Dios salve a la reina (Sincelejo, Sucre)
Si la v¨ªctima del absurdo desliz no hubiera sido la Se?orita Colombia, en fin, la tragedia no habr¨ªa pasado de ser una comedia
Pero qu¨¦ puede esperarse de un concurso de belleza que no s¨®lo es presentado en cualquier rampl¨®n hotel de Las Vegas, sino que adem¨¢s, como si la idea fuera probar nuestra sideral vocaci¨®n al rid¨ªculo, sigue llam¨¢ndose Miss Universo, y sigue existiendo. Si el presentador no hubiera cometido el error colosal de coronar a la reina equivocada, si, paralizado por la pregunta ¡°y ahora qu¨¦¡¡±, pobre, no hubiera permitido adem¨¢s que la segunda mujer m¨¢s bella del cosmos desfilara durante tres minutos eternos como si fuera la primera, ja, entonces el tal reinado que a?o tras a?o pierde espectadores ¨Cde 2014 a 2015, seg¨²n la agencia Nielsen, perdi¨® mucho m¨¢s de un mill¨®n: c¨®mo no¨C habr¨ªa seguido siendo un problema de hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana. Si la v¨ªctima del absurdo desliz no hubiera sido la Se?orita Colombia, en fin, la tragedia no habr¨ªa pasado de ser una comedia.
Y las reacciones, que en la era de las redes son tics, no hubieran ido de la indignaci¨®n nacionalista a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n en apenas unas horas.
Pero la m¨¢rtir ten¨ªa que ser Miss Columbia: c¨®mo no. El Presidente de la Rep¨²blica, aunque los pol¨ªticos no cuenten, ten¨ªa que liderar el delirio como corresponde: ¡°9:57 PM: Felicitaciones @gutierrezary miss universo 2016!!!! Que orgullo!¡± y ¡°10:03 PM: @gutierrezary para nosotros seguir¨¢s siendo nuestra miss universo!¡±. El alcalde de Sincelejo, Sucre, aquella sabana amarilla cubierta de mangos y habitada por juglares de tiempos mejores ¨Cy de donde viene la reina, Ariadna Guti¨¦rrez, de 21 a?os¨C ten¨ªa que jurar: ¡°la bella sincelejana ser¨¢ recibida en su tierra natal como reina mundial¡±. Ese paisano ten¨ªa que declarar, a la radio, ¡°esto es una humillaci¨®n para la ciudad¡±. Y Steve Harvey, el perplejo presentador que salv¨® al obsoleto Miss Universo del olvido, ten¨ªa que ser reducido en las redes a se?or cara de papa amenazado por el meme ¨Cel fantasma en chiste¨C del escalofriante Pablo Escobar.
Debo decir, sin embargo, que hubo una vez tiempos peores. Que a principios de los noventa, cuando ni el porno ni el feminismo ni la correcci¨®n pol¨ªtica ni las celebridades estaban tan a la mano, tan en la punta de la lengua ¨Cy el gran relato sobre la monstruosidad no era Kardashian sino Frankenstein¨C, la suerte y la honra y la moral de ese pa¨ªs cofinanciado por el narcotr¨¢fico llegaron a depender enteramente de que la Se?orita Colombia se llevara la corona de Miss Universo. Era como si se le quisiera probar al mundo que esta raza de siervos y de p¨ªcaros daba tambi¨¦n reyes de la monta?a y reinas de belleza: ¡°mente sana en cuerpo sano¡±. En cambio el a?o pasado, cuando la colombiana Paulina Vega recibi¨® la corona universal, hubo ruido, s¨ª, ¡°?por fin¡!¡±, pero no fue como si Nairo Quintana hubiera ganado el Giro de Italia: no fue la gran reivindicaci¨®n de un pa¨ªs ofendido, sino apenas una noticia de far¨¢ndula.
Miss Universo empez¨® por su decadencia: tendr¨¢ la vida ¨²til de las tonter¨ªas. Si ha sido la ¨²ltima noticia universal de este 2015 en el borde de la guerra y de la paz, ha sido s¨®lo para constatar su ridiculez, su impertinencia en todos los planetas del planeta. Durante sus primeros a?os, de 1952 a 1997, fue un poco m¨¢s censurado que parodiado: los curas condenaron su existencia pecaminosa, los organizadores prohibieron los bikinis libertarios, y ciertos cr¨ªticos se santiguaron ante semejante zool¨®gico humano y se empe?aron en rescatar a las candidatas de una estupidez que dieron por sentada. Sirvi¨® a la pol¨ªtica alguna vez. Fue tambi¨¦n una oportunidad, una beca para estudiar. Pero hoy es sobre todo un chiste pesado. Ya se habla, del desierto de Las Vegas a la sabana de Sincelejo, de la gloria de perder Miss Universo.
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