El g¨¦nero pasa la cuenta
El basti¨®n femenino de Bachelet comenz¨® a erosionarse el a?o pasado
Los aplausos cerrados que la presidenta Bachelet recibi¨® en la ONU al defender el proyecto de ley que intenta despenalizar el aborto terap¨¦utico no encuentran un entusiasmo correlativo en las chilenas. A pesar del avance en medidas que incluyen la aprobaci¨®n de cuotas en la reforma electoral; la creaci¨®n del Ministerio de la Mujer y Equidad de G¨¦nero y la promesa de 40% de mujeres en los directorios de las empresas estatales para 2018, ha dejado de concitar ese apoyo transversal que se denomin¨® solidaridad de g¨¦nero.
El basti¨®n femenino comenz¨® a erosionarse el a?o pasado. La encuesta CEP reporta una ca¨ªda, desde julio 2014 a septiembre 2015, de 31 puntos mientras que en los hombres la ca¨ªda es s¨®lo de 7. Es m¨¢s, su agenda actual, aunque todav¨ªa centrada en la igualdad binaria entre hombres y mujeres, tambi¨¦n desaf¨ªa la heterosexualidad normativa: junto con aprobarse el Acuerdo de Uni¨®n Civil, se discute en el Congreso una ley de identidad de g¨¦nero.
?A qu¨¦ se debe la falta de respaldo femenino a una presidenta que, adem¨¢s de haber sido la primera directora de ONU Mujeres, es vista a nivel mundial como la m¨¢s comprometida con los derechos de quienes, en todas partes, componen la mitad de la poblaci¨®n?
Una explicaci¨®n es que la mandataria poco o nada habla del asunto. De ello, quiz¨¢s injustamente, de deriva una menor centralidad, la que contrasta con su anterior gobierno donde el discurso de g¨¦nero le flu¨ªa por los poros, generando reconocido impacto simb¨®lico. Se se?ala que aparece como m¨¢s izquierdista por estar a la cabeza de un programa que desaf¨ªa el protagonismo que el mercado ejerce en la vida de los chilenos. Que no se destaque que su cambio tambi¨¦n pasa por el g¨¦nero obedece a que, a nivel de un debate p¨²blico hegemonizado por hombres, el tema es secundario. Sin embargo, en el presidencialismo, la orientaci¨®n discursiva de quien conduce el pa¨ªs es importante. Se le asigna el rol de "gran comunicador" dada su capacidad de impulsi¨®n de la agenda pol¨ªtica.
Si hay un fantasma que recorre Chile es el sexismo institucional y la primac¨ªa del ideal masculino como est¨¢ndar
?A qu¨¦ podr¨ªa obedecer su silencio de g¨¦nero? Una hip¨®tesis, no la ¨²nica, es que desastres naturales y reformas estructurales opacan el resto de la agenda. Por otro lado, al final de su anterior gobierno, expres¨® una curiosa confianza acerca de que quien la suceder¨ªa mantendr¨ªa el criterio paritario. No solamente el gobierno de derecha de Sebasti¨¢n Pi?era, quien la sucedi¨® en 2010, la despach¨® de un plumazo sino que ella misma no la reedit¨®. De su actual gabinete, integrado solamente por siete ministras, no se desprende que las mujeres no importen. Por el llamado "Segundo Piso" de la casa de gobierno transitan muchas. Si quisiera llegar m¨¢s lejos, un golpe a la c¨¢tedra ser¨ªa la creaci¨®n de un espacio dedicado a la igualdad de g¨¦nero, pero ahora en el coraz¨®n de la asesor¨ªa presidencial.
Es en la evaluaci¨®n del ejercicio de su liderazgo donde Bachelet encuentra importantes dolores de cabeza. Si hay un fantasma que recorre Chile es el sexismo institucional y la primac¨ªa del ideal masculino como est¨¢ndar. Su llegada por partida doble a la presidencia no ha logrado romper la asociaci¨®n entre liderazgo y masculinidad a pesar de sus esfuerzos previos por reivindicar una forma de conducci¨®n distinta.
Las dificultades que ha experimentado para llevar adelante las reformas, los esc¨¢ndalos de financiamiento ilegal de campa?as y el caso Caval, que involucra a su hijo en especulaci¨®n inmobiliaria aparentemente asociada a tr¨¢fico de influencias, ha llevado a que sus cr¨ªticos promuevan la idea de vac¨ªo pol¨ªtico. Obligada a desmentir dos veces rumores de su posible renuncia, ha emprendido importantes medidas que van, desde cirug¨ªa mayor a un gabinete de la que no se salv¨® ni el comit¨¦ pol¨ªtico hasta c¨®nclaves varios con su coalici¨®n, pasando por el nombramiento de una comisi¨®n anticorrupci¨®n.
Algunos analistas se?alan que habr¨ªa desbordado el cargo con su subjetividad, asoci¨¢ndola a mero sentimiento como si los anteriores presidentes fuesen de piedra. Se ha visto compelida, incluso, a disociarse entre su condici¨®n de madre y presidenta. La exigencia reviste incluso mayor ferocidad en mujeres que hacen de la maternidad el v¨¦rtice de la identidad femenina. ?C¨®mo no envidiar por momentos a un Obama que es celebrado cada vez que alude a sus propias hijas?
El abandono discursivo del g¨¦nero, por otra parte, poco ayuda a la denuncia de machismo que intentan promover mujeres afines al gobierno. Sucede que tambi¨¦n dej¨® de lado otra dimensi¨®n: el g¨¦nero como estrategia para enfrentar los obst¨¢culos. Nadie puede negar la eficiencia del recurso que hiciera del "femicidio pol¨ªtico", entendido como las exigencias mayores a las que se ven sometidas las mujeres que quieren volar m¨¢s alto. Habiendo dejado el cargo en 2010 con un apoyo in¨¦dito de 80% ?habr¨¢ cre¨ªdo que nunca m¨¢s llegar¨ªa a necesitarlo?
Mar¨ªa de los ?ngeles Fern¨¢ndez Ramil es analista pol¨ªtica y presidenta de @Hay_Mujeres
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