfo de Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista lo vivi¨® el espa?ol en mayo del pasado a?o con la irrupci¨®n inesperada de Podemos. El discurso rupturista del ramillete de polit¨®logos de la Universidad Complutense de Madrid prendi¨® en amplias capas sociales de manera que todos los partidos vigentes asistieron at¨®nitos a la fuga de antiguos votantes. En Izquierda Unida la deserci¨®n fue en masa. En el PSOE no tanto pero la llegada del nuevo partido trunc¨® sus expectativas de crecimiento. Y as¨ª contin¨²a aunque la gesti¨®n pol¨ªtica de Podemos y la exigencia de someterse al escrutinio diario ha ralentizado,cuando no detenido su crecimiento.
Nada est¨¢ escrito respecto a lo que ocurrir¨¢ dentro de tres meses cuando se celebren en Espa?a elecciones generales salvo que la disputa por el espacio de la izquierda va a ser descarnada. Nada hace indicar tampoco que vaya a existir una radicalizaci¨®n del partido central de ese bloque ideol¨®gico, el PSOE, a pesar de que la acusaci¨®n de ¡°extremista¡± ser¨¢ esgrimida por la derecha incesantemente. Al margen de las convicciones de la c¨²pula dirigente del PSOE, esta no tiene perentoria necesidad de escorarse a la izquierda por cuanto que su adversario, Podemos, persigue el apoyo del votante mayoritario del PSOE, el que se sit¨²a en el centro del espacio pol¨ªtico. El de su izquierda ya casi lo tiene, pero no estaba ni est¨¢ en el partido que dirige Pedro S¨¢nchez sino en Izquierda Unida. ¡°Somos la izquierda que puede gobernar, la izquierda real, la que transforma y sirve a las clases medias y trabajadoras¡±.
Nada est¨¢ escrito respecto a las generales, salvo que la disputa por el espacio de la izquierda va a ser descarnada
En torno a estas proclamas se mueve el PSOE para negar a Podemos la capacidad de ser ¨²til a la mayor¨ªa de la sociedad, a sabiendas de que el joven partido tiene las m¨¢s altas aspiraciones. Va a por todas y, por tanto, tambi¨¦n se dirige a las clases medias y trabajadoras. Tan es as¨ª que no duda en mantener una actitud desde?osa con Izquierda Unida al atribuirle una alicorta aspiraci¨®n de minor¨ªa.
El partido asediado, el PSOE, por tanto, tiene que colocar sus diques en su espacio central con la tranquilidad de que los sectores m¨¢s a la izquierda del propio partido, representados en Izquierda Socialista, ahora en plena recomposici¨®n, se quedan lejos del 15%. Entre el social - liberalismo que represent¨® Tony Blair y los postulados izquierdistas de Jeremy Corbyn el PSOE se queda en la posici¨®n socialdem¨®crata con sus postulados cl¨¢sicos de defensa del Estado del Bienestar pero con amplio campo para la iniciativa privada y el emprendimiento.
Italia. La vieja guardia contra Renzi
Para hablar de la situaci¨®n de la izquierda en Italia habr¨ªa que empezar por responder a una pregunta: ?es Matteo Renzi de izquierdas? Seg¨²n la propia izquierda, no, y de hecho esa fue la principal acusaci¨®n en forma de barricada que el sector m¨¢s radical del Partido Democr¨¢tico (PD) esgrimi¨® hace un par de a?os para intentar impedir el acceso al poder ¡ªprimero del partido y enseguida del pa¨ªs¡ª del entonces alcalde de Florencia. El socialdem¨®crata Renzi, que jam¨¢s pierde la ocasi¨®n de polemizar con las viejas glorias del centroizquierda, les hizo frente con un argumento con mala uva: ¡°Para ellos ser de izquierda significa instalarse c¨®modamente en la derrota¡±. Y aprovechaba para hilvanar una de las citas preferidas de uno de sus referentes pol¨ªticos: ¡°Adoro una frase de Tony Blair: ¡®Amo todas las tradiciones de mi partido salvo una, la tradici¨®n de perder¡±.
Hoy, tampoco a medio plazo, no se vislumbra un l¨ªder que pueda hacer sombra a Renzi en Italia
Ahora, como l¨ªder del PD y como primer ministro de Italia, Renzi sabe que su conjuro es la victoria, el poder que maneja sin disimulo ni demasiada diplomacia. No le cabe duda de que la vieja izquierda italiana ¡ªque, sin fuerza en el partido, se atrinchera alrededor de los sindicatos¡ª estar¨¢ encantada de ajustarle las cuentas en cuanto empiece a perder fuelle en las urnas. Lo que, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos publicados por el diario La Repubblica, no parece que vaya a suceder en el corto plazo. Matteo Renzi sigue viviendo un momento dulce. El PD sigue en cabeza de las encuestas e incluso sube ligeramente (un 33% de apoyos), seguido por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo, que con un 27% de apoyos logra su m¨¢ximo hist¨®rico, y ya de lejos la Liga Norte, alrededor del 14%, y ya muy lejos, con un raqu¨ªtico 11%, la formaci¨®n Forza Italia de Silvio Berlusconi. Hoy por hoy, y parece que a medio plazo, no se vislumbra un l¨ªder pol¨ªtico que pueda hacer sombra al joven exalcalde de Florencia.
GRECIA. Syriza busca su sitio.
Los devastadores efectos de una crisis que dura m¨¢s de seis a?os, con el pa¨ªs al borde de la insolvencia en demasiadas ocasiones ¡ªla ¨²ltima, en julio¡ª, han dinamitado el sistema pol¨ªtico griego, con el colapso del tradicional bipartidismo y, ahora, neutralizando la revoluci¨®n antiausteridad y antirrescates de Syriza, el partido izquierdista que lleg¨® al gobierno en enero para acabar agachando la cabeza seis meses despu¨¦s con la firma del tercer memor¨¢ndum (86.000 millones de euros, a tres a?os).
De izquierda a derecha, hay un aut¨¦ntico corrimiento de tierras, pero sobre todo en el espacio comprendido entre la izquierda can¨®nica, tradicional, y el centro m¨¢s o menos progresista. Queda excluido el endemismo ideol¨®gico del Partido Comunista (KKE, en sus siglas griegas), devoto del marxismo-leninismo m¨¢s sovi¨¦tico y fuerza est¨¦ril como alternativa de gobierno, de cualquier gobierno. Su apoyo se mantiene invariable, en torno al 5% de los votos, como un reducto numantino.
Excluidos por tanto los comunistas, y mientras el antiguo partido socialista (Pasok), protagonista indudable de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, instrumenta desde hace a?os un indudable giro al centro (¡°como fiel de la balanza entre derecha e izquierda¡±, dijo el jueves en Atenas su l¨ªder, Fofi Yenimat¨¢), Syriza digiere a¨²n el sapo del tercer rescate, libre ya sus elementos m¨¢s radicales tras la escisi¨®n de Unidad Popular, el partido antieuro del exministro Panayotis Lafazanis, y reconstruyendo su n¨²cleo duro en torno a los cuadros y dirigentes de orientaci¨®n m¨¢s socialdem¨®crata.
No pocos analistas esperan depuraciones en el seno de Syriza e incluso su desaparici¨®n a medio plazo
El car¨¢cter de formaci¨®n de aluvi¨®n de Syriza ¨Coriginariamente fue una coalici¨®n de comunistas, trotskistas, mao¨ªstas, socialistas, verdes¨C era a la vez su principal riqueza y su mayor desventaja, como se demostr¨® a la postre con la escisi¨®n de Lafazanis. Tras las elecciones de hoy, y si participa como fuerza mayoritaria o socio el futuro gobierno ¨Cel que se ver¨¢ obligado a aplicar las dolorosas medidas contempladas en el tercer rescate-, a¨²n deber¨¢ superar las reticencias del llamado Grupo de los 53, una de las corrientes principales y guardiana de las esencias m¨¢s izquierdistas.
Pero es de prever que la dura realidad de las reformas acabe imponi¨¦ndose, de nuevo, a la ideolog¨ªa, y no pocos analistas esperan nuevas transformaciones, o depuraciones, en el seno de Syriza, incluso su desaparici¨®n a medio plazo. Como compa?eros m¨¢s propicios de viaje, en ese rumbo antiausteridad en el que ¡°los pueblos de Europa¡± secundar¨¢n a Syriza ¨Cun mantra habitual en sus m¨ªtines-, el propio Alexis Tsipras se agarra con frecuencia a modelos como Podemos o el nuevo laborismo de Jeremy Corbyn.
El jueves se present¨® en Atenas una iniciativa llamada Comit¨¦ de Reconstrucci¨®n de la Socialdemocracia, que dirige Yanis Maniatis, antiguo ministro del Pasok. Participan en la iniciativa el mismo Pasok, Izquierda Democr¨¢tica (Dimar, en sus siglas griegas) y los llamados Movimientos de Ciudadanos. Es un intento m¨¢s, puede que no el ¨²ltimo, de cerrar filas en el centroizquierda (o socialdemocracia muy light), un espacio demasiado poblado de siglas para la escasa cuota de votantes de que goza (en torno al 7%). Si lo consiguen, y dejan el camino expedito, Syriza tendr¨¢ un espacio m¨¢s amplio y c¨®modo para reinventarse como izquierda, aunque sea despu¨¦s de una traves¨ªa del desierto. ¡°Puede que Syriza gane las elecciones este domingo, como efecto reflujo de su victoria en enero, pero tengo claro que las va a perder en las pr¨®ximas convocatorias. Ha iniciado un indudable giro al centro, y le llevar¨¢ tiempo completarlo¡±, opina el analista Dimitris Rapidis, director del centro de estudios Bridging Europe.
PORTUGAL. La tranquilidad de De Sousa
Como Jer¨®nimo de Sousa es una persona educada y comedida, no habr¨¢ fotos suyas parti¨¦ndose de risa a causa de la nueva esperanza blanca de la izquierda europea. Y est¨¢ cargado de razones para re¨ªrse, sin embargo. De sangre jacobina, es en el sentido machadiano de la palabra, bueno. Y paciente, le basta con ver los cad¨¢veres pasar.
De Sousa no se hab¨ªa gastado un euro en marketing para contrarrestar los vientos de Podemos y Syriza, y , menos a¨²n, lo va a hacer por la te¨®rica influencia del nuevo l¨ªder del laborismo brit¨¢nico, Jeremy Corbyn, en el izquierdismo cl¨¢sico europeo. Si hay un cl¨¢sico en Europa, en el mundo, ese es el secretario general del Partido Comunista de Portugal, marxista, leninista, internacionalista y patri¨®tico.
El PC portugu¨¦s es la izquierda sin maquillaje; sin terceras ni segundas v¨ªas. Es la v¨ªa. Desde su salida en la clandestinidad en 1974, el PC era en Portugal como un reloj parado, dos veces al d¨ªa daba la hora exacta; pero desde que lleg¨® la crisis es m¨¢s puntual, incluso, mirando a Corbyn, Tsipras o Iglesias, adelanta.
Corbyn y De Sousa parecen almas gemelas. El l¨ªder laborista tiene 66 a?os, dos menos que De Sousa. Es diputado desde hace 32 a?os; el portugu¨¦s desde hace 40. Corbyn quiere subir impuestos a los ricos y nacionalizar servicios p¨²blicos, como el PC portugu¨¦s. Coinciden en su imagen entra?able, en su trayectoria intachable y en sus suaves modales (al parecer, en su estreno en los Comunes, Corbyn habl¨® bajito y traslad¨® al primer ministro una pregunta de una vecina cualquiera, o sea, estren¨® en la c¨¢mara Tengo una pregunta para usted).
Electoralmente, la influencia de la corbynmania en Portugal ser¨¢ la misma que el syrizismo, cero. La regeneraci¨®n de la izquierda, al margen de los partidos cl¨¢sicos, lleva a?os intent¨¢ndose en Portugal con magros resultados. Syriza y Podemos apoyan al Bloco de Esquerda, nacido de diferentes grupos de exmilitantes comunistas, pero sus expectativas de voto en las elecciones del 4 de octubre no llegan al 5%; Livre, otro grupo de izquierdas, con sus c¨ªrculos en Internet, ronda el 2%, y Agir, cuyo mejor ¡°acto pol¨ªtico¡±, seg¨²n la protagonista, ha sido sacar a su l¨ªder embarazada en bolas, se quedar¨¢ fuera del Parlamento.
El PC portugu¨¦s es la izquierda sin maquillaje; sin terceras ni segundas v¨ªas
En esta ebullici¨®n de nuevas izquierdas, el PC portugu¨¦s vive su mejor ¨¦poca desde la revoluci¨®n. Los ¨²ltimos sondeos le dan m¨¢s del 10% de los votos, y una representaci¨®n por encima de los 20 diputados. Ser¨ªa la tercera fuerza pol¨ªtica del Parlamento y del pa¨ªs, por detr¨¢s de la coalici¨®n de centro-derecha PSD-CDS y el Partido Socialista. La f¨®rmula es no cambiar en funci¨®n de las modas. Jam¨¢s se abrazaron al eurocomunismo, reniegan de la OTAN y del euro. Hace 40 a?os que el PCP sabe que si la izquierda se mueve al centro, desaparece. La fidelidad de sus votantes reafirma su l¨ªnea inquebrantable de ning¨²n paso atr¨¢s. La cuesti¨®n es el paso adelante. El PCP huye de pactos de gobierno con los socialistas porque un abrazo nacional podr¨ªa acabar en una p¨¦rdida de su aut¨¦ntico poder local.
Sospechosamente, el izquierdismo cl¨¢sico de Corbyn y De Sousa recoge muchos halagos de la derecha. Cameron alaba el aire fresco de Corbyn al igual que los banqueros portugueses elogian la confianza que da al pa¨ªs un partido comunista firme y fuerte. Y es que, tanto las nuevas izquierdas como las viejas, tanto Corbyn como De Sousa, garantizan a la derecha seguir gobernando.
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