El modelo de var¨®n puro macho, ?est¨¢ saliendo de escena?
La violencia no nace del vientre de la mujer, la han ejercido siempre contra ella
Los temas sobre la mujer como sujeto de violencia, sus conflictos, acosos y hasta sus muertes por parte de los varones, se hacen cada d¨ªa m¨¢s actuales y ocupan buena parte de la informaci¨®n diaria.
En el Congreso de diputados se confabulan la pol¨ªtica y la religi¨®n para restringir derechos sagrados de las mujeres sobre su cuerpo.
Y sin embargo el tema masculino est¨¢ cada vez menos de moda en el mundo. Y si lo est¨¢ se debe m¨¢s bien a la pol¨¦mica sobre la homosexualidad. La topolog¨ªa del var¨®n puro-macho empieza a desaparecer.
El hombre es noticia y aplaudido hoy m¨¢s bien cuando empieza a despojarse de su cultura de violencia y es capaz de compartir con su pareja tareas que hasta hace poco d¨ªa eran consideradas s¨®lo femeninas, como cuando act¨²a tambi¨¦n como madre en el cuidado de los hijos ?Cu¨¢ntos hombres hace s¨®lo 30 a?os sab¨ªan cambiar un pa?al?
A los hombres les gusta hablar de la ¡°inseguridad femenina¡± y repetir aquello de ¡°ellas nos necesitan¡±. La antrop¨®loga Miriam Goldenberg, en su columna de Folha se pregunta sin embargo, con iron¨ªa: ¡°?Por qu¨¦ los hombres son tan rid¨ªculos?¡±, y relata confesiones de hombres que coleccionan fracasos amorosos con tal de ¡°no quedarse solos¡±.
Recuerda que es un t¨®pico hablar de la ¡°inseguridad femenina¡±. Y se pregunta: ¡°?Y la fragilidad masculina?¡±
El hombre es noticia y aplaudido hoy m¨¢s bien cuando empieza a despojarse de su cultura de violencia
?Estar¨¢ entonces en crisis o en evoluci¨®n el concepto antiguo de femenino y masculino? Un amigo me hace notar que las mujeres de hoy se sienten cada vez m¨¢s a gusto, como amigas y hasta como confidentes, de los homosexuales ?Por qu¨¦ ser¨¢?
El movimiento feminista cambi¨® muchas cosas; fue un rescate social de la dignidad de la mujer, que la arranc¨® de su at¨¢vico lugar de dependencia del var¨®n. Tuvo momentos de gloria y algunos tropiezos como, por ejemplo, la tentaci¨®n de disfrazarse con los viejos atributos masculinos para sentirse emancipada y triunfadora en una sociedad radicalmente machista.
Hoy existe el peligro de que muchas mujeres olviden que en los albores de la Humanidad, la mujer y el misterio de su feminidad ya fueron bien superiores a los del var¨®n, que culmin¨® su carrera de dominador cuando, en la civilizaci¨®n griega, se cambi¨® el g¨¦nero a Dios, haci¨¦ndolo masculino.
La primera divinidad de la Historia fue, en efecto, mujer. Era Thea, la diosa de la Tierra, y de la fecundidad. Todo lo relacionado con la vida, con lo que germina, estuvo desde la antig¨¹edad ligado a lo femenino.
La mujer, en la antig¨¹edad, estuvo m¨¢s cercana de la paz que de la violencia y la guerra, porque era la guardiana de la vida. En la prehistoria la caza la hac¨ªan los varones. Eran ellos quienes mataban. Las mujeres sembraban las semillas. Cuidaban de la vida, m¨¢s que de la muerte. Son las mujeres, hasta hoy, las que m¨¢s lloran la muerte de los hijos.
Alguien ha escrito que un hombre no deber¨ªa sentirse tal hasta que una mujer no llore por ¨¦l.
Las mujeres no deben ser ya remedos de un molde masculino que se est¨¢ agotando
Las mujeres no deben ser ya remedos de un molde masculino que se est¨¢ agotando, ya que hasta el var¨®n est¨¢ descubriendo su porci¨®n oculta de feminidad para poder, parad¨®jicamente, entender mejor a la mujer y su sexualidad.
Hoy dif¨ªcilmente encontramos padres y madres que se sientan orgullosos de que sus hijos vayan a combatir en la guerra, y ello se lo debemos, sobre todo, a la mujer. ?Existir¨ªan las guerras si s¨®lo se pudieran declarar con el consenso de todas las madres del mundo?
?Por qu¨¦ gusta tanto hoy a creyentes y agn¨®sticos, y sobre todo a las mujeres, el poco macho Francisco, el primer papa sin miedo a la mujer?
Lo que muchos olvidan hoy en la actual discusi¨®n del papel masculino y femenino en la sociedad es que la mujer no es s¨®lo un g¨¦nero, sino tambi¨¦n un s¨ªmbolo, un enigma. Es axioma y mito. Y sobre todo, en un mundo que parece ya sin velos, la mujer sigue custodiando y alimentando el misterio.
Si puede concebirse un mundo sin varones, no lo ser¨ªa sin mujeres. Alguien ha escrito que sin la mujer los muertos se negar¨ªan a resucitar. La mujer, nos guste o no a los hombres, sigue siendo el arquetipo de la acogida, de la que habla Jung, que empieza con el ni?o nutri¨¦ndose de su pecho, y que buscar¨¢ de adulto en los grandes arquetipos de la Patria, la Iglesia o la Pol¨ªtica, instituciones todas ellas de g¨¦nero femenino.
Es posible que la Humanidad necesite a¨²n muchos siglos hasta que sea capaz de devolver a la mujer la importancia y primac¨ªa que le concedi¨® la naturaleza y que el var¨®n y las Iglesias le fueron usurpando, convirti¨¦ndola en subordinada y a veces hasta en esclava.
?Por qu¨¦ los hombres seguimos siendo menos capaces de vivir solos que las mujeres? ?Por qu¨¦ las mujeres suelen vivir m¨¢s que nosotros? ?No ser¨¢ que la naturaleza las protege m¨¢s precisamente porque son m¨¢s indispensables a la vida que los varones? Eso es lo que defienden los analistas de la gen¨¦tica.
La mujer no es s¨®lo un g¨¦nero, sino tambi¨¦n un s¨ªmbolo, un enigma
Sin la mujer y su misterio, el hombre seguir¨ªa aun vagando en busca de su propia identidad. Di¨®genes recorr¨ªa las calles con su linterna ¡°buscando a un hombre¡±. El mundo de hoy ?no estar¨¢ en busca de lo que de mujer anida tambi¨¦n en el var¨®n? El machismo y el amor por la guerra y las armas son hermanos siameses de la fascinaci¨®n por la violencia.
Las armas que la mujer cultiva en secreto dif¨ªcilmente huelen a p¨®lvora. La violencia no nace de su vientre, la han ejercido siempre contra ella.
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