El bloqueo israel¨ª deja atrapados a los 20.000 palestinos de Issawiya
La polic¨ªa israel¨ª cierra todos los accesos menos uno a este distrito de Jerusal¨¦n Este
Munir dej¨® al mediod¨ªa del jueves su trabajo en el pol¨ªgono industrial de Issawiya y se puso a dirigir el tr¨¢fico como voluntario. ¡°Parece que quieren que nos marchemos de nuestra propia ciudad, pero no nos iremos porque hemos nacido aqu¨ª¡±, se quejaba este contable de 23 a?os en medio de la gresca entre un taxista y un repartidor en pleno atasco. Un ret¨¦n de la polic¨ªa de fronteras de Israel integrado por ocho agentes fuertemente armados controlaba el cruce con la carretera de Jeric¨®, el ¨²nico acceso que sigue abierto a esta barriada de 20.000 habitantes que se extiende por la ladera opuesta al Monte de los Olivos. Bloques de hormig¨®n cierran desde el martes las dem¨¢s salidas.
EE UU ve un excesivo uso de la fuerza israel¨ª
Las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, John Kirby, que el mi¨¦rcoles dijo que Israel estaba usando una ¡°fuerza desproporcionada¡± para hacer frente a la ola de violencia, levantaron ayer una polvareda en Jerusal¨¦n, donde varios ministros le acusaron de ¡°hip¨®crita¡±. El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, ha anunciado una inmediata visita a Israel y Palestina para intentar rebajar la tensi¨®n.
El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, rechaz¨® este jueves en una conferencia de prensa que su pa¨ªs haya hecho un excesivo uso de la fuerza contra los palestinos y se mostr¨® dispuesto a reunirse con el presidente palestino, Mahmud Abbas, y con dirigentes ¨¢rabes para contener la actual oleada de violencia.
Los atascos de Issawiya se extendieron a otros barrios ¨¢rabes de Jerusal¨¦n bloqueados por las fuerzas de seguridad, como el campo de refugiados de Shuafat, Shur Baher, Silwan o Ras el Amud, de donde parti¨® el mi¨¦rcoles el joven palestino que acuchill¨® a una mujer de 70 a?os en la estaci¨®n central de autobuses antes de ser tiroteado por la polic¨ªa.
¡°Nosotros no tenemos la culpa de los ataques¡±, se indignaba el taxista Amir al volante de su veh¨ªculo blanco con licencia del Ayuntamiento de Jerusal¨¦n. ¡°Nos cuesta casi dos horas recorrer menos de un kil¨®metro desde el centro de Issawiya hasta el puesto de control¡±, clama. ¡°Como esto dure mucho, voy a tener que vender el taxi¡±.
Varios conductores hacen sonar las bocinas con una resignada cadencia mientras otros echan pie a tierra para matar el tiempo. Entre los vertederos de las cunetas tres ni?os recogen chatarra. ¡°?No al bloqueo!¡±, grita en ingl¨¦s una palestina con el pa?uelo isl¨¢mico ante una c¨¢mara de televisi¨®n mientras enfila hacia el interior del barrio cercado.
El despliegue policial era masivo este jueves en Jerusal¨¦n, con casi un polic¨ªa en cada esquina, en cada parada de autob¨²s y de tranv¨ªa. Adem¨¢s de los retenes permanentes, los agentes de la polic¨ªa montaban puestos de control m¨®viles. Los bloques cuadrados de hormig¨®n completan el cerco al menos a cinco barrios ¨¢rabes, a la espera de la incorporaci¨®n de 300 soldados en Jerusal¨¦n Este para reforzar a la polic¨ªa y de otros 300 militares para vigilar provisionalmente el transporte p¨²blico.
La vida cotidiana en los distritos ¨¢rabes de la Ciudad Santa, ya habitualmente dif¨ªcil por la ausencia de servicios p¨²blicos y el marcado retraso de su econom¨ªa, se ver¨¢ previsiblemente complicada por los bloqueos policiales. ¡°He venido a traer un frigor¨ªfico, pero no creo que vuelva en mucho tiempo¡±, explicaba Mohamed, de 24 a?os, distribuidor de la cadena de comercios palestina Sbitany, en pleno atasco en Issawiya.
Un castigo colectivo
¡°Esto es un castigo colectivo para todos nosotros por los actos de unos pocos¡±, argumentaba. Los agentes israel¨ªes no parec¨ªan tan interesados en inspeccionar los veh¨ªculos o revisar la documentaci¨®n de sus ocupantes como en gestionar con parsimonia el tr¨¢fico de salida del barrio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.