Obama remueve los cimientos del patriotismo estadounidense
El presidente de Estados Unidos reformula la idea del 'excepcionalismo americano' para reflejar la nueva diversidad del pa¨ªs y ofrecer una visi¨®n autocr¨ªtica de la historia
El presidente Barack Obama intenta redefinir el patriotismo estadounidense. Frente a la idea de una naci¨®n elegida y ¨²nica, Obama propone una alternativa: una visi¨®n autocr¨ªtica de un pa¨ªs excepcional, s¨ª, pero no s¨®lo por sus virtudes; tambi¨¦n por sus pecados. Su versi¨®n del llamado excepcionalismo americano, patente en la reacci¨®n a los atentados de Par¨ªs y San Bernardino o en el acercamiento a Cuba e Ir¨¢n, refleja cambios sociales de unos Estados Unidos m¨¢s diversos, con una historia compleja: heroica y traum¨¢tica. Y se traduce en una pol¨ªtica exterior cauta, consciente de los l¨ªmites para cambiar el mundo.
En noviembre, tras los atentados yihadistas de Par¨ªs, y ante las presiones para que EE UU actuase r¨¢pido y con contundencia contra el Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), Obama dijo para defender su estrategia: ¡°Lo que no haremos, y lo que yo no hago, es actuar para obtener beneficios pol¨ªticos o para que, en un sentido abstracto, Am¨¦rica parezca fuerte o yo parezca fuerte¡±.
A principios de diciembre, tras el ataque de San Bernardino (California), en el que un matrimonio inspirado por el ISIS mat¨® a 14 personas, Obama dijo: ¡°Lo que sabemos es que tenemos un patr¨®n de tiroteos masivos sin paralelo en ning¨²n otro lugar del mundo¡±.
En la primera declaraci¨®n, Obama rechazaba el patrioterismo agresivo: la idea arrogante de que a golpe de bomba este pa¨ªs puede solucionarlo todo. En la segunda, se?alaba una evidencia: EE UU es excepcional en muchos sentidos, pero uno de ellos es en la epidemia de muertes por armas de fuego.
Obama ve a EE UU con sus claroscuros, un contraste con la visi¨®n prevalente del excepcionalismo americano, la idea de que este pa¨ªs es ¡°la ciudad brillante sobre la colina¡±, seg¨²n la expresi¨®n de John Winthrop, uno de los primeros peregrinos en desembarcar en la Nueva Inglaterra en el siglo XVII.
Uno de los textos can¨®nicos del excepcionalismo americano es el ¨²ltimo discurso del presidente Ronald Reagan antes de abandonar la Casa Blanca, en enero de 1989. El republicano Reagan record¨® un episodio de principios de los ochenta. La tripulaci¨®n de un portaaviones estadounidense avist¨® un barco con refugiados vietnamitas. Una lancha del portaaviones fue a rescatarlo. Cuando se acercaba al buque, uno de los refugiados dijo a uno de los marinos estadounidenses: ¡°Hola, marinero americano. Hola, hombre de la libertad¡±. Esto era Estados Unidos, para el presidente Reagan: ¡°La ciudad brillante sobre la colina¡±, que expresaba Winthrop, el faro de la humanidad, un im¨¢n para ¡°los peregrinos de los lugares perdidos que se precipitan a trav¨¦s de la oscuridad, hacia casa¡±.
Obama no se cansa de repetir que EE UU es el ¨²nico pa¨ªs que puede liderar la respuesta a grandes crisis, desde el yihadismo al ¨¦bola, pero matiza la visi¨®n de un excepcionalismo americano m¨ªstico e inapelable. Sus cr¨ªticos le reprochan que en 2009, poco despu¨¦s de llegar a la Casa Blanca, dijese: ¡°Creo en el excepcionalismo americano, del mismo modo que sospecho que los brit¨¢nicos creen en el excepcionalismo brit¨¢nico y los griegos creen en el excepcionalismo griego¡±. Una de las promesas de los candidatos republicanos, en la campa?a para las elecciones presidenciales de noviembre, es recuperar la grandeza estadounidense, supuestamente degradada por Obama.
Con Obama, EE UU se ha abierto a dialogar con viejos enemigos como Cuba e Ir¨¢n. En ambos casos, el giro se acompa?a de un mea culpa, una relectura de la propia historia.
El ¡®mea culpa¡¯
¡°Incluso con tus adversarios, creo que debes ser capaz de ponerte en su piel¡±, dijo tras el acuerdo nuclear con Ir¨¢n, en julio. ¡°Si miras a la historia de Ir¨¢n, el hecho es que tuvimos alguna implicaci¨®n en el derrocamiento de un r¨¦gimen democr¨¢ticamente electo¡±, dijo. Era una alusi¨®n al golpe que en 1953 derroc¨® al primer ministro iran¨ª, Mohammed Mossadegh. ¡°Soy consciente de que hay cap¨ªtulos oscuros en nuestra propia historia en los que no hemos observado los principios y los ideales sobre los que se fund¨® el pa¨ªs¡±, dijo el presidente en abril, en la cumbre de l¨ªderes americanos en Panam¨¢. Ninguno de los que le escuchaban ¡ªalgunos de ellos, dictadores y presidentes autoritarios¡ª enton¨® un mea culpa similar.
Obama articula ¡°una forma nueva y radical del excepcionalismo americano¡±, escribi¨® hace unos meses The Washington Post, en un art¨ªculo que desmenuzaba el discurso del presidente en Selma (Alabama), el 7 de marzo pasado. Aquel d¨ªa, cincuenta a?os antes, qued¨® en la historia de la lucha por los derechos civiles como el domingo sangriento, por la represi¨®n policial contra los manifestantes en Selma.
En el discurso, Obama enumer¨® una serie de referentes alternativos de la historia estadounidense que inclu¨ªa a exploradores y nativos, a inmigrantes latinos y supervivientes del holocausto, a los bomberos que perdieron su vida el 11-S en la zona cero de Nueva York y a pioneros de la lucha por los derechos de los gais. El pa¨ªs cambia y tambi¨¦n el pante¨®n del patriotismo estadounidense.
¡°?Qu¨¦ mayor forma de patriotismo existe que la creencia en que Am¨¦rica todav¨ªa no est¨¢ acabada, que somos lo suficientemente fuertes para ser autocr¨ªticos, que cada generaci¨®n sucesiva puede mirar sus imperfecciones y decidir que est¨¢ en su poder rehacer esta naci¨®n para alinearla m¨¢s cerca de nuestros ideales m¨¢s altos?¡±, dijo.
¡°El excepcionalismo americano persistir¨¢ en alguna forma¡±
¡°Empezamos nuestra existencia con la convicci¨®n de que ¨¦ramos una naci¨®n distinta a la que Dios estaba usando para dar un nuevo comienzo de la humanidad¡±, escribi¨® a mediados de siglo el te¨®logo Reinhold Niebuhr, uno de los pensadores de referencia de Obama y cr¨ªtico con el excepcionalismo americano. ¡°Nos cuesta casi tanto como a los comunistas creer que cualquier persona pueda pensar mal de nosotros¡±, dec¨ªa Niebuhr en plena Guerra Fr¨ªa.
No es f¨¢cil definir el excepcionalismo americano. "Significa que nosotros, los americanos, nos vemos a nosotros mismos como el nuevo pueblo elegido, seleccionado por Dios o la Providencia o la Historia para dirigir el mundo y transformarlo a nuestra imagen", explica en un correo electr¨®nico el historiador y exmilitar Andrew Bacevich, autor de Los l¨ªmites del poder. El fin del excepcionalismo americano.
El excepcionalismo americano, dice Bacevich, no es un sin¨®nimo de nacionalismo. Tiene un significado m¨¢s amplio, dice, y est¨¢ relacionado con la hybris, el t¨¦rmino griego que designa la arrogancia desmedida. ¡°Desde el final de la Guerra Fr¨ªa, y especialmente despu¨¦s del 11-S¡±, dice Bacevich, ¡°el excepcionalismo americano adopt¨® un perfil militarista y duro. Era a trav¨¦s del uso de un poder militar superior que Estados Unidos realizar¨ªa su misi¨®n salvadora. El presidente Obama ha reconocido el fracaso de este esfuerzo y ha intentado, en efecto, desmilitarizar el excepcionalismo americano. Pero su esfuerzo, hasta ahora, ha fracasado¡±.
Estados Unidos sigue atrapado en las guerras de la d¨¦cada pasada, en Oriente Pr¨®ximo y Afganist¨¢n, y su poder¨ªo militar sigue siendo una de las bases ¡ªno la ¨²nica¡ª de su influencia mundial. ¡°El resultado [de las elecciones presidenciales] de 2016¡±, dice Bacevich, ¡°nos dar¨¢ algunas claves sobre c¨®mo se ha enmendado el concepto de excepcionalismo americano. Una cosa es cierta: persistir¨¢ en alguna forma¡±.
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