La campa?a de Estados Unidos deja aparcada la econom¨ªa
A diferencia de 2008 y 2012, los n¨²meros pasan desapercibidos en debate, pero la justicia social acabar¨¢ poni¨¦ndose sobre la mesa de los candidatos
La recuperaci¨®n econ¨®mica, la amenaza terrorista y el ¡®fen¨®meno Trump¡¯, por el r¨¢pido ascenso del aspirante republicano, han desterrado la econom¨ªa de la primera l¨ªnea de fuego de la campa?a norteamericana, a diferencia de lo que ocurri¨® en 2012 y 2008. Se habla poco de pol¨ªtica fiscal, energ¨¦tica o de la banca porque las verdaderas preocupaciones est¨¢n en la seguridad o la inmigraci¨®n. Pero el debate tambi¨¦n est¨¢ pasando de puntillas sobre la que s¨ª es una lacra estadounidense: el declive de la clase media y la desigualdad creciente, que han quedado diluidos en la primera fase de la contienda electoral.
La gravedad de la crisis se pod¨ªa percibir en pa¨ªses como Espa?a o Grecia cuando en los caf¨¦s se empezaba a o¨ªr hablar de la prima de riesgo y los mercados financieros copaban las tertulias de televisi¨®n. En la calle, si la econom¨ªa pasa desapercibida es porque las cosas van bien. Y en EE UU, con pleno empleo, un crecimiento econ¨®mico del 2% anual, el debate econ¨®mico no tiene el protagonismo de las dos campa?as anteriores, marcadas por la Gran Recesi¨®n. El hecho de que las 10 mayores compa?¨ªas cotizadas de todo el mundo sean de EE UU, algo que no ocurr¨ªa desde 2002, refleja c¨®mo el pa¨ªs se reafirma como superpotencia en medio de la incertidumbre global.
Pero no todo marcha tan bien en la econom¨ªa norteamericana, ya que esa robusta recuperaci¨®n econ¨®mica ha sido tan desequilibrada que a¨²n no ha llegado a una buena parte de la poblaci¨®n y est¨¢ agravando un problema de desigualdad ya end¨¦mico. Y s¨ª se habla de ello en la calle. ¡°La brecha entre los muy ricos y el resto es m¨¢s ancha hoy que en cualquier otra ¨¦poca desde los a?os veinte¡±, dec¨ªa el viernes Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton por la candidatura dem¨®crata.
La justicia social es el gran asunto econ¨®mico de esta campa?a, sobre todo para los dem¨®cratas. Julian Zelizer, analista pol¨ªtico y profesor de Princeton, se?ala que ¡°los dem¨®cratas se centraron en la desigualdad al principio y algunos republicanos tambi¨¦n han hablado de ella, como Jeb Bush, Paul Ryan o Marco Rubio¡±, explica.
Los puntos de vista difieren: mientras el enfoque de la desigualdad del que en Europa se llamar¨ªa socialdem¨®crata pone el acento en la redistribuci¨®n de la riqueza, con los impuestos y las ayudas sociales, el conservador conf¨ªa casi en exclusiva en el crecimiento. ¡°Ahora el debate se ha centrado m¨¢s en la seguridad y la inmigraci¨®n. Los pol¨ªticos, al fin y al cabo, reaccionan a los sucesos [como los atentados de Par¨ªs y San Bernardino]¡±, apunta Zelizer.
Para los dem¨®cratas, dar la batalla de la desigualdad supone un arma de doble filo, ellos han gobernado los ¨²ltimos ocho a?os
Porque mientras los grandes n¨²meros responden, Estados Unidos se ha topado con otros incendios, como problemas raciales, tiroteos que ponen sobre la mesa la necesidad de un mayor control de las armas o el temor a los atentados islamistas. Y est¨¢ Donald Trump. El precandidato republicano ha reventado el discurso ideol¨®gico. ¡°El debate por la nominaci¨®n ha estado de lejos m¨¢s dominado por la confrontaci¨®n de personalidades que por la discusi¨®n de temas. Trump ha dejado boquiabiertos a todos con el poder que a¨²n mantiene y su falta de ideas pol¨ªticas serias sobre la econom¨ªa u otros asuntos¡±, considera desde Brookings Institution la investigadora Isabel Sawhill, que trabaj¨® para la Administraci¨®n de Bill Clinton.
Para los dem¨®cratas, agitar el problema de la desigualdad es un arma de doble filo. Son los que tienen menos complejos a la hora de hablar de m¨¢s impuestos para los ricos, aunque al mismo tiempo tienen que responder a la pregunta: ?est¨¢ la clase trabajadora mejor que hace ocho a?os, despu¨¦s de dos legislaturas progresistas?
Pero desde 2008 Estados Unidos ha pasado la peor crisis econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n y el derrumbe de su sistema financiero. Aun as¨ª, que siete a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de Lehman Brothers, queda mucha gente descolgada del sistema. Es aqu¨ª donde el proyecto social de Barack Obama ha quedado corto.
Sawhill defiende que los dem¨®cratas han abordado ampliamente los asuntos de la brecha social, las bajas m¨¦dicas o el aumento del salario m¨ªnimo, ¡°aunque eso no es lo que da los titulares¡±, lamenta. Pero tampoco son lo que han encendido los debates entre los candidatos.
Inter¨¦s pol¨ªtico
Puede cambiar en la siguiente fase de campa?a. ¡°Creo que la diferencia entre partidos sobre la econom¨ªa es muy grande, pero en el interior de cada uno de ellos no tanta, as¨ª que conforme avancemos, veremos mucho m¨¢s foco en la econom¨ªa¡±, apunta el economista Michael Madowitz, del Centro para el Progreso Americano.
Aunque Bernie Sanders es el azote de los excesos del capitalismo, Madowitz ve a Clinton, la gran favorita de cara a las primarias, con alguna buena baza. ¡°Espero que haga ver que, desde los ochenta, la ¨²nica vez que los ingresos han subido para todos los estadounidenses fue cuando su marido fue presidente¡±, recalca.
Las diferencias entre ricos y pobres en EE UU empiezan a crecer en un proceso estructural que arranca en los a?os ochenta con las reformas liberalizadoras del presidente Ronald Reagan, la globalizaci¨®n comercial y la revoluci¨®n tecnol¨®gica. ¡°Los datos son muy claros: ha habido un enorme aumento de la desigualdad en las ¨²ltimas d¨¦cadas e incluso en los ¨²ltimos pocos a?os, pero lo que importa a los pol¨ªticos son los datos electorales y la sabidur¨ªa tradicional dice que los votantes americanos no han respondido bien tradicionalmente a los debates sobre la desigualdad¡±, advierte Madowitz.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.