Ben Carson, un neurocirujano sometido al bistur¨ª
El ascenso del aspirante republicano atrae el escrutinio sobre su vida
Ben Carson ten¨ªa 14 a?os cuando intent¨® clavar un cuchillo en el vientre de un compa?ero de clase. Por suerte, la hebilla del cintur¨®n par¨® el golpe y el amigo se salv¨®.
Despu¨¦s de una infancia de pobreza y violencia en Detroit, Carson sustituy¨® el cuchillo por el bistur¨ª y se convirti¨® en una eminencia de la neurocirug¨ªa pedi¨¢trica, famoso por ser el primero en separar con ¨¦xito a dos gemelos unidos por la cabeza. Relata el episodio del intento de acuchillamiento en su autobiograf¨ªa, Gifted Hands (Manos prodigiosas).
Carson es candidato para la nominaci¨®n del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de noviembre de 2016. En los ¨²ltimos sondeos supera al magnate Donald Trump, favorito desde que irrumpi¨® en la campa?a a principios del verano con su ret¨®rica populista.
Lo habitual es que un candidato intente ocultar los episodios vergonzantes de su pasado y se irrite cuando los periodistas intentan revelarlos. Con Carson, de 64 a?os, ocurre lo contrario. En vez de ocultar sus fechor¨ªas, las exhibe. Son sus medallas: refuerzan su biograf¨ªa ejemplar de pecado y redenci¨®n.
La fuerza de los republicanos negros
En la campa?a para las elecciones presidenciales de 2016, el Partido Dem¨®crata es el que apela a las minor¨ªas, pero el Partido Republicano, percibido como un partido de hombres blancos, es el m¨¢s diverso. Entre sus candidatos tiene a dos latinos (los senadores de origen cubano Marco Rubio y Ted Cruz), a un latino de adopci¨®n (Jeb Bush, casado con Columba, que naci¨® en M¨¦xico) y a un negro, el neurocirujano retirado Ben Carson.
El primer senador negro tras la era de la segregaci¨®n fue un republicano, Edward Brooke, elegido en 1966. El primer secretario de Estado negro fue un republicano, el general Colin Powell, en 2001. Y el segundo, Condoleezza Rice. Ambos, nombrados por el presidente republicano George W. Bush. El ¨²nico miembro negro del Tribunal Supremo, Clarence Thomas, es uno de los m¨¢s conservadores.
Pocas cosas gustan tanto a las bases republicanas como escuchar a un afroamericano denunciando las pol¨ªticas del primer presidente afroamericano, Barack Obama. Es parte del atractivo de Carson: deshace las acusaciones de racismo. Que funcione con el electorado negro, el m¨¢s fiel al Partido Dem¨®crata, es m¨¢s improbable.
Esta semana se ha enfrentado a la prensa porque ¨¦sta desconf¨ªa de su versi¨®n sobre el intento de acuchillar al compa?ero de clase. Y ¨¦l se esfuerza por demostrar que s¨ª, que todo ocurri¨® de esa manera, que, en contra de los que afirman sus rivales, ¨¦l fue un aut¨¦ntico delincuente juvenil.
Es c¨ªclico. Cuando un candidato que no est¨¢ entre los favoritos empieza a subir en los sondeos, los periodistas se lanzan en una competici¨®n por escarbar, no en su programa electoral sino en su biograf¨ªa, en sus fallas morales, lo que aqu¨ª llaman el car¨¢cter, la integridad personal. Despu¨¦s, suele desparecer. ?Qui¨¦n recuerda hoy a Herman Cain, el empresario pizzero, afroamericano como Carson, que hace cuatro a?os lider¨® ef¨ªmeramente los sondeos de los aspirantes republicanos?
El diezmo b¨ªblico
El doctor Carson, miembro de la Iglesia adventista del s¨¦ptimo d¨ªa, combina un tono calmado, casi anestesiado, con un discurso fieramente conservador que excita a las bases m¨¢s radicales del partido y atrae a los votantes evang¨¦licos, un electorado clave. Compara los Estados Unidos de Barack Obama con la Alemania nazi, y el derecho al aborto o la reforma sanitaria impulsada por el dem¨®crata Obama con la esclavitud. Tambi¨¦n sostiene que un musulm¨¢n no puede ser presidente de este pa¨ªs. Cuando, en los debates, los moderadores le preguntan por la viabilidad de su plan econ¨®mico ¡ªun diezmo de inspiraci¨®n b¨ªblica: un tipo impositivo ¨²nico del 10% para todos los contribuyentes¡ª se enreda con respuestas vagas.
Carson es el hombre del d¨ªa en la campa?a republicana ¡ªcon el ritmo fren¨¦tico de las redes sociales y las noticias al minuto, los hombres o mujeres del d¨ªa se suceden a velocidad vertiginosa¡ª y nada escapa a la lupa de los sabuesos.
La cadena CNN investig¨® el posible apu?alamiento y no encontr¨® nada. El diario Politico indag¨® en la supuesta beca que, seg¨²n cuenta Carson en su autobiograf¨ªa, la academia militar de West Point le ofreci¨®. Y ha descubierto que la oferta, nada menos que del famoso general William Westmoreland, nunca fue formal: no consta en ning¨²n registro. En realidad, West Point ni siquiera ofrece becas porque la educaci¨®n all¨ª es gratuita.
No est¨¢ claro que las imprecisiones en su biograf¨ªa afecten al doctor Carson. Se ha escrito que esta campa?a desaf¨ªa las leyes de la gravedad pol¨ªtica. As¨ª es. Trump ofendi¨® a las mujeres, a los excombatientes, a los latinos y a periodistas estrella conservadores. En vez de hundirse en los sondeos, como indicar¨ªa el sentido com¨²n y los antecedentes, su popularidad se dispar¨®.
Cuando faltan tres meses para el inicio de las primarias que elegir¨¢n al nominado republicano, Trump sigue en lo alto, junto a otro novato en la pol¨ªtica como Carson. ?Qu¨¦ puede hundirles?
Un gobernador de Luisiana dijo una vez: ¡°S¨®lo podr¨ªa perder esta elecci¨®n si me pillan en la cama con una chica muerta o con un chico vivo¡±. Las normas antiguas ya no valen.
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