Las saud¨ªes se estrenan como electoras y candidatas
Apenas un 9% de los inscritos para las elecciones municipales son mujeres A los comicios se presentan un millar de candidatas
Nada indica en Yeddah que este s¨¢bado se celebran elecciones. No hay carteles, ni anuncios de m¨ªtines, ni la fanfarria que suele acompa?ar a estos eventos. Sin embargo, estos comicios municipales en Arabia Saud¨ª son hist¨®ricos. Son los primeros en los que se permite la participaci¨®n como electoras y candidatas de las mujeres, sometidas de por vida a la tutela del padre o marido. No obstante, la preocupaci¨®n por la inestabilidad regional eclipsa el inter¨¦s por una votaci¨®n que ha generado un intenso debate sobre el papel de la mujer en la vida p¨²blica.
Apenas un pu?ado de mujeres acude al sal¨®n de un elegante hotel donde Lama al Sulaiman ha convocado a sus potenciales votantes femeninas. ¡°Es normal, a la mayor¨ªa las he contactado antes en eventos sociales o por tel¨¦fono. No quieren exponerse a la presencia de los medios¡±, justifica antes de explayarse sobre lo conservadora que es la sociedad de su pa¨ªs. Al Sulaiman, miembro de una prominente familia empresarial de Yeddah y curtida en la C¨¢mara de Comercio de esta ciudad costera, es una del millar de pioneras que, junto a 6.000 hombres, han presentado su candidatura.
Aunque el sufragio femenino fue anunciado por el entonces rey Abdal¨¢ en 2011, solo hace medio a?o que empezaron a perfilarse las normas y procedimientos. De hecho, la cita ha desatado un acalorado debate sobre el papel de las mujeres en la vida p¨²blica. Los cl¨¦rigos m¨¢s conservadores se han unido en contra de su participaci¨®n conden¨¢ndola en las redes sociales. Y eso a pesar de que todo el proceso, desde la inscripci¨®n al voto, pasando por las campa?as, se hace bajo una estricta segregaci¨®n de sexos.
La evoluci¨®n del sufragio femenino
Las mujeres no tuvieron derecho al voto en dos de las democracias m¨¢s antiguas: la Grecia antigua y Roma.
Nueva Zelanda fue en 1893 el primer pa¨ªs en reconocer el derecho al voto femenino. El primero de Europa fue Finlandia, en 1906.
Ellas pudieron votar antes en Canad¨¢, Alemania y la Uni¨®n Sovi¨¦tica que en EE UU (1920) y Reino Unido (1928).
Lichtenstein fue el ¨²ltimo europeo en 1984.
Las espa?olas obtuvieron el derecho al voto en 1931.
Prueba de la enorme sensibilidad hacia el asunto ha sido la decisi¨®n de la Junta Electoral de no permitir que los candidatos difundan sus fotograf¨ªas. En una sociedad en la que la mayor¨ªa de las mujeres a¨²n se cubren la cara en p¨²blico con el niqab, haber permitido las im¨¢genes (algo que s¨ª fue posible en las dos anteriores citas en 2005 y 2011) hubiera supuesto una discriminaci¨®n. Claro que tambi¨¦n resulta discriminatorio que las saud¨ªes no puedan conducir y necesiten el permiso de un var¨®n (su tutor legal) para estudiar, trabajar, viajar o ser candidatas.
Nadie se enga?a sobre el verdadero alcance de este ejercicio electoral, ampliado adem¨¢s de a las mujeres a los mayores de 18 a?os (hasta ahora solo votaban a partir de los 21) y que determinar¨¢ dos tercios de los consejos municipales frente a la mitad actual.
¡°Es una cuesti¨®n de visibilidad¡±, defiende Sumayya Jabarti, directora de la Saudi Gazette, algo sin precedentes en un peri¨®dico saud¨ª. ¡°Es la primera vez que se nos ha dado esta oportunidad y debemos aprovecharla¡±, subraya convencida del valor simb¨®lico de la cita.
Sin embargo, apenas 130.637 mujeres se han registrado para votar frente a los 1,35 millones de hombres, un escaso porcentaje global respecto a los potenciales electores entre los 20 millones de saud¨ªes. ¡°Estoy impresionada de que hayan sido tantas teniendo en cuenta que solo ha habido seis meses de concienciaci¨®n. La gente no est¨¢ educada en la importancia de participar; los saud¨ªes est¨¢n acostumbrados a que otros tomen las decisiones por ellos¡±, justifica Al Sulaiman.
¡°Las elecciones no son sobre las mujeres, sino sobre la participaci¨®n ciudadana¡±, concurre Samar Fatany, precursora de la presencia femenina en los medios de comunicaci¨®n saud¨ªes.
Ah¨ª radica el problema. A decir de algunas activistas, la gente est¨¢ perdiendo la esperanza. ¡°La mayor¨ªa estamos m¨¢s preocupadas con la guerras en Siria y Yemen, el extremismo, la islamofobia¡ Vemos las im¨¢genes a diario y el panorama es deprimente¡±, sostiene una de ellas. En consecuencia, sienten que ¡°la causa de la mujer ha dejado de ser una prioridad¡±.
¡°En todo el mundo ha sido as¨ª, las mujeres no son una prioridad a no ser que encaje en la agenda pol¨ªtica; Arabia Saud¨ª no es diferente¡±, admite Al Sulaiman. ¡°?Qu¨¦ se supone que debemos hacer? ?Una revoluci¨®n? Las tradiciones, las creencias, los valores, no cambian de la noche a la ma?ana. Queremos vivir en prosperidad y seguridad. Miramos a nuestro alrededor y hay pocos pa¨ªses que sirvan de modelo¡±, reflexiona dejando entrever su malestar con las continuas cr¨ªticas de que es objeto Arabia Saud¨ª.
¡°Lo realmente importante es que hoy incluso las chicas que se cubren completamente buscan trabajo en el sector privado cuando salen de la universidad, algo que en 2004 era impensable¡±, subraya defendiendo el avance a su propio ritmo. ¡°Exponer constantemente las debilidades de un pa¨ªs aumenta la inseguridad de sus habitantes y el bochorno que causa a los j¨®venes les hace aislarse¡±, asegura. ¡°V¨¦annos como individuos, no como reba?os¡±, reclama convencida de que, si sale elegida, su experiencia como gestora ser¨¢ ¨²til a sus conciudadanos.
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