¡°No es realista pensar que podemos vigilar a sospechosos las 24 horas¡±
El exfuncionario explica que los recortes debilitaron al espionaje en B¨¦lgica
Los servicios secretos y la polic¨ªa belga est¨¢n en el punto de mira tras la masacre de Par¨ªs. En B¨¦lgica se prepararon los ataques y crecieron y se radicalizaron varios de los presuntos terroristas. Al menos uno de ellos, Salah Abdeslam, a¨²n fugado, regres¨® a B¨¦lgica tras los atentados. No es la primera vez que pesquisas antiterroristas apuntan a B¨¦lgica, el pa¨ªs con el mayor n¨²mero de europeos per c¨¢pita desplazados a Siria e Irak. Las canciller¨ªas y la prensa de medio mundo se preguntan estos d¨ªas c¨®mo es posible que todo esto suceda en el peque?o pa¨ªs a espaldas de la polic¨ªa y los servicios secretos. Las investigaciones internas detallar¨¢n hasta qu¨¦ punto se han cometido errores. Alan Winants, al frente de los servicios secretos belgas hasta el a?o pasado y durante los ¨²ltimos ocho, adelanta en una entrevista concedida a principios de mes algunas de las carencias del sistema en su despacho del palacio de Justicia de Bruselas, donde ejerce de abogado general.
Cuenta Winants que los recortes de los ¨²ltimos a?os han dejado al espionaje belga en los huesos. Que los retornados de Siria e Iraq suponen una amenaza dif¨ªcilmente controlable y que B¨¦lgica acumula reformas legales pendientes, que tal vez ahora, tras los atentados de Par¨ªs vean la luz. A¨²n as¨ª, sostiene que ¡°no hay espionaje en el mundo capaz de garantizar que no va a haber atentados ni con todos los agentes del mundo¡±.
La modernizaci¨®n de los servicios belgas ha tardado mucho en llegar. ¡°Solo en 2010 se legalizaron las escuchas telef¨®nicas como en cualquier servicios secreto moderno y hasta 1998 simplemente no hab¨ªa ninguna ley que regulara nuestras actividades¡±. Para Winants es un reflejo de que ¡°aqu¨ª no hay una cultura de los servicios secretos. A los pol¨ªticos y a los ciudadanos no les interesa o incluso desconf¨ªan del espionaje¡±. Poco a poco, la clase pol¨ªtica belga se concienci¨® de la necesidad de armar legalmente a los agentes y las competencias fueron llegando. El problema fue que acto seguido lleg¨® la crisis financiera. ¡°Se dej¨® de reclutar a gente y a los que se jubilaban no se les remplazaba. Lleg¨® un momento en el que no era posible recortar m¨¢s¡±. Winants dej¨® su puesto el a?o pasado, dejando claro que faltaban un m¨ªnimo de 120 agentes. Tras los ataques de Par¨ªs, los pol¨ªticos han acordado una partida de 400 millones para los servicios secretos.
Especialmente complicado es el seguimiento de los retornados de Siria e Irak, unos 125 en B¨¦lgica. Una de las reformas legales en curso consiste en encarcelar a los que regresen, porque hasta ahora, quedaban en libertad porque no hab¨ªa delito que se les pudiera aplicar. Surge el problema a?adido de poner orden en unas c¨¢rceles convertidas en uno de los grandes focos de radicalizaci¨®n. Otra de las reformas, que ya ha superado el consejo de ministros, consiste en permitir los registros en domicilios durante la noche. Ahora est¨¢n prohibidos entre las 21.00 y las 5.00, lo que impidi¨® tras los atentados de Par¨ªs entrar en una casa en la que podr¨ªa haber estado un sospechoso, seg¨²n se ha sabido despu¨¦s. Se baraja tambi¨¦n la vigilancia con brazaletes electr¨®nicos o la p¨¦rdida de nacionalidad por actos de terrorismo. Algunas de las reformas dif¨ªcilmente ver¨¢n la luz en un pa¨ªs muy garantista y protector de las libertades individuales. ¡°Tiene que haber un equilibrio y deben respetarse los derechos democr¨¢ticos y la privacidad¡±, dice Winants, que cree tambi¨¦n que los atentados de Par¨ªs han supuesto un antes y un despu¨¦s. ¡°Ahora los pol¨ªticos son conscientes de la amenaza, espero que lo sigan siendo¡±.
Winants cifra los efectivos del espionaje en 650 ¨Cla mitad que sus vecinos holandeses, asegura- y explica que eso incluye la protecci¨®n de personalidades pol¨ªticas destacadas en B¨¦lgica, un pa¨ªs que alberga los cuarteles generales de la OTAN y de la UE. En cualquier caso, la lista de sospechosos de radicalizaci¨®n ¨Cunos 800- es tan larga, que, seg¨²n Winants ¡°no es realista pensar que con nuestros medios podemos vigilar durante 24 a los sospechosos¡±. Calcula que requerir¨ªa unas 15 o 20 personas por sospechoso. ¡°La seguridad tiene un precio y si no est¨¢s dispuesto a pagarlo, tienes que asumir las consecuencias¡±.
Explica Winants que la radicalizaci¨®n en B¨¦lgica se ha vuelto un proceso muy individualizado, que sucede entre familiares y amigos y a trav¨¦s de la Red. ¡°Teniendo en cuenta el tama?o de nuestro pa¨ªs, estamos a la cabeza de la lista de combatientes en el extranjero. Antes iban a Afganist¨¢n, a Chechenia¡ , pero lo de Siria es otra dimensi¨®n. Ahora hay un claro sentimiento de nosotros contra ellos, de Occidente contra la yihad, que atrae a muchos j¨®venes que dicen luchar por una causa noble y que no encuentran su sitio en el modo de vida occidental¡±. Y asegura que con Al Qaeda hab¨ªa l¨ªderes y objetivos claros, pero que ahora es mucho m¨¢s dif¨ªcil seguir a los lobos solitarios y a las c¨¦lulas cada vez m¨¢s peque?as. ¡°En Siria les adoctrinan para cometer algo, tal vez no un 11-S, sino peque?as acciones aisladas. Vamos a ver m¨¢s acciones como la del Thalys o la del museo jud¨ªo aqu¨ª en B¨¦lgica¡±.
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