La vida despu¨¦s del ISIS
?Qu¨¦ hacer con los combatientes retornados de Irak y Siria? Los expertos reclaman alternativas a la c¨¢rcel y f¨®rmulas para que sean un contrapeso a la propaganda extremista
Qu¨¦ pensar¨ªa si el Gobierno le dijera que no va a encarcelar a los yihadistas de su pa¨ªs que se unieron al Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s)? ?Y si le anunciara que, incluso, les ayudar¨¢ a regresar?
Durante los ¨²ltimos dos a?os se conocen pr¨¢cticamente a diario noticias sobre c¨¦lulas de reclutadores islamistas desactivadas o j¨®venes radicalizados detenidos cuando pretend¨ªan unirse al ISIS. Son m¨¢s de 30.000 combatientes extranjeros los que se han marchado durante los ¨²ltimos cuatro a?os, un 21% europeos, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto para la Econom¨ªa y la Paz. Los Gobiernos han debatido desde entonces c¨®mo evitar esos desplazamientos y han endurecido sus legislaciones para atajar el fen¨®meno. Pero poco se ha debatido sobre c¨®mo actuar con aquellos que regresan. Y esos viajes de vuelta tambi¨¦n se dan.
Ya en enero, el think tank brit¨¢nico Centro Internacional para el Estudio de la Radicalizaci¨®n y la Violencia Pol¨ªtica (ICSR, en ingl¨¦s) calculaba que entre un 10% y un 30% de los combatientes hab¨ªan regresado o estaban estancados en alguno de los pa¨ªses de tr¨¢nsito. ?Qu¨¦ debe hacerse con esos retornados, como se los denomina? Detenerlos y encarcelarlos parece la respuesta m¨¢s l¨®gica. La ¨²nica incluso. Pero ?y si hubiera otras?
El 20 de noviembre el Consejo Europeo celebr¨® una sesi¨®n para analizar la respuesta judicial de los Estados al extremismo. En una de sus conclusiones recomendaba a los pa¨ªses plantearse ¡°cuando proceda, medidas alternativas o adicionales al enjuiciamiento y la detenci¨®n¡±. Buscar soluciones que no impliquen necesariamente la c¨¢rcel. ¡°Pero no hay protocolos establecidos para esos regresos ni pol¨ªticas al respecto. Si preguntas a las autoridades qu¨¦ hacen con los retornados, la ¨²nica respuesta que obtienes es que hay leyes y que si han cometido cr¨ªmenes se les procesar¨¢. Faltan otras estrategias¡±, se lamenta Omar Ramadan, responsable de la Red de Conciencia de la Radicalizaci¨®n (RAN, en ingl¨¦s), un proyecto de la Uni¨®n Europea lanzado en 2011 como punto de encuentro de los expertos en extremismo y radicalizaci¨®n de Europa.
De los 30.000 extranjeros que se calcula se han unido al Estado Isl¨¢mico, entre un 10% y un 30% han vuelto o est¨¢n estancados en pa¨ªses de tr¨¢nsito
No hay un c¨¢lculo sobre cu¨¢ntos desertores hay en el ISIS, pero s¨ª se sabe que es un n¨²mero creciente, como confirman tambi¨¦n las ejecuciones (como castigo y disuasi¨®n) de algunos de ellos por el grupo. Cada vez son m¨¢s los que regresan, o quieren hacerlo, desilusionados, desenga?ados por la crueldad de sus acciones, por la dureza de las condiciones de vida sobre el terreno o por el rechazo que les producen los cr¨ªmenes contra otros musulmanes. Sin embargo, no es posible establecer un patr¨®n. ¡°Pr¨¢cticamente todos han experimentado y visto violencia. Pero inicialmente solo te cuentan una peque?a parte de aquello por lo que han pasado. Es muy complicado averiguar qu¨¦ han vivido realmente y qu¨¦ les ha empujado a volver¡±, explica el psiquiatra Aram Hasan, de origen sirio, que vive en Holanda y trata hoy a cinco retornados pero conoce medio centenar de casos m¨¢s. Hasan apunta, adem¨¢s, que entre un 10% y un 15% de ellos regresan con trastornos de estr¨¦s postraum¨¢tico que necesitan tratamiento.
Las razones para establecer pol¨ªticas m¨¢s blandas con los retornados se sustentan en tres pilares. El primero, poder trabajar para reintegrarlos en la sociedad, y evitar as¨ª tambi¨¦n la radicalizaci¨®n mayor que podr¨ªa producirse en las prisiones. ¡°Hemos visto estudios que muestran que la mayor¨ªa de los retornados no generan alarma de que puedan atacar en sus pa¨ªses. Pero si se les mete en la c¨¢rcel y no tienen nadie que trabaje con ellos, puede producirse una radicalizaci¨®n a¨²n m¨¢s fuerte¡±, afirma Daniel Koehler, director del Instituto de Estudios de Radicalizaci¨®n y Desradicalizaci¨®n alem¨¢n. Koehler se refiere al trabajo que en febrero de 2013 public¨® el acad¨¦mico noruego Thomas Hegghammer en American Political Science Review y que se ha convertido en una referencia cuando se debate esta cuesti¨®n. Seg¨²n el an¨¢lisis que realiz¨® de los 106 atentados islamistas perpetrados o planeados en Europa, Norteam¨¦rica y Australia entre 1990 y 2010, de las 401 personas implicadas, 107 hab¨ªan sido previamente combatientes extranjeros, una de cada nueve de las que durante aquel periodo se unieron fuera a grupos radicales (945). ¡°La mayor proporci¨®n de gente que hemos visto volver son desilu?sionados o personas con traumas mentales graves. Obviamente, con esos problemas psicol¨®gicos hay riesgo, pero creo que con la mayor¨ªa hay posibilidades de trabajar para empujarlos en otra direcci¨®n¡±, argumenta el dan¨¦s Lasse Lindekilde, especialista en terrorismo de la Universidad de Aarhus. Su visi¨®n es especialmente relevante porque su ciudad es pionera en la aplicaci¨®n de un programa de desradicalizaci¨®n en el que el Gobierno municipal anima a sus combatientes a que regresen.
¡°Es muy complicado averiguar qu¨¦ han vivido y qu¨¦ les ha empujado a volver¡±, explica
el psiquiatra Aram Hasan
Lo lanzaron en 2007 y desde 2013 est¨¢ enfocado en prevenir los viajes a Siria y tratar a los retornados con monitorizaci¨®n, asistencia para encontrar alojamiento y trabajo o educaci¨®n y tratamiento psicol¨®gico. Hoy trabajan con cerca de una veintena de retornados, y aunque sus responsables reconocen que no hay ¡°conclusiones cient¨ªficas¡± de que funcione, s¨ª tienen ¡°buenas experiencias¡± que lo respaldan. Lo mismo sucede en Alemania, la otra referencia en este tipo de estrategias. All¨ª han adaptado las organizaciones que trabajaban contra las ideolog¨ªas neonazis para dar respuesta al extremismo isl¨¢mico. ¡°Nuestros expertos pueden saber en qu¨¦ direcci¨®n va cada uno de los retornados con los que trabajan, aunque no tengamos ninguna garant¨ªa. Sabemos que si se equivocan el problema es que podemos acabar con una bomba en un autob¨²s, pero hay que confiar en los especialistas¡±, explican desde Violence Prevention Network en Berl¨ªn, una de las organizaciones que tratan con retornados.
El segundo motivo por el que se reclama esta alternativa es para mostrar a los combatientes una salida al yihadismo y evitar tambi¨¦n as¨ª una posible inmersi¨®n mayor. ¡°Esta es una guerra psicol¨®gica en dos direcciones. Ellos quieren que sus reclutados quemen cualquier puente para regresar a su vida anterior. Nosotros debemos hacer lo contrario: mostrarles, sobre todo a trav¨¦s de sus familias, que es con las que mantienen los lazos, que s¨ª hay marcha atr¨¢s, que pueden regresar si quieren hacerlo¡±, explica Koehler. El ulema sirio Mohamed al Yaqoubi, uno de los l¨ªderes religiosos m¨¢s relevantes de su pa¨ªs, hoy exiliado en Marruecos por apoyar la guerra contra El Asad, va m¨¢s all¨¢: ¡°A los que se arrepienten hay que convertirlos en h¨¦roes. Celebrarlos. Debemos hacerles hueco. Si les cerramos la puerta de atr¨¢s pueden acabar transform¨¢ndose en suicidas¡±.
Esa es la tercera de las claves. Trabajar con los retornados y lograr su colaboraci¨®n ayudar¨ªa a poder utilizarlos como herramientas de contrapropaganda, una batalla todav¨ªa perdida por los Gobiernos occidentales contra los islamistas. ¡°Si esta gente vuelve y cuenta p¨²blicamente qu¨¦ es el Estado Isl¨¢mico, ser¨ªa un mensaje realmente ¨²til: hablan la misma lengua, tienen las mismas ra¨ªces y han escuchado los mismos mensajes que aquellos que pueden estar pensando en unirse. Eso resultar¨ªa efectivo¡±, analiza Richard Barret, exresponsable de terrorismo del MI6, el servicio de inteligencia brit¨¢nico, y hoy directivo de la empresa de asesor¨ªa de seguridad internacional Soufan.
¡°Si esta gente vuelve y cuenta p¨²blicamente qu¨¦ es el Estado Isl¨¢mico, ser¨ªa un mensaje realmente ¨²til", dice Richard Barret, exresponsable de terrorismo del MI6
El problema es c¨®mo hacerlo y hasta d¨®nde se puede asumir el riesgo. Hay una premisa clara de c¨®mo empezar a trabajar: aquellos que hayan cometido cr¨ªmenes deben ser procesados. Pero la cuesti¨®n es c¨®mo saber qu¨¦ hizo cada retornado en Siria o Irak. Sobre todo porque si no hay informaci¨®n disponible, nadie va a confesar. Porque incluso con esas estad¨ªsticas del informe del noruego Hegghammer, que uno de cada nueve retornados sea un terrorista potencial es un n¨²mero significativo. Aquel trabajo conclu¨ªa adem¨¢s que la presencia de retornados incrementaba la posibilidad de que un atentado planeado finalmente se ejecutase y tambi¨¦n que aumentaba la efectividad.
¡°No sabemos cu¨¢l es el peligro real. Tampoco si realmente est¨¢n desilusionados y han cambiado de opini¨®n o si vuelven como una c¨¦lula dormida. Y los Gobiernos no quieren esperar para saber qui¨¦n forma parte de cada grupo. Estoy de acuerdo en que no todos son extremistas, en que los desilusionados quieren salir de ah¨ª, pero ?c¨®mo lo pruebas?, ?qu¨¦ preguntas les van a hacer?, ?y c¨®mo saber si est¨¢n diciendo la verdad?¡±, se pregunta Mubin Shaikh. Su caso tambi¨¦n es relevante. Canadiense y musulm¨¢n con padres de origen indio, Shaikh es hoy un experto en yihadismo que ha colaborado con las fuerzas de seguridad de su pa¨ªs, pero en los a?os noventa fue un joven radical simpatizante de los talibanes. De ah¨ª que ¨¦l proponga trabajar con un grupo de expertos en el que haya siempre un antiguo extremista, adem¨¢s de psic¨®logos, trabajadores sociales, polic¨ªas y expertos en religi¨®n. Shaikh tambi¨¦n plantea que los retornados deben aparecer en televisi¨®n y acudir a la mezquita para explicar lo que vieron e hicieron y para renunciar p¨²blicamente al grupo. ¡°Tienes que asegurarte de que quien haya sido un extremista no pueda volver a serlo aunque quiera¡±, a?ade.
Asunto distinto es, tambi¨¦n en Espa?a, el coste electoral que puede tener para un Gobierno. Como reconoce el dan¨¦s Lindekilde, ¡°no da votos ser blando con los terroristas¡±. Estas medidas deber¨ªan ser explicadas a la opini¨®n p¨²blica, seg¨²n los expertos, como alternativas para reducir el riesgo. Aunque resulten dif¨ªciles de entender.
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