?Espacios seguros en el campus por encima de la libertad de expresi¨®n?
La petici¨®n de espacios libres de opiniones que puedan resultar ofensivas desata un debate sobre su choque con las libertades
Los estudiantes de Missouri que la semana pasada forzaron la dimisi¨®n del presidente de la Universidad acamparon con tiendas de campa?a en el campus. Durante una de las protestas, declararon el ¨¢rea un ¡°espacio seguro¡±: pidieron en Twitter que no entrasen los medios de comunicaci¨®n para protegerla de ¡°narrativas insinceras y retorcidas¡±.
El bloqueo a los medios ha suscitado una debate sobre si los alumnos violaron la libertad de expresi¨®n y el derecho a la informaci¨®n. La pol¨¦mica ha dividido adem¨¢s las reflexiones sobre los actos racistas en el ¨¢mbito universitario entre dos sectores. El primero tilda a los j¨®venes universitarios de ¡°mimados¡±, les acusa de no querer escuchar opiniones contrarias y condena la tendencia que en los ¨²ltimos a?os ha llevado a censurar desde proyecciones de pel¨ªculas hasta oradores porque el alumnado no coincid¨ªa con sus perspectivas. El segundo pide separar la conversaci¨®n sobre los l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n del debate sobre la tolerancia a actos racistas que denuncian dentro de las universidades.
En Yale, la pol¨¦mica surgi¨® despu¨¦s de que la Administraci¨®n enviase un mensaje a los estudiantes sobre disfraces de Halloween ¡°potencialmente ofensivos¡±. En Princeton, los alumnos bloquearon el discurso de graduaci¨®n del rapero Big Sean porque denunciaron que sus letras eran mis¨®ginas. En Harvard, una profesora de Derecho denunci¨® que no pod¨ªa mencionar casos de violaciones en sus clases por el riesgo a ¡°despertar¡± recuerdos traum¨¢ticos. En Colorado pidieron que no se proyectase la pel¨ªcula Stonewall porque, en su opini¨®n, no representa adecuadamente el papel de los afroamericanos en el movimiento por los derechos de los homosexuales. Y en Missouri una profesora escribi¨® que hab¨ªa escuchado la palabra ¡°N¡± (en referencia al t¨¦rmino despectivo ¡®nigger¡¯) ¡°demasiadas veces como para llevar la cuenta¡±.
"If you're here to support the students then help keep the press out," a woman just chanted pic.twitter.com/ogA2l5G2xc
— Benjamin Hochman (@hochman) November 9, 2015
En todos estos casos los estudiantes han reivindicado la existencia de ¡°espacios seguros¡± en las universidades. El concepto surgi¨® en Estados Unidos en los a?os 60 en bares y locales donde se pod¨ªa reunir la comunidad gay, perseguida por las leyes. Seg¨²n relata el escritor Malcolm Harris en Fusion, el movimiento feminista adopt¨® posteriormente el modelo, creando zonas de reuni¨®n y debate. ¡°Un espacio seguro no estaba libre de desacuerdos internos, pero s¨ª indicaba entonces una devoci¨®n a un proyecto pol¨ªtico com¨²n¡±, explica. ¡°Quienes intentan quebrantar el movimiento, deliberadamente o no, deben quedarse fuera¡±.
Esta idea habr¨ªa justificado la decisi¨®n de los estudiantes de Missouri, que expulsaron a un reportero de ESPN que cubr¨ªa la presencia de miembros del equipo de f¨²tbol en la protesta, a pesar de que este gesto chocaba contra los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n.
La sociedad estadounidense es una de las que m¨¢s respalda el derecho a hacer declaraciones p¨²blicas que resulten ofensivas para grupos minoritarios ¡ªun 67% de la poblaci¨®n lo apoya¡ª o que insulten sus creencias y religi¨®n ¡ªcon un 77% de respaldo¡ª, seg¨²n la ¨²ltima encuesta de actitudes globales del Centro Pew Research. La media en el resto del mundo es de un 35% en ambos casos.
Momento en el que un periodista de la cadena de televisi¨®n ESPN es expulsado de la zona de protesta en el campus de Missouri.
Pero hay quien lo interpreta de manera distinta. Jamelle Bouie, periodista de Slate, record¨® en una entrevista en NPR que durante su etapa universitaria ¡°hab¨ªa cosas que no hac¨ªa y sitios a donde no iba porque no quer¨ªa lidiar con la posibilidad de enfrentarse a un insulto racista¡±. A quienes contestaron que estudiantes como los de Missouri o Yale deber¨ªan ¡°ser m¨¢s fuertes¡±, Bouie les pide ¡°que imaginen lo que ser¨ªa vivir en un sitio [la universidad] que pr¨¢cticamente es tu hogar y no poder disfrutarlo porque te preocupa ser insultado con t¨¦rminos que llevan impl¨ªcita una amenaza¡±.
Bouie se refiere a quienes han acusado a los alumnos de Missouri y Yale de ¡°militarizar¡± el uso de espacios seguros o de inaugurar una ¡°nueva intolerancia del activismo estudiantil¡±, como escribi¨® Conor Friedersdorf en The Atlantic. Un primer editorial de The Wall Street Journal calific¨® a los estudiantes de ¡°peque?os Robespierres¡±. El segundo denunci¨® que la mentalidad de la nueva generaci¨®n ¡°amenaza con destruir las universidades como lugar de aprendizaje¡± y que ¡°en cuanto los adultos progresistas abdican, los ni?os toman el mando en el campus¡±. ¡°Independientemente de lo que uno piense del uso de espacios seguros en cualquiera de estos contextos, es dif¨ªcil imaginar cualquier idea menos compatible con los objetivos de una universidad¡±, dice la revista conservadora The National Review en un art¨ªculo titulado ¡®Se equivocan los est¨²pidos manifestantes estudiantiles¡¯.
¡°La conversaci¨®n sobre la libertad de expresi¨®n nos ha distra¨ªdo del hecho de que en muchas instituciones, predominantemente blancas, hay una minor¨ªa de estudiantes, en su mayor¨ªa negros, que no se sienten bienvenidos¡±, a?ade Bouie. Como ella, la escritora Roxane Gay defiende en The New York Times la libertad de expresi¨®n, incluso cuando es empleada para insultar, pero asegura que esto ¡°no garantiza que uno quede libre de las consecuencias¡±. Gay lamenta que ¡°en vez de analizar por qu¨¦ los manifestantes necesitaban ese espacio seguro en un primer lugar, la mayor¨ªa se haya escudado detr¨¢s de la Constituci¨®n¡±.
Desde las redes sociales hasta los editoriales en los peri¨®dicos, el debate que empez¨® en Ferguson y ha llegado a los campus universitarios sigue vigente tras m¨¢s de una semana de protestas y sin que las dos partes enfrentadas se pongan de acuerdo en qu¨¦ se debe resolver primero: la presencia del racismo que denuncian los estudiantes o su interpretaci¨®n de los espacios seguros y las consecuencias para las libertades.
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