Madrugada de guerra en Saint-Denis

Los disparos empezaron en torno a las cuatro de la ma?ana con una intensidad descomunal. Saint-Denis, una ciudad de los alrededores de Par¨ªs en la que est¨¢ situada el Estadio de Francia donde arranc¨® la matanza terrorista del viernes pasado en Par¨ªs, se despert¨® en medio de una operaci¨®n policial que acab¨® con la muerte de al menos dos presuntos terroristas ¡ªuno de ellos una mujer, que hizo estallar su cintur¨®n de explosivos¡ª y la detenci¨®n de ocho sospechosos. ¡°Era una situaci¨®n totalmente irreal, como una guerra¡±, asegura un parroquiano de la Brasserie Coq Hardy, que acaba de abrir y en el que se re¨²nen los vecinos que han pasado la noche en blanco.

Hasta hace unos minutos, toda esta zona estaba acordonada por la polic¨ªa, porque se encuentra a apenas unos cientos de metros de la esquina entre las calles Corbillon y R¨¦publique, donde se produjo el asalto. ¡°No es que escuchase disparos, es que se escuchaban disparos de todo tipo de calibres, r¨¢fagas, tiros de pistola, de rifle, explosiones, granadas para aturdir¡­ Durante una hora y media. Eso s¨ª, ninguna sirena¡±, relata Herv¨¦, un m¨²sico de 46 a?os que se despert¨® con el tiroteo. Llam¨® a la polic¨ªa y le explicaron que se trataba de una operaci¨®n en marcha y que, sobre todo, no saliese de casa bajo ning¨²n concepto.

Saint-Denis, con 108.000 habitantes y un alcalde del Frente de Izquierdas, es una ciudad compleja. Profundamente multicultural, tiene zonas de clase media y otras de viviendas sociales, los tristemente famosos HLM que muchas veces se han convertido en guetos de pobreza, hasta un distrito conocido como La peque?a Espa?a. La inmigraci¨®n empez¨® aqu¨ª con el siglo XX, cuando comenzaron a instalarse las primeras industrias. Alberga la bas¨ªlica en la que est¨¢n enterrados los reyes de Francia. Pero tambi¨¦n ofrece su lado conflictivo: es la ciudad de Francia con el mayor ¨ªndice de criminalidad por habitante ¡ªen 2014, con 31,2 delitos por 1.000 habitantes estaba seis veces por encima de la media nacional¡ª.

Los problemas se concentran en algunos barrios. Uno de ellos es precisamente donde se produjo el asalto. Hace dos semanas se produjo all¨ª mismo una operaci¨®n policial muy diferente, contra traficantes de crack. ¡°Ganaban 17.000 euros al d¨ªa¡±, asegura otro cliente del bar, que llega despu¨¦s de haber pasado la noche en blanco ante la televisi¨®n. ¡°Debajo de donde estaban atrincherados, se trapichea todo el d¨ªa¡±. Como dice un joven que pasa la ma?ana junto a un grupo de amigos ante el control policial que marca el per¨ªmetro de seguridad: ¡°Cuando comenzamos a escuchar ruidos, supimos que eran disparos. Esto es el 93, no van a ser petardos¡±. El 93 es el c¨®digo postal de Seine-Saint-Denis, el departamento vecino a Par¨ªs que alberga alguna de las banlieues m¨¢s conflictivas de Francia. Una extra?a e inquietante l¨ªnea une esta ciudad con el barrio belga de Molenbeek, de donde proven¨ªan los terroristas que causaron 129 muertos en la noche del viernes en Par¨ªs, y con los campos del Estado Isl¨¢mico en Siria.

El ataque contra el Estadio de Francia ya hab¨ªa representado un primer trauma con tres terroristas que hicieron estallar sus cargas explosivas, aunque solo provocaron un muerto adem¨¢s de ellos. Ahora la presencia de un comando terrorista ha hundido a esta localidad en la incertidumbre. Ryan, de 19 a?os, se encuentra frente al Ayuntamiento donde se re¨²nen los vecinos que han sido evacuados o en busca de noticias. El tiroteo le despert¨® a las cuatro de la ma?ana, pero ha sido el susto menor de la semana. Estaba, con sus cuatro hermanos, en el Estadio de Francia el d¨ªa de los ataques. ¡°Todo esto da mucho miedo. En el estadio escuchamos las detonaciones, pero no les dimos importancia. ?C¨®mo vamos a pensar que son suicidas? Hasta el final, cuando nos dimos cuenta de lo que pasaba. Afortunadamente est¨¢bamos cerca de la salida¡±, relata.

Al atardecer, el cord¨®n policial se hab¨ªa relajado, aunque la polic¨ªa cient¨ªfica trabajaba recogiendo evidencias. En un centro de la Cruz Roja, 30 vecinos del inmueble donde se produjo el asalto policial estaban siendo tratados por un equipo de expertos, aunque tambi¨¦n tendr¨¢n que declarar ante la polic¨ªa como testigos. En cada esquina, cerca del per¨ªmetro policial, los habitantes congregados se ense?an los unos a los otros v¨ªdeos en sus tel¨¦fonos m¨®viles en los que se ve muy poco, pero se escucha con claridad la ensalada de tiros de la noche. Las tiendas permanecen cerradas y en los pocos bares abiertos no se habla de otra cosa. En s¨®lo cinco d¨ªas, Saint-Denis ha estado dos veces en los titulares de la semana de horror que se ha abatido sobre Par¨ªs. Nadie cree que ser¨¢ la ¨²ltima.