China enjuicia a uno de sus mayores defensores de los derechos humanos
Escenas de violencia contra diplom¨¢ticos y periodistas en el exterior del tribunal donde se celebraba la vista contra el abogado Pu Zhiqiang
?Las autoridades chinas sometieron este lunes a juicio, en una audiencia que dur¨® poco m¨¢s de tres horas, a uno de los mayores defensores de la libertad de expresi¨®n y de los derechos humanos en China, el abogado Pu Zhiqiang. Pu, detenido desde hace casi 19 meses y especialmente conocido en Occidente como defensor del artista disidente Ai Weiwei, est¨¢ acusado de fomentar el ¡°odio ¨¦tnico¡± y crear ¡°disturbios¡± por siete breves comentarios en tono sarc¨¢stico en las redes sociales. El juicio contra una de las voces m¨¢s destacadas de la sociedad civil china concluy¨® sin que se haya emitido sentencia.
Mientras la vista se desarrollaba en el Segundo Tribunal Popular Intermedio de Pek¨ªn, en el sur de la capital china, en el exterior del edificio ten¨ªan lugar escenas de violencia. En una ma?ana gris y de fuerte contaminaci¨®n ambiental, aproximadamente una treintena de partidarios de Pu se concentraban para expresar su apoyo al abogado. ¡°?Pu Zhiqiang no es culpable! ?Pu Zhiqiang no es culpable! ?Libertad de expresi¨®n! ?Libertad de expresi¨®n!¡±, pudieron gritar durante un par de minutos, mientras mostraban carteles con el nombre del acusado en ideogramas chinos. En otros se le¨ªan mensajes como ¡°los perros tienen m¨¢s derechos que las personas en China¡±.
La peque?a concentraci¨®n termin¨® disuelta con contundencia. Agentes uniformados de la polic¨ªa y matones que se cubr¨ªan la cara con m¨¢scaras -aparentemente fuerzas de seguridad vestidas de paisano, muchos de ellos luciendo una pegatina con una cara sonriente- alejaban a la fuerza, con zarandeos, empujones y pu?etazos en la espalda a los periodistas que intentaban cubrir lo que ocurr¨ªa.
Tampoco se permiti¨® el acceso a un grupo de diplom¨¢ticos occidentales que intentaban presenciar el juicio. Un representante estadounidense, Dan Biers, fue zarandeado mientras intentaba hacer una declaraci¨®n en el que ped¨ªa la puesta en libertad de Pu y criticaba los ¡°vagos cargos¡± que se han presentado contra ¨¦l. Los intentos de un enviado europeo por leer un mensaje similar se ve¨ªan igualmente obstruidos.
En un sistema legal como el chino, en el que el porcentaje de absoluciones es ¨ªnfimo, Pu encara hasta 8 a?os de c¨¢rcel por sus comentarios, parte de los millares que colg¨® en el equivalente chino de Twitter entre 2011 y 2014. Inicialmente eran 30 los que las autoridades judiciales consideraban sospechosos, pero la semana pasada sus abogados fueron informados en una vista preliminar de que se hab¨ªan reducido a 7. En ellos, Pu se hab¨ªa burlado del Partido Comunista y de algunos de sus funcionarios, y hab¨ªa puesto en duda la eficacia de la pol¨ªtica china en Xinjiang, hogar de la minor¨ªa ¨¦tnica uigur, de religi¨®n musulmana.
¡°Nada que Pu Zhiqiang haya escrito ha violado ninguna norma, pero el tratamiento que le han dado las autoridades s¨ª que desde luego lo ha hecho¡±, afirm¨® la directora para China de Human Rights Watch, Sophie Richardson, en un comunicado.
Pu -quien seg¨²n su esposa Meng Chun, que pudo verlo en el juicio, ¡°ha encanecido y ha perdido mucho peso¡± pero ¡°ha hablado con el lenguaje inteligente y agudo que le conozco¡±- fue uno de los estudiantes que participaron en las manifestaciones de Tiananmen en 1989. Aquella matanza le marc¨® y tres a?os m¨¢s tarde se licenciaba en Derecho.
Se convirti¨® en uno de los abogados m¨¢s conocidos del pa¨ªs, citado con frecuencia en los medios nacionales y extranjeros. En 2013 fue citado en la revista oficial China Newsweek como la persona m¨¢s influyente en favor del estado de Derecho en China. Se ha manifestado en contra del procedimiento conocido como ¡°shuanggui¡±, el arresto extrajudicial al que somete el Partido Comunista a sus miembros sospechosos de haber violado la disciplina interna. Ha defendido no solo a Ai Weiwei, sino tambi¨¦n otros casos muy c¨¦lebres en su pa¨ªs, como el de Tang Hui, que hab¨ªa sido condenada por alboroto p¨²blico cuando denunciaba la violaci¨®n y prostituci¨®n forzada de su hija. El caso de Tang contribuy¨® de manera decisiva a la decisi¨®n gubernamental de 2013 de cerrar los campos de reeducaci¨®n.
Pero las tornas cambiaron el 3 de mayo de 2014. Pu particip¨® entonces en una reuni¨®n privada para conmemorar con otros activistas la matanza de Tiananmen. Al d¨ªa siguiente la Polic¨ªa le detuvo.
Para Richardson, el caso de Pu representa una piedra de toque sobre la actitud del Gobierno chino hacia la sociedad civil. ¡°Su sentencia indicar¨¢ hasta qu¨¦ punto el Gobierno privar¨¢ a¨²n m¨¢s a la sociedad civil del aire que necesita para florecer¡±.
Las organizaciones pro derechos humanos han denunciado un creciente control de la sociedad civil por parte del r¨¦gimen chino desde la llegada al poder del presidente Xi Jinping. Este a?o, cerca de 300 abogados defensores de los derechos humanos y activistas fueron detenidos, de los que unos 40 siguen a¨²n privados de libertad, muchos de ellos incomunicados.
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