¡°No hay herederos de Allende en el continente¡±
La hija de Salvador Allende, presidenta del Partido Socialista chileno y senadora defiende que el caso de Chile no se puede comparar a Brasil o M¨¦xico
Isabel Allende (Santiago de Chile, 1945) es mucho m¨¢s que hija del derrocado mandatario chileno Salvador Allende por el golpe de Estado de Pinochet. Fue la primera mujer en presidir el Senado en 200 a?os y su foto imponiendo la banda presidencial a Michelle Bachelet en 2014 hizo historia en su pa¨ªs y en Am¨¦rica Latina. Ahora, adem¨¢s de senadora, es tambi¨¦n la primera presidenta del Partido Socialista de Chile. De paso por Madrid para participar en una conferencia en la Secretar¨ªa General Iberoamericana, asegura que, a pesar de esos avances, queda mucho por hacer por la igualdad de las mujeres, que hay algo de machismo soterrado en las cr¨ªticas a Bachelet y que el nuevo l¨ªder laborista brit¨¢nico, Jeremy Corbyn, con quien se reunir¨¢ esta semana, le parece ¡°un hombre interesante¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ le pasa a Chile? Hay apat¨ªa pol¨ªtica, financiaci¨®n ilegal de los partidos y la popularidad de la presidenta Bachelet est¨¢ bajo m¨ªnimos...
Respuesta. Son varios factores. El programa que Michelle Bachelet propuso era muy transformador, con cambios muy estructurales y que producen incertidumbre. Eso ha generado resistencias. Otro factor es que a lo mejor no hemos sabido explicar bien en qu¨¦ consist¨ªan estos cambios. Eso se ha juntado con que estallaron algunos casos donde se ha descubierto financiaci¨®n irregular de los partidos pol¨ªticos que no est¨¢ comprobada todav¨ªa y que ni siquiera est¨¢ claro que sea delito. Indudablemente, tambi¨¦n el caso, bajo investigaci¨®n, que afect¨® al hijo de la presidenta, que tampoco es corrupci¨®n, sino m¨¢s bien tr¨¢fico de influencias. Se genera entonces una suerte de crispamiento, de irritaci¨®n, una desconfianza de la gente, que se est¨¢ volviendo generalizada, de pensar que todos son iguales.
P. Una sensaci¨®n in¨¦dita en Chile...
R. Por cierto. Porque uno no puede comparar a Chile ni con Brasil, ni con M¨¦xico, sinceramente. La sensaci¨®n es que a nosotros, que ¨¦ramos un pa¨ªs inc¨®lume, tambi¨¦n nos ocurre. Otra cosa es decir que es un pa¨ªs corrupto, yo creo que no. Creo que puede haber una oportunidad para dos cosas: recuperar la confianza, un proceso que va a ser lento, y elevar los est¨¢ndares de la pr¨¢ctica pol¨ªtica y separar definitivamente dinero y pol¨ªtica. La ciudadan¨ªa nos exige una conducta distinta. Sienten que somos casta. Todo esto adem¨¢s se da en un marco econ¨®mico que hac¨ªa muchos a?os que no ocurr¨ªa en Am¨¦rica Latina y es que se acab¨® el ciclo virtuoso de las commodities y eso significa muchos menos ingresos. Es la tormenta perfecta.
P. Dentro de ese descontento, usted figura en muchas listas como presidenciable para 2017. ?Se ve en el Palacio de La Moneda, cerrando el c¨ªrculo?
R. Es muy tremendo que cuando faltan dos a?os para que finalice la presidencia de Bachelet ya estemos hablando de las elecciones. De verdad, es inoportuno¡
P. Pero su nombre suena y el debate existe¡
R. Existe, pero otra cosa es quererlo incentivar, motivar o sentirse parte de ¨¦l. Me niego sistem¨¢ticamente a abordarlo, he dicho que es prematuro. Que lo que tenemos que hacer, despu¨¦s de esta ca¨ªda libre que hemos tenido, es obviamente enderezar para poder despu¨¦s remontar. Mi labor es empujar para que nos vaya bien en las reformas, que termine bien el mandato de Bachelet y ya veremos. En pol¨ªtica un a?o, dos o tres es mucho tiempo.
P. ?Ha supuesto un cambio la llegada de las mujeres al poder en Am¨¦rica Latina?
R. Era inimaginable 10 a?os atr¨¢s, no hab¨ªa ninguna mujer presidenta. Es un giro, mental y culturalmente, porque la gente empieza a pensar que s¨ª es posible. Sobre todo, las mujeres j¨®venes. En el caso de Bachelet, adem¨¢s, intent¨® la paridad en su primer Gobierno y le dio mucho espacio a esa idea, a la igualdad. Con todo, creo que nuestros avances son insuficientes. Seguimos estando, igual que ocurre en el mundo, subrepresentadas en el ¨¢mbito pol¨ªtico, en el corporativo, privado o p¨²blico, ganamos menos, y dif¨ªcilmente tenemos pensiones porque son trabajos inestables y precarios.
P. ?Qu¨¦ le parece la desclasificaci¨®n de los documentos de la CIA que prueban que Pinochet orden¨® el asesinato del excanciller Orlando Letelier y que habr¨ªa intentado matar a su madre? ?Qu¨¦ le ha supuesto?
R. No era muy sorprendente. Es la confirmaci¨®n de lo que siempre supimos. Otra cosa es que sea muy ¨²til que se tenga acceso por primera vez a ese tipo de documentos. La familia Letelier ha dicho que van a pedir abrir el juicio porque hay m¨¢s involucrados de lo que siempre se dijo, fundamentalmente Manuel Contreras y Pinochet, que ya murieron, pero esas cosas nos hacen bien porque solo conociendo los hechos a fondo y luchando por esa justicia se puede decir nunca m¨¢s. Estoy muy de acuerdo con abrir el juicio.
P. ?Qui¨¦nes ser¨ªan los herederos del allendismo en el continente?
R. No creo en esas cosas. En Chile existe mucha gente que se siente allendista en el sentido de que siente la influencia de un hombre que se dedic¨® toda la vida a pensar en los m¨¢s necesitados y me parece bien. Pero no hay un heredero.
P. Es por la reciente pol¨¦mica con su sobrino, que vive en Venezuela, y que la ha acusado de traicionar ese esp¨ªritu tras sus cr¨ªticas al Gobierno de Nicolas Maduro por la sentencia contra Leopoldo L¨®pez¡
R. No hago pol¨¦micas p¨²blicas, pero ¨¦l tiene una visi¨®n de la cual yo discrepo y difiero.
P. El Gobierno boliviano tambi¨¦n invoca a Salvador Allende y esgrime que su padre les habr¨ªa prometido la salida al mar que tiene enfrentados a Chile y Bolivia en la Corte de La Haya.
R. El Gobierno de Evo Morales tiene una forma de entender y ejercer el poder muy distinta a la de Chile. Se trata del primer caso de un presidente boliviano que ha terminado todos sus mandatos y que va en busca de m¨¢s reelecciones. Por eso no me gusta hacer comparaciones. Allende quer¨ªa tener las mejores relaciones con los vecinos, eso no hay que dudarlo, pero nunca prometi¨® una salida al mar. Y soberana, jam¨¢s.
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