¡°?Por qu¨¦ no podemos llevarnos todos bien?¡±
El idealista de izquierdas yerra al culpar a Occidente del yihadismo. Hay que tomar partido
¡°Las cr¨ªticas irresponsables de aquellos que nunca han estado ni jam¨¢s esperan estar en el poder¡±.
George Orwell
En la pel¨ªcula Mars Attacks!, una hilarante comedia negra estrenada en 1996, los invasores extraterrestres ya han liquidado a medio mundo cuando su l¨ªder y un par de diminutos guardaespaldas se encuentran cara a cara con el presidente de Estados Unidos, interpretado por Jack Nicholson. El presidente, solo en su despacho, apela a la bondad de los enemigos de la humanidad. "?Por qu¨¦ no crear en vez de destruir?", les ruega. "?Por qu¨¦ no podemos llevarnos todos bien?".
Acto seguido, el jefe de los marcianos lo mata, se acerca al cad¨¢ver y le ofrece un burl¨®n saludo militar.
No es del todo absurdo suponer que el idealista de izquierdas que preside el partido laborista brit¨¢nico, Jeremy Corbyn, intentar¨ªa responder de manera similar al ficticio presidente en caso de verse arrinconado por un terrorista del Estado Isl¨¢mico (ISIS). Ser¨ªa un gesto consecuente con la visi¨®n del mundo que comparte con sus correligionarios en Europa, EE UU y Am¨¦rica Latina. Siendo ingl¨¦s, Corbyn quiz¨¢ les invitar¨ªa primero a tomar una taza de t¨¦.
Corbyn y Bernie Sanders, el estadounidense que aspira a la candidatura presidencial del Partido Dem¨®crata, y los muchos que comparten su pavloviano antiimperialismo en todo el mundo insisten, con irreductible vigor tras los atentados de Par¨ªs, en que las intervenciones militares de Occidente en Oriente Pr¨®ximo crearon el fen¨®meno yihadista. Lo dijo Sanders en un debate con Hillary Clinton la semana pasada: "La desastrosa invasi¨®n de Irak condujo al ascenso del Estado Isl¨¢mico".
Algo de raz¨®n tiene. El psic¨®pata exvicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney y sus perritos falderos -en orden de tama?o, George W. Bush, Tony Blair y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar- rompieron el tir¨¢nico equilibrio en la regi¨®n con su alocada invasi¨®n de Irak. No se puede saber qu¨¦ estar¨ªa pasando hoy si Sadam Hussein siguiese en el poder, quiz¨¢ la situaci¨®n ser¨ªa incluso m¨¢s an¨¢rquica de lo que es, pero no se puede descartar la hip¨®tesis de que hubiera frenado la yihad en seco combatiendo el terror, como era su costumbre, con m¨¢s terror.
Por otro lado, se podr¨ªa argumentar tambi¨¦n que si Barack Obama no hubiera retirado las tropas estadounidenses de Irak, el ISIS no hubiera podido imponer su "califato" en Siria e Irak. Y, ya que estamos, ?por qu¨¦ no vamos m¨¢s lejos? Si la actitud de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y dem¨¢s aliados hubiera sido menos vengativa despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial, si el Tratado de Versalles hubiera sido m¨¢s generoso con los alemanes, es probable que Hitler no hubiese llegado al poder y el mundo se hubiera ahorrado el horror de la Segunda Guerra Mundial y el exterminio de seis millones de jud¨ªos.
El problema de ir por el camino de que la culpa la tienen los Gobiernos de Occidente es que propone como eje original del mal a aquellos que en el fondo defienden lo que Estado Isl¨¢mico desprecia y los nazis despreciaban: la libre expresi¨®n, la soberan¨ªa de la ley y los dem¨¢s elementos b¨¢sicos de la democracia que permiten que los Corbyn, Sanders, Podemos, Syriza, incluso el Frente Nacional franc¨¦s y otros que se oponen al statu quo puedan competir en el terreno pol¨ªtico sin temor a caer presos o ser asesinados. Al atribuir la responsabilidad por las masacres de Par¨ªs a Gobiernos electos de Europa y EE UU, se plantea una grotesca equivalencia moral con los tontos in¨²tiles, en varios casos exyonquis o delincuentes de poca monta, que han encontrado la redenci¨®n personal en una ideolog¨ªa que rinde culto a la muerte, que cree contar con apoyo divino cuando decapita a infieles, lanza a homosexuales desde altos edificios, apedrea a mujeres supuestamente ad¨²lteras y viola, esclaviza o prostituye a ni?as de 13 a?os. Es verdad que los bombardeos de la aviaci¨®n de EE UU y sus aliados han causado las muertes de civiles. De muchos. Demasiados. Pero hay una diferencia. Cuando mueren inocentes, Obama lo lamenta. El ISIS lo celebra.
El hecho es que, como dijo la semana pasada el jefe del servicio interno de inteligencia de Alemania, nos enfrentamos a "una guerra terrorista mundial". Hay que tomar partido. No es hora de seguir ba?¨¢ndose en las aguas tibias del buenismo. Uno se puede sentir muy satisfecho consigo mismo oponi¨¦ndose a la guerra, al "imperialismo neoliberal", a la vigilancia policial y tal, pero los tiempos exigen debates constructivos y respuestas concretas, sin cerrar los ojos a la dura realidad de que en el mundo pol¨ªtico real no hay m¨¢s remedio a veces que ensuciarse las manos, sacrificar la pureza moral y elegir entre lo malo y lo peor. No es suficiente en la emergencia actual declarar que la paz es un principio innegociable -la paz no es un principio, es una circunstancia- o que debemos luchar m¨¢s contra el enemigo dentro que el enemigo fuera.
El argumento irrefutable contra la tesis que predica una simple conexi¨®n causa y efecto entre la pol¨ªtica exterior de los pa¨ªses ricos de Occidente y el ascenso del Estado Isl¨¢mico es que la enorme mayor¨ªa de sus v¨ªctimas no son europeos o estadounidenses sino habitantes de Siria o Irak, principalmente musulmanes. A los que les incomoda la idea de tomar partido junto a Obama, Cameron, Hollande y compa?¨ªa, que salvaguarden sus conciencias convenci¨¦ndose de que lo hacen a favor de aquellos miserables de la tierra que est¨¢n en el punto de mira del ISIS todos los d¨ªas del a?o. Es hora de que los tontos ¨²tiles dejen de serlo y se definan, empezando por identificar sin ambig¨¹edades qui¨¦n hoy es el principal enemigo de la humanidad. Porque cuando aparezca el yihadista con un Kal¨¢shnikov en un bar o un teatro o un supermercado y empiece a liquidar a gente uno por uno, no preguntar¨¢ si su siguiente v¨ªctima es de izquierdas o de derechas, progresista o neoliberal, imperialista o antiimperialista. Matar¨¢, como una peste, sin prejuicio y sin piedad.
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