Obama, ante el nudo sirio
Estados Unidos evita involucrarse en una guerra civil en la que ve pocas opciones beneficiosas para sus intereses
El presidente Barack Obama vuelve a revisar su estrategia en Siria. Cuatro a?os despu¨¦s de estallar la guerra civil, Obama quiere abrir conversaciones con Rusia, potencia protectora del r¨¦gimen de Bachar el Asad. Tambi¨¦n corrige los planes para entrenar a rebeldes moderados. Estados Unidos, opuesto tanto a El Asad como a los insurgentes yihadistas, es reticente a involucrarse en un conflicto que ha dejado 200.000 muertos y millones de refugiados.
El inicio, este viernes, del di¨¢logo entre los m¨¢ximos mandos militares estadounidense y ruso sobre el futuro de Siria representa un ¨²ltimo viraje de la Administraci¨®n Obama en Siria. Obama cree que, en una guerra que enfrenta a un dictador como El Asad y a unos fan¨¢ticos religiosos como el Estado Isl¨¢mico y otros grupos, no existe una opci¨®n buena.
A Obama todav¨ªa le escuece la experiencia de Libia. En 2011, tras intensas discusiones en la Casa Blanca, el presidente venci¨® su escepticismo inicial y puso la maquinaria militar de EE UU al servicio de una alianza que inclu¨ªa a Francia y Reino Unido. La intervenci¨®n acab¨® con la ca¨ªda de otro dictador, Muamar el Gadafi.
En pocos d¨ªas, la Administraci¨®n Obama ha pasado de las palabras amenazantes a Rusia a aceptar la oferta de di¨¢logo
Tres a?os despu¨¦s, el caos en Libia y los avances yihadistas, facilitados por el vac¨ªo de poder, se ven en Washington como una lecci¨®n. A esto se suma la experiencia de la invasi¨®n terrestre de Irak en 2003 y el fracaso de la ocupaci¨®n. Es otra lecci¨®n, no s¨®lo sobre los peligros de desplegar tropas en Oriente Pr¨®ximo, sino de tomar partido en conflictos civiles enquistados.
¡°El presidente cree que una conversaci¨®n de militares a militares es un paso importante y espero que se produzca en breve¡±, dijo el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, en Londres. Poco despu¨¦s, el Pent¨¢gono anunci¨® que el secretario de Defensa, Ash Carter, hab¨ªa hablado por tel¨¦fono con su hom¨®logo ruso, Sergu¨¦i Shoigu, por primera vez desde que Carter accedi¨® al cargo hace siete meses.
El objetivo inmediato del di¨¢logo es desactivar las tensiones por la implicaci¨®n creciente de Rusia en Siria. En las ¨²ltimas semanas, Rusia ha aumentado el apoyo militar al r¨¦gimen sirio. La ayuda incluye el env¨ªo de armamento y personal militar. Aunque EE UU comparte enemigo con El Asad y con Rusia --los yihadistas del Estado Isl¨¢mico-- se resiste a formalizar una alianza con El Asad y ve con inquietud la presencia rusa en Siria.
El caos en Libia y los avances yihadistas, facilitados por el vac¨ªo de poder, se ven en Washington como una lecci¨®n
El Asad ya no es, como al principio de la guerra, el enemigo a batir: ahora es el yihadismo. Pero tampoco es un aliado. Desde hace un a?o EE UU bombardea posiciones del Estado Isl¨¢mico.
En pocos d¨ªas, la Administraci¨®n Obama ha pasado de las palabras amenazantes a Rusia a aceptar la oferta de di¨¢logo. Y es posible que a finales de mes Obama se re¨²na con el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Ser¨ªa la primera reuni¨®n en m¨¢s de un a?o.
El di¨¢logo sobre Siria refleja la complejidad de las relaciones entre ambas potencias. El pulso por Ucrania no fue obst¨¢culo para que Kerry y su hom¨®logo, Serguei Lavrov, colaborasen en la negociaci¨®n del acuerdo nuclear con Ir¨¢n en julio. Los estadounidenses necesitaban a los rusos en la negociaci¨®n iran¨ª. Y hoy los necesitan de nuevo ante la sangr¨ªa siria y la crisis de los refugiados.
Siria es un rompecabezas para Obama. Cuando comenz¨® la guerra, ped¨ªa la marcha de El Asad. Despu¨¦s, dijo que, si este usaba armas qu¨ªmicas, EE UU intervendr¨ªa. Cuando en 2013 Washington tuvo pruebas de que las us¨®, evit¨® intervenir. Intervino un a?o despu¨¦s, pero no contra el Asad sino contra sus enemigos yihadistas. Despu¨¦s puso en marcha un plan de 500 millones de d¨®lares para armar y entrenar a rebeldes moderados. Deb¨ªan ser 5.400 en el primer a?o. Seg¨²n ha admitido el Pent¨¢gono, s¨®lo cuatro o cinco est¨¢n en combate.
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