Pol¨¦mica en Argentina por la primera represi¨®n violenta de despedidos
Un alcalde de Macri echa a 4.500 personas y una mujer recibe nueve balazos de goma en la espalda. "Yo no soy ?oqui, yo trabajo para dar de comer a mis hijos", protesta.
Al cumplir un mes de su toma de posesi¨®n, Mauricio Macri se enfrenta a las primeras im¨¢genes dur¨ªsimas de represi¨®n a unos trabajadores despedidos, algo que pr¨¢cticamente hab¨ªa desaparecido durante los ¨²ltimos a?os en Argentina. Era una de las obsesiones de los Kirchner, que llegaron al poder despu¨¦s de la violenta represi¨®n de la crisis de 2001, que acab¨® con 28 muertos. En este caso no se ha llegado tan lejos, solo hay heridos, pero la fotograf¨ªa de la espalda de una mujer de mediana edad con nueve balazos de goma y sus heridas sangrantes ha impactado a los argentinos.
Se trata de uno de los 4.500 trabajadores del ayuntamiento de La Plata, importante ciudad al sur de Buenos Aires y capital de la provincia. Estos empleados p¨²blicos, como otros miles en el Senado, en el Centro Cultural Kirchner y en otros ministerios y ayuntamientos que han cambiado de manos y ahora controla el macrismo, han visto como sus contratos no se renovaban el 31 de diciembre y se quedaban en la calle.
El Gobierno asegura que en el ¨²ltimo a?o, el kirchnerismo, al ver que pod¨ªa perder el poder, llen¨® la administraci¨®n de fieles para darles una colocaci¨®n. Dice que muchos de ellos son ?oquis, como se llama en Argentina a los empleados ficticios que solo acuden a cobrar. Hasta ahora las protestas hab¨ªan sido pac¨ªficas y con poco eco en pleno enero, el mes de vacaciones por excelencia. Macri cuenta con el apoyo social de cualquier gobernante reci¨¦n ascendido y el asunto de los ?oquis est¨¢ muy mal visto por la sociedad. Pero la violenta represi¨®n de estros trabajadores a la puerta del ayuntamiento de La Plata a plena luz del d¨ªa cambia el escenario. Adem¨¢s, cada d¨ªa aumenta el n¨²mero de despedidos.
Macri, que s¨®lo gan¨® con el 51% de los votos, necesita huir de im¨¢genes duras como esta. De hecho, mientras el nuevo alcalde de La Plata, el macrista Julio Garro, justificaba el ataque y atribu¨ªa las protestas a "punteros de la vieja pol¨ªtica", ?r¨¢pidamente el Gobierno de la provincia, tambi¨¦n en manos del partido del presidente, anunciaba una investigaci¨®n para depurar responsabilidades por la represi¨®n y aseguraba que la polic¨ªa no ten¨ªa ninguna orden pol¨ªtica para actuar as¨ª."Yo no soy ?oqui, nunca lo fui", clamaba Ana Mar¨ªa, la mujer herida, que tuvo que ser atendida en un hospital. "Estoy toda lastimada por las balas... yo no estoy robando, no salgo a delinquir... yo trabajo para darle de comer a mis hijos, y este hijo de puta del intendente lo ¨²nico que hace es jugar con el plato de comida de todos nuestros hijos", remat¨®.
La represi¨®n ha reactivado a la oposici¨®n kirchnerista, que a¨²n no se ha recuperado del golpe de la derrota y vive momentos de divisi¨®n interna. Precisamente estas son las im¨¢genes que legitiman el discurso del miedo a Macri que tanto da?o hizo al candidato, tanto es as¨ª que ¨¦l est¨¢ pidiendo a todos los argentinos que no teman y est¨¢ buscando mensajes positivos desde el primer minuto.
Carlos Tomada, que fue durante 12 a?os ministro de Trabajo con los Kirchner y el encargado de buscar esa paz social que fue uno de los grandes logros del kirchnerismo, escribe en P¨¢gina 12 que detr¨¢s de esta represi¨®n hay una presi¨®n para bajar los salarios y ganar as¨ª competitividad. Tomada intenta asimilar el macrismo con los 90, cuando el peronista Carlos Menem se entreg¨® a la pol¨ªtica neoliberal. "Aprendimos que cuando algunos celebran despidos masivos en el Estado, luego perdemos todos. Ser¨¢n estos despidos preparatorios e indicativos de la amenaza de ¡°elijan: salarios o empleo¡± que lanz¨® el Gobierno en los ¨²ltimos d¨ªas? Otra vez: asustan para ajustar. Tambi¨¦n ya pas¨®", escribe.
El Gobierno insiste en que Macri no es neoliberal ni tiene ning¨²n parecido con Menem, que no cree en el shock para arreglar la econom¨ªa argentina y asegura que poco a poco los argentinos ver¨¢n que todas estas cr¨ªticas hacia su supuesta ideolog¨ªa quedar¨¢n desmentidas por su gesti¨®n. Y detalla que las encuestas internas que manejan ya est¨¢n reflejando ese cambio de imagen del presidente, cada vez m¨¢s positiva. Pero para no truncar esa l¨ªnea Macri sabe que tiene que evitar im¨¢genes de represi¨®n, algo nada sencillo cuando se pretende despedir hasta 25.000 personas contratadas en el ¨²ltimo a?o.
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