El acuerdo o la yugular
Ni chavismo ni oposici¨®n pueden someterse el uno al otro Hay dos opciones: llegar a pactos o provocar el colapso de Venezuela
Ni chavismo ni oposici¨®n pueden someterse el uno al otro, as¨ª que quedan dos alternativas: sentarse y llegar a acuerdos, o lanzarse a la yugular del contrario y provocar el colapso de Venezuela. El pa¨ªs no est¨¢ econ¨®micamente al borde del barranco, sino que rueda por el barranco, seg¨²n Jos¨¦ Vicente Le¨®n, presidente de la encuestadora Datan¨¢lisis, una voz sensata dentro de la oposici¨®n, que consider¨® una estupidez la abrupta retirada de cuadros de Ch¨¢vez y Bol¨ªvar del Parlamento ordenada por Ramos Allup. La urgencia de la oposici¨®n debiera ser atajar esa ca¨ªda y no buscar peleas que podr¨ªan darse m¨¢s adelante, durante el desarrollo de la legislatura.
Fuentes chavistas sospechan que la radicalizaci¨®n de Ramos es calculada y tiene por objetivo enardecer m¨¢s a la poblaci¨®n, acentuar la escasez, y asegurar el triunfo en el previsible referendo revocatorio. El problema es que con acciones como la de los cuadros ha conseguido enardecer pero en sentido contrario al pretendido. La confusi¨®n es generalizada y todo puede pasar en Venezuela. La Administraci¨®n del inepto Nicol¨¢s Maduro es una jaula de grillos pero tampoco reina la armon¨ªa en el bloque antigubernamental, ni en los cuartos de banderas, inc¨®modos con el guirigay.
Ramos se hizo con la presidencia de la Asamblea Nacional con el apoyo de Voluntad Popular, del encarcelado Leopoldo L¨®pez, pasando por encima de Julio Borges, de Primero Justicia, a quien le correspond¨ªa el cargo al haber conseguido el mayor n¨²mero de diputados. Visiblemente molesto, declar¨® que Voluntad Popular y Acci¨®n Democr¨¢tica se unieron para pedir una votaci¨®n secreta entre los 112 diputados, que perdi¨®. Enarbolando la bandera del cambio, la oposici¨®n coloc¨® en la c¨²spide parlamentaria a Ramos, de 72 a?os, con modales propios de la Guerra Fr¨ªa.
Maduro porf¨ªa con el relanzamiento del sistema productivo para enfrentar la crisis pero todos saben que para ello, debido a la dependencia venezolana del exterior, hacen faltan unos d¨®lares que no tiene ni va a tener. El pesimismo es generalizado porque, entre otras razones, el desplome del precio del barril de crudo le deja con escas¨ªsimo margen de maniobra. La oposici¨®n tambi¨¦n lo pretende con fondos que tampoco tiene. Sin ellos, fracasar¨¢. No pocos encuentran la soluci¨®n en el colapso: cambio de Gobierno en elecciones que la oposici¨®n anticipa ganadas e inmediata solicitud al Fondo Monetario Internacional (FMI) de un pr¨¦stamo de entre 50.000 y 60.000 millones de d¨®lares para unificar el cambio del d¨®lar, importar materias primas y reactivar al aparato productivo.
El problema de la legitimidad de los actos de la Asamblea Nacional tampoco es balad¨ª. El Tribunal Supremo de Justicia, frente a cuyas decisiones no hay apelaci¨®n, ha resuelto que las decisiones de la Asamblea son nulas mientras no desincorpore a los tres diputados ind¨ªgenas cuya elecci¨®n est¨¢ siendo revisada. Como en cualquier otro pa¨ªs, lo que dice el TSJ va a misa, tanto si el TSJ es un instrumento del Gobierno, como en Venezuela, como si no lo es. Desconocer sus decisiones es torpedear la base institucional de un pa¨ªs, suficientemente maltrecha despu¨¦s de d¨¦cada y media de monopolio pol¨ªtico y manipulaci¨®n.
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