Sun¨ªes y chi¨ªes, un conflicto por el poder vestido de cisma religioso
La divisi¨®n del islam entre las dos comunidades se utiliza en una lucha por la supremac¨ªa en Oriente Pr¨®ximo
La escisi¨®n del islam en dos grandes ramas hunde sus ra¨ªces en el siglo VII, el periodo que sigui¨® a la muerte de Mahoma. La raz¨®n fue la discrepancia dentro de la comunidad de fieles sobre qui¨¦n deb¨ªa ser el sucesor del profeta como l¨ªder espiritual y pol¨ªtico, es decir, como califa, pues Mahoma no hab¨ªa fijado una f¨®rmula concreta.
Los partidarios de Ali, sobrino y yerno del profeta, cre¨ªan que solo un descendiente directo de Mahoma pod¨ªa asumir ese cargo. Fueron bautizados como chi¨ªes, que significa la ¡°facci¨®n¡±, pues se encontraban en minor¨ªa. La mayor¨ªa, en cambio, sosten¨ªa que la comunidad deb¨ªa poder elegir a su nuevo gobernante en funci¨®n de sus virtudes.
Los chi¨ªes sufrieron una derrota decisiva en Kerbala (Irak) en el a?o 680, donde Hussein, el hijo de Ali, fue decapitado. Los chi¨ªes nunca aceptaron la legitimidad del califato sun¨ª, y mantuvieron durante d¨¦cadas una dinast¨ªa paralela. Hoy siguen siendo minor¨ªa en el islam y se consideran discriminados en algunos pa¨ªses.
?Qu¨¦ diferencias teol¨®gicas separan a sun¨ªes y chi¨ªes?
A partir de una religi¨®n com¨²n, las diferencias en la interpretaci¨®n de los textos sagrados crecieron con el tiempo. M¨¢s all¨¢ de algunos ritos y de las jerarqu¨ªas religiosas, las divergencias doctrinales que m¨¢s envenenan la convivencia entre ambas comunidades hacen referencia a la interpretaci¨®n de la historia sagrada del islam, y muy especialmente, la de los a?os siguientes a la muerte de Mahoma. Los sun¨ªes, por ejemplo, consideran la devoci¨®n chi¨ª hacia Ali una herej¨ªa.
?Qu¨¦ pa¨ªses tienen una poblaci¨®n importante o mayoritaria de chi¨ªes?
Pr¨¢cticamente ausentes del norte de ?frica, la presencia de los chi¨ªes se concentra sobre todo en Oriente Pr¨®ximo y algunos pa¨ªses asi¨¢ticos como Afganist¨¢n y Pakist¨¢n. Solo son mayor¨ªa en Ir¨¢n, la gran potencia y faro de los chi¨ªes, en Irak y Bahr¨¦in. Existen importantes comunidades en L¨ªbano, Yemen, Turqu¨ªa, Siria y Arabia Saud¨ª, donde representan un 10% de la poblaci¨®n. Se calcula que unos 150 millones de los m¨¢s de 1.200 millones de musulmanes son chi¨ªes (algo menos del 15%).
?C¨®mo ha evolucionado la relaci¨®n entre ambos grupos?
A lo largo de la historia se han alternado periodos de mayor y menor conflictividad. En la ¨¦poca contempor¨¢nea, la relaci¨®n comienza a tensarse con la llegada al poder en Ir¨¢n del ayatol¨¢ Jomeini en 1979 con la instauraci¨®n de un r¨¦gimen teocr¨¢tico chi¨ª que pretende exportar su revoluci¨®n a toda la regi¨®n. El triunfo de Jomeini marca la eclosi¨®n de los movimientos pol¨ªticos islamistas de ambas ramas. La utilizaci¨®n pol¨ªtica de la religi¨®n se multiplica.
?Qu¨¦ peso tiene la religi¨®n en el conflicto actual?
La religi¨®n se ha convertido en una herramienta de movilizaci¨®n popular en una lucha que es sobre todo pol¨ªtica. En una regi¨®n donde las fronteras nacionales son resultado del juego de equilibrios entre las potencias coloniales, la adscripci¨®n religiosa es a menudo el elemento identitario m¨¢s fuerte.
Detr¨¢s de algunos de los conflictos actuales se esconde la vieja rivalidad por la supremac¨ªa en la regi¨®n del golfo P¨¦rsico librada por Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n. Esta din¨¢mica es tambi¨¦n evidente en Irak, de mayor¨ªa chi¨ª pero gobernado tradicionalmente por una ¨¦lite sun¨ª, y que Ir¨¢n pretende convertir en un sat¨¦lite. El hecho de que el reino saud¨ª sea la cuna de la intransigente escuela wahab¨ª, que considera herejes a los chi¨ªes, solo echa m¨¢s le?a al fuego. Como lo ha hecho la aparici¨®n en el tablero geopol¨ªtico del yihadismo sun¨ª, primero con Al Qaeda y ahora con el Estado Isl¨¢mico, que se han ensa?ado con los chi¨ªes, a sus ojos infieles a erradicar.
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