El ¨¦xito de Trump y Cruz alarma al ¡®establishment¡¯ republicano
Los candidatos insurgentes se consolidan en los sondeos en el ¨²ltimo tramo de la campa?a para las elecciones en Iowa y New Hampshire
El magnate neoyorquino Donald Trump y el senador por Texas Ted Cruz, dos candidatos que apelan al voto del descontento y el resentimiento contra las ¨¦lites, se consolidan d¨ªa a d¨ªa como los favoritos para la nominaci¨®n del Partido Republicano a las elecciones presidenciales de noviembre. La carrera es hoy cosa de dos, con un tercero en discordia: el senador por Florida Marco Rubio, la esperanza del establishment del partido.
Trump y Cruz, que hasta hace unos d¨ªas manten¨ªan una especie de pacto de no agresi¨®n, intercambiaron repetidos ataques personales en un debate televisado el jueves por la noche. Trump insinu¨® que, al haber nacido en Canad¨¢, Cruz podr¨ªa afrontar complicaciones legales para convertirse en presidente de EE UU. Cruz desacredit¨® a Trump por encarnar unos supuestos ¡°valores de Nueva York¡±, ciudad que Cruz identifica con la izquierda, el derecho al aborto o el matrimonio gay.
El ascenso de Trump y Cruz, ambos en la periferia ideol¨®gica del Partido Republicano, alarma a los jefes del partido. El c¨¢lculo hasta hace unas semanas era que, a estas alturas, Trump habr¨ªa perdido fuerza, o que se enfrentar¨ªa a un candidato m¨¢s pragm¨¢tico. Pero enfrente tiene a Cruz, tanto o m¨¢s radical que ¨¦l. Los sondeos colocan a Trump y Cruz como favoritos en los caucus (asambleas electivas) de Iowa, el 1 de febrero, y a Trump, en la primaria de New Hampshire, el 9 de febrero.
En otras elecciones, el Partido Republicano ha acabado eligiendo candidatos pragm¨¢ticos, capaces de apelar a un electorado centrista en las elecciones presidenciales. Fue el caso de los Bush, padre e hijo, de John McCain en 2008 o de Mitt Romney en 2012.
En esta campa?a, la irrupci¨®n de Trump ¡ªun novato en la pol¨ªtica que en el pasado apoy¨® a candidatos dem¨®cratas¡ª trastoca cualquier norma. Trump, con su demagogia y sus mensajes xen¨®fobos, define el terreno de juego: el de la ira contra Washington, la frustraci¨®n por los reveses econ¨®micos de las clases medias, el miedo a ataques terroristas y el desconcierto de muchos blancos de origen europeo por un pa¨ªs en proceso de cambio demogr¨¢fico acelerado. El martes, en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n, el presidente dem¨®crata Barack Obama denunci¨® el catastrofismo de Trump y ofreci¨® un retrato optimista de EE UU. El debate republicano replic¨® con un retrato alternativo: un pa¨ªs al borde del declive y sometido a todo tipo de amenazas.
Pocos republicanos plantan cara a Trump. Si lo hacen, como Cruz en el debate de Charleston (Carolina del Sur), no es para cuestionar propuestas suyas como el cierre de las fronteras a los musulmanes, sino para acusarle de ser demasiado neoyorquino. Es decir, demasiado progresista. El exgobernador de Florida, Jeb Bush, hijo y hermano de presidentes, es de los pocos que se atreve a desmontar los argumentos de Trump. Pero en esta campa?a va a menos: empez¨® como favorito, por su experiencia y por el dinero del que dispon¨ªa, y ahora se lo ve inc¨®modo en los debates y languidece en los sondeos.
Vistos los problemas de Bush, Rubio ¡ªun hijo de inmigrantes cubanos alineado con la ortodoxia tradicional de los republicanos¡ª aparece como el candidato m¨¢s viable del establishment ante el populismo de Trump y Cruz.
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