He aqu¨ª por qu¨¦ (San Carlos, Antioquia)
Una gran mayor¨ªa de l¨ªderes serios e informados se opuso a la obstinada venta del 57% de Isagen porque no estaban de acuerdo con ella desde hac¨ªa cuatro gobiernos colombianos
Dicho de otro modo: una acalorada subasta para uno, ¡°?qui¨¦n da m¨¢s?¡±, ¡°?vendido a la compa?¨ªa canadiense sentada en la ¨²nica silla!¡±, ¡°?pum!¡±, no s¨®lo es un chiste muy malo, sino un chiste muy pesado cuando lo que se est¨¢ subastando es Isagen, la rentable y simb¨®lica y estrat¨¦gica empresa de energ¨ªa del Estado colombiano, y el Estado a¨²n significa lo que dice el diccionario. Pero por el amor de Dios expl¨ªqueselo usted ¨Cque s¨ª tiene la paciencia¨C a este Gobierno duro de o¨ªdo, el de Juan Manuel Santos, que cumple cinco a?os y cinco meses de ser el ¨²ltimo en entender la rabia de la gente, de sacudirse su naturaleza titubeante s¨®lo cuando no toca, de vivir en su propio pa¨ªs como esos millonarios bonachones que no entienden por qu¨¦ es que se quejan tanto all¨¢ afuera si la vida es buena.
Qu¨¦ pensar¨¢n en el municipio de San Carlos, Antioquia, de la ruidosa, de la obstinada venta de la empresa estatal que les ha redactado el destino: Isagen. En su paisaje de cascadas entre las monta?as, que es un escenario prodigioso que no tiene ni idea de que alguien es su due?o, se construy¨® la central hidroel¨¦ctrica m¨¢s potente del pa¨ªs; se puso en marcha entonces la Uni¨®n C¨ªvica Municipal que reclam¨® el derecho de la poblaci¨®n a tomar parte en las decisiones pol¨ªticas sobre su regi¨®n, pero que pronto, por los coqueteos sanguinarios de las guerrillas y las paranoias virulentas de las ¨¦lites armadas, fue bestialmente, met¨®dicamente asesinada; se dio una ¡°guerra contra todos¡± que mont¨® un pueblo fantasma; se empuj¨® a 25.000 sancarlitanos al desplazamiento.
Y ahora que han vuelto miles al pueblo y miles a las veredas, a ver si la vida se les hab¨ªa quedado donde estaba, se enteran de que la central ¨Cy su tierra¨C ahora s¨ª que no es de ellos. Qui¨¦n, por lo que m¨¢s quiera, le explica a este Gobierno la reacci¨®n enardecida de tantos colombianos a la noticia de aquella subasta que son¨® a remate. S¨ª, los indignados de rigor, que as¨ª es como hacen amigos, hicieron plantones en las plazas equivocadas. S¨ª, la oposici¨®n indiscriminada e infernal e inveros¨ªmil comandada por el presidente anterior, el derechista Uribe V¨¦lez, se levant¨® contra la venta como si encarnara el movimiento estudiantil de finales de los sesenta, como si no hubiera fracasado en su propio empe?o de vender Isagen. S¨ª, se lanzaron sentencias temerarias, ¡°van a robarse la plata¡±, ¡°es para la campa?a del vicepresidente¡±, ¡°es para las Farc¡±, que ser¨¢n infamias hasta que se demuestre lo contrario.
Pero una gran mayor¨ªa de l¨ªderes serios e informados se opuso a la obstinada venta del 57 por ciento de Isagen ¨Che aqu¨ª por qu¨¦¨C porque de verdad no hab¨ªa estado de acuerdo con ella desde hac¨ªa cuatro gobiernos colombianos: porque no era tiempo de entregar ese patrimonio de todos, ese rentable negocio estatal, esos recursos naturales que est¨¢n agot¨¢ndose; porque resultaba exasperante que el mismo gobierno que ha tenido el coraje y el pulso para emprender este firme proceso de paz, toda una apuesta por la transformaci¨®n de una cultura, no se diera cuenta de que el tono arrogante de sus funcionarios (¡°Isag¨¦n se vende pase lo que pase¡±, se repiti¨®) era un recordatorio de por qu¨¦ esta guerra se ha conservado como la energ¨ªa.
Resulta incre¨ªble que este gobierno veterano haya fallado a la hora de explicar el beneficio de la venta, de aqu¨ª a San Carlos, como cualquier productor que se dice ¡°pero para qu¨¦ explicar si este p¨²blico no va a entender¡±. Resulta inveros¨ªmil que no sepa que su poder, que lo necesita todo ahora que busca refrendar los acuerdos de paz en las urnas, depende de su capacidad para o¨ªr las voces y los gritos, de su autoridad para convocar a la democracia: el desprecio ha sido otra causa del conflicto.
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