La prueba nuclear norcoreana refuerza el papel de EE UU en Asia
Pyongyang introduce un nuevo elemento en la regi¨®n dominada por la rivalidad China-EEUU
Corea del Norte ha tratado esta semana de aumentar la presi¨®n para ser reconocida como una potencia nuclear con la prueba del pasado mi¨¦rcoles en la que aseguraba que emple¨® una bomba de hidr¨®geno. Y ha introducido un nuevo elemento en el gran juego de alianzas estrat¨¦gicas y comerciales que Estados Unidos y China disputan en el siglo XXI en Asia, un tablero de ajedrez que representa el 38,8% del PIB mundial. La prueba nuclear ha dejado en evidencia la falta de control de Pek¨ªn sobre Pyongyang y ha reforzado el papel de Washington como garante de la seguridad en la regi¨®n.
Las fintas entre las dos potencias, que han exhibido su rivalidad de manera m¨¢s visible en el mar del Sur de China, ya llevan tiempo en marcha. Mientras Washington proclama un giro hacia Asia Pac¨ªfico, China moderniza su Ej¨¦rcito a marchas forzadas. Jap¨®n ha intensificado su relaci¨®n de seguridad con EE UU gracias a sus nuevas gu¨ªas de Defensa, aprobadas el a?o pasado. Corea del Sur intensifica su relaci¨®n comercial con China, pero depende a¨²n para su seguridad de EE UU. Presionadas por Washington, Se¨²l y Tokio se reaproximan gracias a su acuerdo del mes pasado sobre el gran escollo en su relaci¨®n, las esclavas sexuales que Jap¨®n utiliz¨® durante la guerra.
Acercamiento con cautelas entre Se¨²l y Tokio
Hasta el mes pasado, las relaciones entre Corea del Sur y Jap¨®n hab¨ªan sido sumamente fr¨ªas. Pero el acuerdo de diciembre sobre las esclavas sexuales" marc¨® el inicio de la reconciliaci¨®n. Y tras la prueba nuclear norcoreana, que les ha llevado a intensos contactos diplom¨¢ticos, ese acercamiento puede convertirse en una estrecha colaboraci¨®n que incluya la cooperaci¨®n militar.
"Corea del Sur y Jap¨®n se encuentran en un conflicto complicado por la cuesti¨®n de las mujeres de confort, pero ahora nos encontramos en una situaci¨®n nueva que muestra que los dos pa¨ªses se necesitan", afirma el director del surcoreano Instituto Asan de Estudios Pol¨ªticos, Choi Kang, en un comentario que publica su instituci¨®n.
En los ¨²ltimos tres a?os, Se¨²l se hab¨ªa resistido a estrechar su relaci¨®n de seguridad con Jap¨®n. En 2012, la oposici¨®n interna surcoreana oblig¨® a abandonar un intento de cooperaci¨®n para compartir informaci¨®n militar sensible. En 2014, ese Gobierno prefiri¨® enviar su flota de cazas F-35 a Australia para su puesta a punto antes que trasladarla a Jap¨®n, mucho m¨¢s cercano.
En opini¨®n de Luis Sim¨®n, en la medida en que los movimientos de Corea del Norte generen m¨¢s alarma, "m¨¢s incentivo tendr¨¢ Corea del Sur para un di¨¢logo de seguridad con Jap¨®n", una perspectiva que "no ser¨ªa una buena noticia para China".
Pero aunque las actividades norcoreanas impulsen ese acercamiento, dice Pajon, "eso no quiere decir que se vaya a precipitar a firmar acuerdos clave con Jap¨®n¡§. La colaboraci¨®n bilateral de defensa se puede ver fortalecida, pero sin alharacas".
La nueva prueba norcoreana ¡°puede acelerar esas tendencias¡±, opina Celine Pajon, del Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales (IFRI). Tras el anuncio de Pyongyang, en Tokio las pol¨¦micas reformas del primer ministro Shinzo Abe para fortalecer la capacidad defensiva nipona ¡°se perciben m¨¢s leg¨ªtimas. En Se¨²l, el campo que apoya una aproximaci¨®n hacia Tokio y Washington se ve reforzado¡±, apunta.
Desde el anuncio de Pyongyang, tanto Corea del Sur como Jap¨®n han mantenido intensos contactos diplom¨¢ticos con EE UU y entre s¨ª, en los que han subrayado su ¡°unidad¡± ante la amenaza. Se¨²l ha pedido a Washington que despliegue armas estrat¨¦gicas en la pen¨ªnsula, como ya hizo, con el sobrevuelo de bombarderos furtivos B-2, tras la prueba nuclear norcoreana anterior, en 2013.
Li Yonghui, profesor de la Universidad de Relaciones Exteriores de Pek¨ªn, vaticina que Jap¨®n y Corea del Sur ¡°con toda seguridad¡± se ver¨¢n tentados a estrechar sus relaciones de seguridad con Washington.
Para Pek¨ªn, la posibilidad de una mayor impronta militar de EE UU en la regi¨®n es una de sus peores pesadillas. China ve con especial reticencia los planes de Washington para establecer una red de sistemas antimisiles con Se¨²l y Tokio: Estados Unidos insiste en que Corea del Sur necesita su sistema THAAD, que puede detectar m¨²ltiples misiles a una distancia de 2.000 kil¨®metros. Aunque EE UU sostiene que ese escudo tiene como misi¨®n impedir ataques procedentes de Corea del Norte, su despliegue en Corea del Sur pondr¨ªa a su alcance objetivos muy en el interior del territorio chino.
¡°No ser¨ªa de extra?ar que hubiera m¨¢s inter¨¦s¡± por la tecnolog¨ªa THAAD, considera Luis Sim¨®n, de la Universidad Libre de Bruselas. Jap¨®n ya ha expresado sus simpat¨ªas. Corea del Sur lleva varios meses tratando el asunto de manera informal, aunque ha evitado tomar una decisi¨®n para no irritar a la segunda potencia mundial, con la que mantiene excelentes relaciones.
¡°Corea del Sur est¨¢ midiendo mucho sus pasos, pues quiere maximizar sus relaciones tanto con EE UU como con China¡±, explica Pajon, que no espera que Se¨²l se precipite a tomar una decisi¨®n. ¡°Est¨¢ limitada por sus crecientes relaciones econ¨®micas con Pek¨ªn y tambi¨¦n sabe que China es una pieza clave para resolver la ecuaci¨®n norcoreana. Pero al mismo tiempo, Se¨²l a¨²n depende de las garant¨ªas de seguridad de EE UU¡±.
Otra perspectiva que Pek¨ªn contempla con horror es una intensificaci¨®n del acercamiento entre Corea del Sur y Jap¨®n que incluya retomar su cooperaci¨®n militar.
Que la prueba nuclear de Pyongyang pueda servir para reforzar las alianzas rivales ha motivado la profunda ira de Pek¨ªn, y ha dejado en evidencia el mal estado de las relaciones entre los dos te¨®ricos aliados, distantes desde la llegada al poder de Kim Jong-un hace cuatro a?os. Kim est¨¢ deseoso de demostrar al mundo que su pa¨ªs no depende de nadie y menos de una China a la que percibe como condescendiente.
¡°Se trata de una provocaci¨®n grave, nada amistosa para China. Sin duda causar¨¢ efectos negativos a la relaci¨®n bilateral¡±, considera Li.
Aunque hoy por hoy las opciones de China para responder a Corea del Norte son complicadas. Sus intentos de acercamiento en los ¨²ltimos meses, y que incluyeron una visita de alto nivel al pa¨ªs vecino, no han dado resultado. Puede sumarse a la imposici¨®n de sanciones internacionales, aunque es improbable que las que se aprueben causen un gran impacto. Y no querr¨¢ apoyar medidas que puedan perjudicar sus propios intereses econ¨®micos.
¡°Seguiremos con nuestra pol¨ªtica ya establecida, seguir promoviendo la desnuclearizaci¨®n en la pen¨ªnsula y aliviar la tensi¨®n que existe¡ China deber¨¢ aplicar su influencia diplom¨¢tica, econ¨®mica, pol¨ªtica y de otros factores para procurar que Pyongyang vaya avanzando hacia la desnuclearizaci¨®n¡±, apunta Li. Tambi¨¦n deber¨ªa ¡°fortalecer la coordinaci¨®n, en el marco de la ONU o de la seguridad regional, para presionar conjuntamente a Corea del Norte¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.