Transmilenio no basta
Los bogotanos se quejan de un sistema de autobuses que no cubre la gran demanda de los ciudadanos
Todos quer¨ªan ver si ser¨ªa capaz de hacerlo. El alcalde de Bogot¨¢, Enrique Pe?alosa, cerr¨® los ojos rodeado de c¨¢maras y dej¨® que un barbero se llevara lo que durante m¨¢s de 16 a?os caracteriz¨® su imagen. Era el 18 de diciembre del 2000 y el entonces mandatario de la capital colombiana cumpl¨ªa con la promesa de quitarse la barba el d¨ªa en que empez¨® a funcionar su m¨¢s ambicioso ¡ªy para algunos imposible¡ª proyecto: 14 buses rojos movieron ese d¨ªa a 25.000 pasajeros. Transmilenio, el sistema de transporte creado para mejorar la movilidad de Bogot¨¢, hab¨ªa empezado a funcionar.
Los bogotanos estaban lejos de pensar que 15 a?os despu¨¦s la flota de autobuses aumentar¨ªa a 1.500 y que m¨¢s de dos millones de personas (de los siete de la ciudad) depender¨ªan de este medio para moverse. Despu¨¦s de seis d¨¦cadas de escuchar a presidentes y alcaldes hablar de estudios para implementar el metro, los ciudadanos siguen esper¨¢ndolo mientras ven c¨®mo los buses rojos que les maravillaron hace a?os perdieron la capacidad de responder a sus necesidades.
Desde antes de las cinco de la ma?ana, los bogotanos afrontan sus primeras peleas. Las largas filas para entrar a las estaciones, que en algunos casos alcanzan hasta 45 minutos, son la preparaci¨®n de lo que vendr¨¢ en el camino. ¡°Uno nunca sabe cu¨¢nto se va a demorar¡±, dice Laura Contreras, que con des¨¢nimo asegura que tardar m¨¢s o menos en el viaje, depende de ¡°con qu¨¦ tanta fuerza logre empujar¡±. Ella vive en el sur de Bogot¨¢, tiene 21 a?os y apenas supera los 1,50 metros de estatura. Para llegar a la academia donde estudia, en el centro, debe entrar en uno de los buses dos horas antes de sus clases. ¡°Para los hombres no es tan dif¨ªcil como para nosotras, hay d¨ªas en que esto est¨¢ tan lleno que si no logramos sacar fuerzas para empujar, no viajamos¡±. Hay golpes, apretones, insultos...
Un modelo que inspira a otras urbes
Transmilenio es el sistema de este tipo m¨¢s grande en extensi¨®n y demanda de Am¨¦rica Latina y su modelo ha servido de inspiraci¨®n a ciudades como Lima, Santiago, Buenos Aires y M¨¦xico DF; sin embargo fue dejado solo con la responsabilidad de suplir la ausencia del metro, que tanto claman los bogotanos.
Cada hora, en el tramo de m¨¢s demanda, en el centro de Bogot¨¢ se mueven 48.000 pasajeros en un solo sentido. ¡°Un corredor en la Avenida Brasil en R¨ªo de Janeiro espera mover 56.000 personas con estaciones m¨¢s grandes e intersecciones a desnivel¡±, dice el experto en movilidad Dar¨ªo Hidalgo, para explicar la falta de cari?o¡± de los alcaldes por Transmilenio.
En cualquiera de las 134 estaciones que tiene el sistema la escena se repite. La falta de claridad sobre las frecuencias de los buses hace que las puertas donde los pasajeros esperan se atiborren de gente en pocos minutos. Las ri?as y lo robos son parte del panorama. El desespero de algunos viajeros les lleva a patear las puertas, a romper lo primero que se les atraviese. En los cuatro puntos que tiene la Alcald¨ªa para que se denuncien hechos delictivos dentro de Transmilenio, hay cientos de quejas a diario. Seg¨²n los ¨²ltimos resultados de la encuesta Bogot¨¢, c¨®mo vamos, que mide el pulso a la ciudad, solo el 15% de quienes usan este transporte se sienten satisfechos con ¨¦l.
Pero no siempre fue as¨ª. La idea de Transmilenio naci¨® en 1998 como la estrategia para mejorar el tr¨¢nsito en Bogot¨¢ de Enrique Pe?alosa (alcalde entre 1998 y 2000, y hoy de nuevo candidato para las elecciones del pr¨®ximo 25 de octubre). Se inspir¨® en experiencias brasile?as como la de la ciudad de Curitiba, cuna de los sistemas de bus de tr¨¢nsito r¨¢pido, pero pronto super¨® el modelo.
¡°Bogot¨¢ se volvi¨® como una Curitiba con esteroides¡±, cuenta Dar¨ªo Hidalgo, experto en movilidad del Centro WRI Ross de Ciudades Sostenibles. La capital fue testigo de c¨®mo miles de buses viejos que invad¨ªan las v¨ªas fueron reemplazados por un moderno sistema con carriles exclusivos para su tr¨¢nsito.
Robos y quejas
¡°Se comprob¨® que mientras un bus tradicional ten¨ªa la capacidad de recoger a un pasajero por cada kil¨®metro, el nuevo transporte recog¨ªa cinco. Eso represent¨® un avance en tema de medio ambiente y de movilidad¡±, explica Hidalgo. Lo que tal vez no se esperaba era el aumento de la demanda, que ha sido superior al 7% anual. ¡°El sistema no ha crecido al ritmo de la demanda¡±, asegura. Recuerda que en los primeros seis a?os se construyeron 84 kil¨®metros de v¨ªa para el tr¨¢nsito de estos buses. Entre 2006 y 2012, 28 kil¨®metros, y en la actualidad hay un plan para realizar 35 kil¨®metros m¨¢s, pero a¨²n no se ha empezado a ejecutar. Los usuarios poco saben del asunto t¨¦cnico, solo piden que haya m¨¢s cobertura, quieren dejar de referirse al sistema como Transmilleno por su constante congesti¨®n.
En Transmilenio se mezclan todos los aspectos negativos de la ciudad. Adem¨¢s de los robos y las peleas, tambi¨¦n est¨¢n las ventas ambulantes aunque est¨¦n prohibidas. En una ma?ana es f¨¢cil ver en un solo bus c¨®mo hay quien ofrece dulces, libros o joyas; m¨²sicos que se las ingenian para meter instrumentos musicales como arpas que casi no caben por las puertas y perros sin due?o que se pasean de bus en bus, mientras las autoridades intentan, sin ¨¦xito, atajar a quienes entran al sistema sin pagar. Los c¨¢lculos de Transmilenio hablan de 25.000 colados por d¨ªa.
Transmilenio quer¨ªa ser la imagen de la Bogot¨¢ del tercer Milenio. Al principio lo fue, como s¨ªmbolo de progreso. Quince a?os despu¨¦s es el retrato de un grito desesperado de los bogotanos.
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