¡°El terror no tiene religi¨®n¡±
El yihadismo y como culminaci¨®n suya el ISIS son una versi¨®n ultraortodoxa del islam
Acaba de decirlo Erdogan, y la cortina de humo es l¨®gica si tenemos en cuenta que est¨¢ llevando una pol¨ªtica de islamizaci¨®n en Turqu¨ªa, muy distante de la imposici¨®n radical de la hisba, el orden impuesto por el Estado Isl¨¢mico, pero con una convergencia de fondo en el sunnismo y pasadas tolerancias en cuanto al tr¨¢fico de armas y petr¨®leo. Obama ha trazado esa misma v¨ªa, que siempre ha tenido por objeto evitar que los actos criminales de unos musulmanes se volvieran en Occidente contra todos los musulmanes. El problema reside en que si bien el islam no es terrorista, insistamos en ello, el yihadismo, y como culminaci¨®n suya el Estado Isl¨¢mico s¨ª son una versi¨®n ultraortodoxa del islam. Y a partir de ah¨ª se explica gran parte de su ¨¦xito. El resto corresponde a la revoluci¨®n en las comunicaciones (Internet, tel¨¦fonos m¨®viles) que han multiplicado tanto la expansi¨®n ideol¨®gica como las posibilidades de atentar.
Ese ¨¦xito se traduce en la captaci¨®n creciente de oriundos del islam y conversos en Occidente. Pero no parece que en las matanzas de Par¨ªs hayan sido sino c¨®mplices, seg¨²n las primeras informaciones. El hecho es que la polic¨ªa francesa estima en 1.800 los terroristas potenciales en su territorio; una justificaci¨®n para el estado de urgencia decretado. Conviene entonces preguntarse por las razones de que el ISIS gane tantos seguidores.
La primera es que superando a Al Qaeda, tiene una base territorial, es una especie de Estado con su califa al frente, y no solo un aguij¨®n terrorista que golpea. El terror es aqu¨ª el instrumento de la comunidad isl¨¢mica, organizada pol¨ªticamente, germen de una expansi¨®n que deber¨¢ abarcar a todos los musulmanes primero y al mundo despu¨¦s, como prescribe el Cor¨¢n. Y que cubre los supuestos de la lucha apocal¨ªptica contra el Sat¨¢n occidental, que llevar¨¢ a la victoria definitiva de Dios, yihad mediante. Un terror cuya pr¨¢ctica ilimitada autoriza tambi¨¦n el libro sagrado. Eliminados todos los matices, tanto en la pr¨¢ctica de la yihad como respecto de otros (gentes del libro), la creencia deviene un manique¨ªsmo de aniquilaci¨®n.
La idea de Dios emerge de una relaci¨®n de dependencia absoluta bien real, la existente entre el esclavo y aquel que lo posee sin l¨ªmite alguno, y esta superioridad se proyecta sobre los no creyentes, los cuales, de no someterse, han de ser exterminados. Los creyentes construir¨¢n entonces la sociedad isl¨¢mica perfecta, que el ISIS exhibe en sus v¨ªdeos, por contraste con la depravaci¨®n occidental. Un atractivo m¨¢s, mientras sus ¨¦xitos muestren que su empresa responda a la ejemplaridad de la conducta atribuida al profeta. El yihadista del ISIS se ve as¨ª en lo imaginario como un guerrero de la primera expansi¨®n isl¨¢mica. La brutalidad, el trato depravado a las mujeres, la deshumanizaci¨®n en una palabra, no cuentan.
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