El Gobierno incumple lo de cortar en su propia carne
Los brasile?os no quieren m¨¢s recortes porque saben que son los pol¨ªticos quienes les han arruinado
Imag¨ªnense esta historia familiar: el padre y la madre viven por encima de sus posibilidades, con coches de lujo, viajes caros, empleados en cada esquina de la casa, derroche de todo tipo.
Un d¨ªa, los hijos descubren que la situaci¨®n econ¨®mica de la familia es ruinosa, que sus padres deben m¨¢s de lo que poseen.
No pudiendo esconder la realidad, confiesan a los hijos que no tienen c¨®mo pagar las deudas acumuladas y que hay que empezar a apretarse el cintur¨®n. ?C¨®mo? Cortando gastos b¨¢sicos de la casa, reduciendo todo a una econom¨ªa de guerra.
Los hijos preguntan a los padres si tambi¨¦n ellos van a empezar a hacer sacrificios, a cortar en su propia carne. Prometen que s¨ª, pero pasado un tiempo, mientras a ellos se les exigen cada d¨ªa mayores cortes y sacrificios, como dejar de ir al cine, comer una pizza fuera de casa, vender la moto, y hasta dejar de frecuentar un curso de ingl¨¦s, ven que sus padres poco o nada han sido capaces de sacrificar. Siguen con sus lujos, viajando sin necesidad, saliendo a cenar a los restaurantes caros, sin prescindir de uno s¨®lo de sus numerosos asesores y secretarios.
Y ahora les pregunto: ?Cu¨¢l ser¨ªa la reacci¨®n de aquellos hijos dentro de aquella familia? Como m¨ªnimo dir¨ªan a sus padres: ¡°O vosotros cort¨¢is gastos en vuestra propia carne, o no ten¨¦is el derecho de exigirnos m¨¢s sacrificios a nosotros. Despu¨¦s que nos hay¨¢is dado ejemplo de austeridad, volved a hablar con nosotros. Punto¡±.
?Les recuerda esta historia algo parecido a lo que est¨¢ aconteciendo con la crisis de Brasil?
El grito de guerra del Gobierno, o cuando no se atreve a gritar, las s¨²plicas de rodillas al Congreso para que usen tijeras y cuchillos para cortar en la carne de los contribuyentes, aumentando impuestos y renunciando a derechos adquiridos para poder hacer cuadrar las cuentas- aunque sea a costas de compromisos pol¨ªticos inconfesables como el apoyo entre bastidores a Cunha- ?no se parece a lo que los padres derrochadores de la historia exig¨ªan a sus hijos?
Los brasile?os tambi¨¦n le hab¨ªan pedido al gobierno que, puesto que el pa¨ªs estaba arruinado porque ellos hab¨ªan derrochado y administrado mal al pa¨ªs, antes de exigir m¨¢s sacrificios, m¨¢s impuestos y ajustes, empezara ¨¦l a dar ejemplo, cortando ministerios, cargos de confianza, sueldos millonarios, gastos superfluos, tarjetas de cr¨¦dito corporativas, privilegios, coches de lujo y un largo etc.
Al igual que los padres de aquella familia, tambi¨¦n el Gobierno hizo promesas de austeridad. ?D¨®nde est¨¢n? ?D¨®nde est¨¢ lo cortado en la propia carne? ?Cu¨¢ntos de los 39 ministerios (son m¨¢s que los que tienen Estados Unidos y Alemania juntos) han desaparecido? ?Cu¨¢ntos de los 23.000 cargos de confianza fueron eliminados? ?Qui¨¦nes renunciaron a privilegios adquiridos, a veces escandalosos? Sirve para el Gobierno y sirve para el Congreso, tambi¨¦n ¨¦l con los bolsillos rotos y coleccionadores de privilegios.
Poco o casi nada se ha visto, sin embargo, de ese cortar en la propia carne mientras se hace cada d¨ªa m¨¢s exigente la petici¨®n de ayuda a los ciudadanos a fin de que acepten una mayor carga tributaria para que los trabajadores renuncien a derechos del pasado y para que se las arreglen como puedan los que van perdiendo el empleo. O los miles de j¨®venes a los que la crisis les impide seguir estudiando por tener que volver a trabajar.
Alguien podr¨¢ decirme que son preguntas obvias o demag¨®gicas. Entonces que los investigadores de IBGE salgan a la calle, que interroguen a la gente com¨²n, desde las m¨¢s humildes a las mejor situadas, acerca de lo que piensan de un Gobierno y de un Congreso incapaz de cortar en su propia carne y de renunciar a privilegios acumulados en el tiempo de los que no disfrutan la mayor¨ªa de los pol¨ªticos de pa¨ªses mucho m¨¢s ricos que Brasil.
Que salgan a la calle, que pregunten y que despu¨¦s nos digan lo que han escuchado.
El diario O Globo, en su edici¨®n del domingo, lo ha hecho entrevistando gentes de todas las categor¨ªas y la respuesta es un¨¢nime. Afirman que el Gobierno no tiene el derecho de imponer m¨¢s impuestos mientras ¨¦l siga despilfarrando e incapaz de tasarse a s¨ª mismo.
A no ser que queramos creer que la culpa ¨²ltima de lo que sufre el pa¨ªs no es del Gobierno sino de los trabajadores, o de los llegados de la pobreza a la clase media, a quienes se acusa ahora de haberse convertido en unos despilfarradores que se est¨¢n comiendo hasta sus peque?os ahorros. Se los comen porque el sueldo ya no les da para acabar el mes.
As¨ª de simple.
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