El secreto ruso
Ser¨ªa sorprendente que Mosc¨² creyera en la capacidad de El Asad de gobernar tras la guerra
La intervenci¨®n rusa en Siria ha cambiado las coordenadas geopol¨ªticas del conflicto que Bachar el Asad enfrenta desde hace cuatro a?os, primero frente a una revuelta pac¨ªfica en 2011 ferozmente reprimida, despu¨¦s aprovechando una guerra civil interconfesional que ha incentivado, finalmente en contra de la guerra total declarada por el Estado isl¨¢mico (Daesh en ¨¢rabe). Hasta ah¨ª, amparada por la legalidad internacional del Estado sirio y el ejemplo del precedente libio (en este caso, la coalici¨®n internacional ten¨ªa por mandato ¨²nicamente impedir a Gadafi el uso de su aviaci¨®n contra los insurgentes pero no destruir, como hizo violando la resoluci¨®n 1970 de la ONU, al r¨¦gimen), Rusia sosten¨ªa militarmente a El Asad apostando por su victoria r¨¢pida. La intervenci¨®n de EE UU, Francia, Arabia Saud¨ª y otros pa¨ªses cambi¨® las relaciones de fuerzas sobre el terreno, volviendo imposible esa posibilidad. Pero, sobre todo, dadas la debilidad y ausencia de representatividad de las fuerzas militares de la insurrecci¨®n siria, esta situaci¨®n ha permitido de facto a Daesh volverse el actor militar principal del conflicto, capaz de vencer incluso al Ej¨¦rcito de El Asad y de extender el caos por toda la regi¨®n.
La intervenci¨®n militar de Rusia constituye ahora la primera respuesta seria para crear las condiciones de una posible salida del conflicto. Parece que se est¨¢ produciendo, al igual que con el desarme qu¨ªmico de Siria, en complicidad objetiva con Estados Unidos (Francia, cuya diplomacia ha estado particularmente ciega a las circunstancias profundas de este conflicto, es, una vez m¨¢s, dejada a un lado), y que terminar¨¢ en un consenso internacional para destruir a Daesh. Si bien hay acuerdo entre todos los protagonistas (incluido Israel) para mantener la integridad territorial del Estado sirio, la divergencia se debe al futuro del dictador sirio y a la naturaleza del r¨¦gimen que ser¨¢ instaurado tras ¨¦l. Los rusos sostienen a El Asad para salir de la crisis, pero ser¨ªa sorprendente que creyeran en su capacidad para gobernar pac¨ªficamente una vez que se haya restablecido el orden en el pa¨ªs. Saben que hay en Siria combatientes yihadistas rusos (chechenos) pero ante todo, no pueden abandonar ahora a El Asad porque tienen mucho que perder en la regi¨®n frente a EE UU.
Ir¨¢n est¨¢ en la misma situaci¨®n frente a Arabia Saud¨ª. Ahora bien, la intervenci¨®n directa de la aviaci¨®n rusa ha hecho evolucionar r¨¢pidamente la situaci¨®n. Los americanos la aprueban y acaban de aceptar que la salida de El Asad no sea ya, de momento, una condici¨®n para la soluci¨®n. Arabia Saud¨ª y Turqu¨ªa est¨¢n, aunque de mala gana, en la misma l¨ªnea. La reuni¨®n de ayer (a la que no fueron invitados ni el Gobierno sirio ni la oposici¨®n armada), tomando en cuenta esta nueva situaci¨®n, busca un acuerdo internacional sobre este objetivo. Si esto se consigue realmente, empezar¨¢ la gran batalla de la negociaci¨®n sobre la transici¨®n, dado que todos saben que Bachar el Asad deber¨¢ irse. ?C¨®mo y cu¨¢ndo? Es el secreto ruso¡
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