20.000 alemanes exigen en la calle ¡°deportaciones masivas inmediatas¡±
El movimiento xen¨®fobo se radicaliza impulsado por la crisis migratoria
Las dos Alemanias se enfrentaron este lunes en las calles de Dresde. Dos d¨ªas despu¨¦s del atentado xen¨®fobo contra la nueva alcaldesa de Colonia, unas 20.000 personas celebraron el primer cumplea?os del movimiento islam¨®fobo Pegida con un discurso endurecido que pide ¡°deportaciones masivas inmediatas¡±. Separados por un millar de polic¨ªas, en torno a 15.000 manifestantes proasilo reclamaban ¡°coraz¨®n en lugar de odio¡±. Pegida vuelve reforzado por la oleada migratoria que preocupa a todo el pa¨ªs. ¡°?Merkel, fuera!, ?Merkel fuera!¡±, rug¨ªan.
Hace justo un a?o que unos cuantos ciudadanos de Dresde ¡ªla capital de un Estado que tiene solo un 2,2% de extranjeros¡ª salieron a la calle hartos de lo que consideraban un proceso evidente de ¡°islamizaci¨®n de Occidente¡±. En su apogeo, los autodenominados ¡°patriotas europeos¡± de Pegida llegaron a reunir a 25.000 hombres y mujeres furiosos. Protestaban contra las ¨¦lites pol¨ªticas y por asuntos como las pol¨ªticas de g¨¦nero, pero sobre todo les un¨ªa un rechazo radical a la pol¨ªtica de asilo alemana, especialmente si beneficiaba a musulmanes.
Un manifestante de Pegida, herido grave
Un manifestante acudi¨® la semana pasada a la marcha de Pegida con dos horcas con el nombre de la canciller Angela Merkel y del vicecanciller Sigmar Gabriel ¡ªeste ¨²ltimo, mal escrito¡ª. Tras abrir diligencias para investigar si los pat¨ªbulos de madera para los dos l¨ªderes constitu¨ªa un delito, la Fiscal¨ªa de Dresde recibi¨® correos electr¨®nicos con amenazas de muerte.
Ayer no apareci¨® el pat¨ªbulo, pero s¨ª una fotograf¨ªa de Merkel con un disfraz de nazi, una imagen que se hizo habitual en manifestaciones en pa¨ªses como Grecia, pero no en Alemania.
La concentraci¨®n de ayer acab¨® con altercados entre los manifestantes de Pegida y los proasilo. La polic¨ªa inform¨® a ¨²ltima hora de que un manifestante de Pegida hab¨ªa resultado herido grave tras ser atacado por unos desconocidos.
Tras una ¨¦poca de declive, vuelven m¨¢s radicalizados. Sus proclamas antiinmigraci¨®n son m¨¢s directas que entonces. A la marcha de ayer ¡ªen la que la proporci¨®n de grupos de hombres j¨®venes con caras de pocos amigos hab¨ªa aumentado respecto a un a?o atr¨¢s¡ª acudieron representantes del partido xen¨®fobo italiano Liga Norte y de fuerzas an¨¢logas brit¨¢nicas y checas. Y, sobre todo, Pegida vuelve en una coyuntura mucho m¨¢s inflamable. Sus impulsores sienten que la llegada masiva de refugiados ha confirmado las tesis que ellos defend¨ªan. Tommy Robinson, de la Liga de la Defensa Inglesa, alerta a los oyentes de que las ¡°invasiones musulmanas¡± actuales suponen un reto para la civilizaci¨®n europea a la altura de las cruzadas.
Nadie sabe a ciencia cierta cu¨¢ntos refugiados llegar¨¢n este a?o a Alemania, pero sea la cifra que sea ¡ª800.000, un mill¨®n o incluso 1,5 millones, seg¨²n los c¨¢lculos m¨¢s alarmistas¡ª, la ola de refugiados ha situado al pa¨ªs ante un desaf¨ªo hist¨®rico. Y frente a la tesis de la canciller Angela Merkel ¡ªque sostiene que Alemania es un pa¨ªs fuerte que va a saber salir de esta¡ª las 20.000 personas que ayer llenaban la plaza de la ?pera de Dresde, seg¨²n las primeras estimaciones a¨²n no oficiales, exig¨ªan acabar con ¡°el cuento de hadas rom¨¢ntico¡± que cuentan los pol¨ªticos; y aplicar de inmediato ¡°deportaciones masivas¡±, seg¨²n el dec¨¢logo de peticiones con el que convocaron la marcha.
La protesta frente a la ¨®pera donde Richard Wagner estren¨®, entre otras obras, Tannh?user, es solo un s¨ªntoma. Quiz¨¢s sea su parte m¨¢s ruidosa y menos est¨¦tica, pero refleja una intranquilidad que afecta a capas mucho m¨¢s amplias de la poblaci¨®n. Distintas encuestas mostraban en 2014 que entre un tercio y la mitad de los alemanes compart¨ªan algunos postulados de Pegida.
Y la situaci¨®n desde entonces ha empeorado. Solo as¨ª se explica que la hasta ahora intocable Merkel caiga en las encuestas por debajo de colegas que muestran un perfil mucho m¨¢s duro contra los refugiados. O que el partido populista de derechas Alternativa para Alemania, que hace unos meses parec¨ªa consumido por sus luchas intestinas, sea el gran beneficiado de la crisis migratoria que monopoliza el debate pol¨ªtico en Alemania. Si hace unos meses ca¨ªa por debajo del 5% ¡ªel umbral necesario para obtener representaci¨®n parlamentaria¡ª, algunas encuestas le dan una intenci¨®n de voto superior al 7%.
¡°La punta del iceberg¡±
Antes de la protesta, desde su despacho de la Universidad T¨¦cnica de Dresde, el polit¨®logo Werner Patzelt aseguraba que las manifestaciones de Pegida constituyen tan solo ¡°la punta del iceberg¡± de lo que est¨¢ ocurriendo en Alemania.
¡°Una parte importante de la poblaci¨®n respalda algunas de sus ideas. No apoyan a sus l¨ªderes relacionados con la ultraderecha ni sus proclamas m¨¢s radicales, pero s¨ª ideas como que Alemania debe mantener su esencia o no es viable seguir acogiendo a todos los refugiados que lleguen¡±, asegura este polit¨®logo, un gran cr¨ªtico de la pol¨ªtica de puertas abiertas de la canciller Merkel. Seg¨²n una investigaci¨®n que elabor¨® su departamento, un cuarto de los participantes en las marchas de Pegida se identificaba como de extrema derecha o radical. Los tres cuartos restantes se ve¨ªan a s¨ª mismo tan solo como ciudadanos furiosos con la evoluci¨®n del pa¨ªs.
El apelativo de ¡°extrema derecha¡± lo us¨® el domingo por la noche el ministro del Interior alem¨¢n, Thomas de Maizi¨¨re, para referirse a los que acuden a las llamadas de Pegida. El titular de Justicia, Heiko Maas, a?adi¨® ayer que el movimiento xen¨®fobo ¡°siembra el odio que despu¨¦s se convierte en violencia¡±, d¨ªas despu¨¦s de que un militante de ultraderecha atacara con un cuchillo a la candidata a la alcald¨ªa de Colonia, Henriette Reker, la v¨ªspera de las elecciones que gan¨® el domingo. ¡°?Cree que tengo cara de nazi? Estoy aqu¨ª porque creo que la pol¨ªtica del euro y de refugiados es una locura. No tengo nada que ver con la ultraderecha¡±, respond¨ªa Torsten Knesse, uno de los pocos asistentes que acept¨® ayer hablar con EL PA?S.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.