Los camioneros rusos no quieren a Plat¨®n
?Qu¨¦ es mejor para defender los propios intereses? ?Formar una asociaci¨®n o registrar un sindicato? Esta era la cuesti¨®n que se planteaban los camioneros que montaban guardia la noche del domingo en los accesos de Mosc¨², en el aparcamiento de una de las grandes zonas comerciales, a la altura de la ciudad sat¨¦lite de Jimki.
Llegados de distintos puntos de la geograf¨ªa del pa¨ªs, los conductores de camiones de gran tonelaje llevan varios d¨ªas en este aparcamiento, metidos en sus veh¨ªculos decorados con pancartas contra ¡°Plat¨®n¡±, un artefacto de instalaci¨®n obligatoria destinado a acompa?arles por las carreteras de Rusia y a registrar los kil¨®metros recorridos para cobrarles una nueva tasa (3 rublos y 73 kopeks por kil¨®metro a partir de marzo ¨® 0,05 euros, al cambio de 72 rublos por euro).
Manifestaci¨®n de camioneros en Jimki, domingo 06 diciembre, fotos P.Bonet
El dise?o de Plat¨®n ha sido financiado por Igor Rotenberg, el hijo del multimillonario Arkadi Rotenberg, que fue compa?ero de judo del presidente Vlad¨ªmir Putin. El jefe de la empresa estatal ¡°Carreteras de Rusia¡±, Iv¨¢n Grig¨®rovich, narr¨® la g¨¦nesis de ese ¡°orgullo de la t¨¦cnica nacional¡± el domingo en el canal de televisi¨®n privado "Dozhd" (Lluvia). En 2011 el parlamento vot¨® a favor de un nuevo impuesto de carreteras para el que se convoc¨® un concurso en el cual participaron cuatro empresas internacionales, una de Italia por su cuenta y otras de Francia, Austria y Eslovaquia asociadas en consorcios con compa?¨ªas rusas. Sin embargo, por razones pol¨ªticas, a mediados de 2014 (cuando ya se hab¨ªa producido la anexi¨®n de Crimea y hab¨ªan entrado en vigor las primeras sanciones occidentales) el gobierno ruso tom¨® la decisi¨®n de que los extranjeros no deb¨ªan tener acceso a datos sobre rutas transitadas tambi¨¦n por veh¨ªculos militares y del ministerio de Situaciones de Emergencia, seg¨²n explic¨® Grig¨®rovich. El concurso fue cancelado y el gobierno encarg¨® el dispositivo a dedo a una empresa patria. El resultado fue Plat¨®n, financiado por Rotemberg.
¡°Plat¨®n es nuestra ruina. Estamos aqu¨ª porque no nos han escuchado en nuestras regiones y queremos que nos reciban las autoridades federales¡±, afirmaba Sergu¨¦i, un camionero llegado desde San Petersburgo a bordo de uno de los dos veh¨ªculos de su propiedad. ¡°Pago el impuesto de transporte, que son 45.000 rublos al a?o (625 euros), pago el impuesto de 7 rublos que est¨¢ incorporado al litro de gasolina y pago el impuesto sobre el beneficio que es un 18%, adem¨¢s de los fondos sociales. Despu¨¦s de todo esto, me quedan 500.000 rublos limpios al a?o. Plat¨®n se lo llevar¨¢ todo¡±, afirma. Sergu¨¦i est¨¢ movilizado desde el 14 de noviembre y desde el 29 de noviembre, se encuentra en Mosc¨².
La protesta de los camioneros parece estar ahora en punto muerto, pero ellos no quieren darse por vencidos. O se marchan o sucede algo nuevo. Las esperanzas de que el presidente Vlad¨ªmir Putin se acordara de ellos en su discurso sobre el estado de la naci¨®n el pasado 3 de diciembre se han disipado. El Kremlin ha hecho saber que considera el tema como un asunto del ministerio de Transportes y el ministro, Maxim Sokolov, no se ha doblegado ante unos representantes en que los camioneros de este aparcamiento aseguran no haber delegado. Adem¨¢s, la polic¨ªa, que les vigila y mantiene a raya para que no entren en la capital, evita las aglomeraciones de veh¨ªculos y ha cortado de ra¨ªz algunas ¡°marchas sobre Mosc¨²¡± desde distintas regiones como Daguest¨¢n, en el C¨¢ucaso. ¡°Tenemos que tener cuidado. Difunden informaciones falsas sobre nosotros. Quieren dispersarnos y hacer como si nunca hubi¨¦ramos estado aqu¨ª¡±, afirma Sergu¨¦i.
Desde este aparcamiento cercano a Jimki, frente a grandes superficies, como "Au Champ" o "Ikea",los camioneros tratan de mantenerse coordinados con otros colegas en otros puntos de los alrededores de Mosc¨², pero la red es fr¨¢gil y vulnerable. Los pol¨ªticos de oposici¨®n, como los comunistas, los han visitado, pero ellos se distancian de los partidos. Desconf¨ªan.
¡°Un d¨ªa aqu¨ª supone que dejo de ganar 4000 rublos. No tengo ahorros y mi mujer no trabaja¡±, dice Sergu¨¦i, que evita dar rienda suelta a a su desmoralizaci¨®n.Los camioneros temen a los provocadores, ¡°que vienen como si fueran colegas o como periodistas que nos filman pero luego no informan sobre nosotros¡±, se?ala mi interlocutor. Para las televisiones estatales las protestas pr¨¢cticamente no existen.
Los moscovitas han dado muestras de solidaridad humana y les llevan comida agua y tambi¨¦n combustible. Los donativos llegan a los n¨²meros de cuenta y sirven para financiar los m¨®viles. En las redes sociales, la secretaria de Prensa de los camineros, la estudiante de periodismo, Taisia Nikitenko, da cuenta de los gastos. Mientras esperaban a que las autoridades centrales se acordaran de ellos, los camioneros depositaron flores (compradas con los donativos) en un monumento cercano, dedicado a los defensores de Mosc¨² ante los invasores nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
¡°?Y ahora qu¨¦?¡±. Nadie lo sabe con exactitud. Las respuestas son evasivas. Se entiende que los camioneros buscan l¨ªderes en sus filas y se entiende que temen que las autoridades aborten sus intentos de coordinaci¨®n ¡°En total debe haber 150 camiones y varias personas por cami¨®n¡±, dice Nikitenko. Taisia y Nadia Bar¨ªnina, una diputada de distrito de Mosc¨², se disponen a pasar la noche metidas en un turismo. Por suerte para ellas, las temperaturas son mucho m¨¢s altas de lo habitual para esta ¨¦poca del a?o
El pasado viernes, en un intento de frenar la protesta, la Duma Estatal (c¨¢mara baja del parlamento) vot¨® una ley que reduce las multas que los conductores de camiones de gran tonelaje deber¨¢n pagar por no llevar a Plat¨®n en sus cabinas, de 450.000 a 5000 rublos por la primera infracci¨®n y de un mill¨®n de rublos a 10.000 rublos por las siguientes. Para los que protestan no es suficiente. Puede que los camioneros no se salgan con la suya y vuelvan derrotados a sus garajes, pero su frustraci¨®n ante la ignorancia de la que son objeto alimenta un descontento social que se deja sentir, aunque no se filtre en los canales estatales de la televisi¨®n, ni en las encuestas sobre la popularidad del presidente ni tampoco en su discurso sobre el Estado de la Naci¨®n.
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