Las elecciones en Guatemala meten en el congelador la ola de indignaci¨®n
El c¨®mico Jimmy Morales absorbe el descontento y encabeza las encuestas
La indignaci¨®n tom¨® un camino inesperado en Guatemala. La enorme ola de protesta social que en septiembre derrib¨® al presidente Otto P¨¦rez Molina y aliment¨® la esperanza de un cambio profundo en el pa¨ªs centroamericano ha entrado en modo de espera. Lejos de cristalizar en una oferta electoral, el heterog¨¦neo movimiento que viraliz¨® la sociedad guatemalteca se ha diluido en estos comicios presidenciales y su presencia ha quedado aletargada, casi congelada. Pero no as¨ª sus efectos. Las energ¨ªas de cambio han sido absorbidas por el c¨®mico, economista y te¨®logo Jimmy Morales, el candidato sorpresa de las elecciones del domingo. Su discurso anticorrupci¨®n, su telegenia y, sobre todo, sus aires de novedad en el rancio cuadril¨¢tero guatemalteco le han permitido encaramarse en las encuestas con m¨¢s del 60% de intenci¨®n de voto.
Jimmy Morales se ha presentado como el candidato de la antipol¨ªtica?y ha recogidoel voto de castigo a las fuerzas tradicionales
Morales se ha presentado como el candidato de la antipol¨ªtica y ha recogido, como ¨¦l mismo reconoce, el voto de castigo a las fuerzas tradicionales. Su beligerancia contra la corrupci¨®n y su imagen de hombre hecho a s¨ª mismo le han acercado a los descontentos. Pero sus postulados le sit¨²an en los ant¨ªpodas del progresismo. Cristiano evang¨¦lico, no s¨®lo rechaza el aborto y el matrimonio gay, sino que, profundamente nacionalista, cuenta con el apoyo incondicional del sector militar, un estamento ultraconservador que rechaza los juicios abiertos por el genocidio maya en los a?os ochenta.
Tampoco la segunda candidata en liza, Sandra Torres, goza de las simpat¨ªas de los indignados. Antigua primera dama, su partido y ella misma forman parte del sistema tradicional. Y su programa, aunque de fuerte impregnaci¨®n socialdem¨®crata, no ha sabido hacerse con el tim¨®n de la protesta. ¡°A fin de cuentas, tanto Morales como Torres son lo mismo. No importa qui¨¦n gane, va a haber pocas diferencias y vamos a tener que volvernos a levantar¡±, afirma Luc¨ªa Mendiz¨¢bal, la empresaria cuya actividad en redes dio origen a la primavera del descontento.
Nacido en abril pasado como reacci¨®n al en¨¦simo esc¨¢ndalo de corrupci¨®n gubernamental, este movimiento ciudadano de estructura abierta y altamente porosa, sedujo a una sociedad harta del continuo saqueo al erario. Ofrec¨ªan frescura, no ten¨ªan l¨ªderes y su mensaje anticorrupci¨®n era di¨¢fano. El universo de las redes sociales les acogi¨® con entusiasmo. Su gen¨¦tica se asemejaba a fen¨®menos como el 15-M espa?ol. Pero su crecimiento y logros lo superaron con creces. En pocas semanas y desde un pa¨ªs con el 25% de la poblaci¨®n en pobreza extrema, sorprendieron al mundo.
Universitarios, campesinos, empresarios y las m¨¢s importantes asociaciones c¨ªvicas se adhirieron a la protesta. A falta de un esqueleto de partido, cada grupo pon¨ªa su propio m¨²sculo para alcanzar el objetivo com¨²n: la ca¨ªda de un Gobierno corrupto. Aupada por la investigaci¨®n de la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad en Guatemala, una suerte de fiscal¨ªa de la ONU, la ola result¨® imparable. En mayo forz¨® la dimisi¨®n de la vicepresidenta, y en septiembre la retirada de la impunidad al general P¨¦rez Molina. Ese fue su c¨¦nit. Desde entonces, las protestas no han vuelto a tener la misma fuerza.
Derribado el jefe de Estad, esa masa heterog¨¦nea perdi¨® su principal punto de uni¨®n. Y la acefalia que tan buenos rendimientos hab¨ªa dado empez¨® a jugar en contra. Sin l¨ªderes ni aparato, los indignados quedaron fuera del juego electoral. La gesti¨®n del descontento cay¨® en manos del ¨²nico elemento visible de la antipol¨ªtica, el candidato Morales. ¡°Lamentablemente nuestra no participaci¨®n en pol¨ªtica le ha beneficiado. En este pa¨ªs no hay una estructura de partidos estable, las formaciones no tienen ideolog¨ªa ni sobreviven a sus l¨ªderes. Son aparatos para llevar caudillos a la presidencia. Y Morales se ha aprovechado de esa circunstancia. Esperemos que en el futuro se forme un partido al que podamos apoyar¡±, indica Mendiz¨¢bal.
En este escenario, hay quien considera que el ciclo de las protestas ha tocado a su fin. Muchos analistas lo niegan. Tambi¨¦n sus organizadores. ¡°Ahora estamos tratando de consolidar una organizaci¨®n lo m¨¢s s¨®lida posible. Vamos a pasar a una fase m¨¢s institucional, de activismo permanente. Sea quien sea quien gane, estaremos vigilando muy de cerca¡±, se?ala ?lvaro Montenegro, otro de los padres de la protesta. Esta vertebraci¨®n del movimiento es uno de los caminos para su conversi¨®n en una fuerza pol¨ªtica. Un anatema hace tan solo un mes, pero que ahora, el previsible triunfo de Morales, ha dado vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.