El barrio Ol¨ªmpico, la rep¨²blica independiente de R¨ªo de Janeiro
La rutina en Barra de Tijuca, "otra ciudad" para los cariocas, se vive en centros comerciales y urbanizaciones blindadas
La abogada Tatiana Cavalcanti ha vivido m¨¢s de una d¨¦cada en Barra da Tijuca sin conocer a pr¨¢cticamente a ninguno de sus vecinos. ¡°No es que no quisiese, es que no los ve¨ªa. Entresemana aqu¨ª no tienes ninguna necesidad de salir si no es en coche para ir a trabajar¡±, explica. Con gimnasio, panader¨ªa, piscinas, colegios y hasta l¨ªneas de autobuses privados dentro de las urbanizaciones, la vida de los habitantes del barrio que acoger¨¢ las principales competiciones ol¨ªmpicas en agosto de 2016 se construye de puertas para dentro, con desprecio absoluto por el espacio p¨²blico, con la excepci¨®n de su playa. En Barra, cortada por una enorme avenida de m¨¢s de 40 quil¨®metros, no hay casi plazas ni parques donde pasear, las calzadas son estrech¨ªsimas, pero hay decenas de centros comerciales para comer, comprar, trabajar y hasta ir al m¨¦dico. Suerte del que pasa m¨¢s tiempo de compras que en el atasco.
El barrio m¨¢s joven de Rio, a una hora en coche del centro de la ciudad, se parece m¨¢s a Miami que a cualquier otra regi¨®n de Rio de Janeiro, donde plazas, bares y calzadas son ocupadas diariamente por cariocas con una cerveza helada en la mano. Aqu¨ª sobran gimnasios, cl¨ªnicas privadas y grandes urbanizaciones de apartamentos y mansiones con nombres como Les R¨¦sidences de Monaco o Ocean Drive. Sus m¨¢s de 350.000 habitantes, la poblaci¨®n que m¨¢s crece hace d¨¦cadas en R¨ªo, tienen hasta gentilicio proprio. ¡°Los cariocas hablamos de Barra como de otra ciudad y aunque aqu¨ª se mud¨® mucha gente con dinero, la clase alta tradicional tiene bastantes prejuicios con los barristas. Se les considera nuevos ricos a los que les gusta ostentar. El perfil de la zona sur es m¨¢s europeo, en el sentido de buscar actividades culturales y disfrutar del espacio urbano, mientras que aqu¨ª se encierran en sus urbanizaciones¡±, explica Rodrigo Azevedo, de 28 a?os, antes de almorzar en uno de los mejores restaurantes de Barra, en un centro comercial de lujo. En 1988, los barristas intentaron incluso independizarse de R¨ªo y organizaron un plebiscito. A pesar de la arrasadora victoria del independentismo, la votaci¨®n se suspendi¨® por la baja participaci¨®n.
Barra da Tijuca se convirti¨® hace unos a?os en una alternativa a los car¨ªsimos y saturados barrios de Leblon, Ipanema y Copacabana. Hasta aqu¨ª se mudaron futbolistas como Ronaldinho, cantantes, actores, empresarios, nuevos ricos y parte del elenco pol¨ªtico que protagoniza el cuento de nunca acabar de la crisis pol¨ªtica brasile?a.
Eduardo Cunha, presidente del Congreso y archienemigo de la presidenta Dilma Rousseff, tiene una casa en el condominio Park Palace una de las urbanizaciones m¨¢s tradicionales y exclusivas. Era en su despacho familiar donde, supuestamente, orquestaba una trama de sobornos a cambio de la concesi¨®n de contratos de Petrobras, que vive el mayor esc¨¢ndalo de corrupci¨®n de la historia del pa¨ªs. En frente a un canal, el condominio tiene un centro comercial del mismo nombre, seguridad privada, gimnasio, dos piscinas y sala social, servicios por los que los vecinos pagan m¨¢s de 600 euros al mes. A menos de cinco quil¨®metros de all¨ª, vive, en otra urbanizaci¨®n, su adversario de partido, Leonardo Picciani, aliado de Rousseff y blanco de los manifestantes pro-impeachment de la presidenta. El ex-diretor de Petrobras Paulo Roberto Costa, detenido por las corruptelas en la petrolera, el alcalde la ciudad, Eduardo Paes o el diputado de ultra-derecha Jair Bolsonaro, que afirma que los gais son fruto del consumo de drogas, completan la lista de celebridades pol¨ªticas con casas en Barra de Tijuca.
La regi¨®n ten¨ªa un plan, pero el barrio, un ¨¢rea alagada a¨²n en el siglo XX, fue devorado por el mercado inmobiliario a partir de los anos 70 y su dise?o acab¨® saliendo principalmente de la pluma de constructores. Su plan urban¨ªstico original fue proyectado por el idealizador de Brasilia, Lucio Costa, que lleg¨® a decir que no se acordaba de haber concebido nada de lo que estaba siendo construido. ¡°En Barra de Tijuca se vive bien, pero es un modelo anacr¨®nico de lo que se necesita hoy como ciudad. El proyecto de Barra se hizo en base a un modelo en el que se cre¨ªa en los a?os 60, en un pa¨ªs con tasas de crecimiento del 10% y con el autom¨®vil como prioridad. La realidad cambi¨® y el coche se convirti¨® en villano de las ciudades¡±, explica Carlos Eduardo Nunes, arquitecto y autor del libro Barra de Tijuca, o presente do futuro. ¡°Barra, aunque mantiene elementos originales positivos del plan como la ventilaci¨®n, iluminaci¨®n o la preservaci¨®n de ¨¢reas verdes, tiene un problema grave porque no promueve la convivencia en espacios p¨²blicos y eses espacios, generalmente, tienden a ser espacios de consumo¡±.
El barrio, que a pesar de tener una de las rentas m¨¢s altas de la ciudad convive con falta de infraestructura b¨¢sica como el tratamiento de aguas fecales, ser¨¢ el mayor heredero del legado ol¨ªmpico e inaugurar¨¢ una estaci¨®n de metro y tres nuevas l¨ªneas r¨¢pidas de autobuses. Tras las Olimpiadas, sus vecinos tendr¨¢n, no solo nuevo campo de golf y un complejo ol¨ªmpico que ampliar¨¢ sus alternativas de ocio, sino la opci¨®n de, por fin, comenzar a dejar el coche en el garaje.
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