¡°Me sent¨ª valorada como prostituta¡±
La l¨ªder de las trabajadoras sexuales en Per¨² decidi¨® presentarse al Congreso para trabajar en la mejora de las condiciones de la mujer
Su casa es amplia, en las paredes abundan las pinturas de caballos y las artesan¨ªas, y espera techarla este a?o. Tiene cuatro hijos, hace tres a?os que vive con su pareja y es un ama de casa que combate el estr¨¦s probando nuevas coreograf¨ªas de salsa.
La trabajadora sexual y activista Angela Vill¨®n, de 51 a?os, ha decidido presentarse como candidata al Congreso porque se cans¨® de que los parlamentarios no la recibieran cuando propon¨ªa normas acerca de la violencia contra la mujer, la trata, la salud mental, y las condiciones en las que laboran sus colegas. Vill¨®n vive en San Juan de Lurigancho, el distrito con mayor poblaci¨®n electoral en Per¨² (m¨¢s de 667.000 personas en 2014), y se define como una buena madre, buena vecina, ¡°una mujer de izquierda, pero de la moderna, no la arcaica: la que busca oportunidades iguales para todos¡±.
A la candidata por el Frente Amplio, la ¨²nica formaci¨®n de izquierda inscrita para las elecciones generales de abril, le preocupa que Per¨² siga ¡°en esta cultura conservadora¡±. ¡°Se ha permitido que la cultura cat¨®lica impere y su influencia obstaculiza nuestro desarrollo, aunque no me voy a pelear con la Iglesia cat¨®lica¡±, aclara. Vill¨®n cuestiona la contradicci¨®n de un Estado laico donde se ense?a la religi¨®n cat¨®lica en las escuelas (aunque los padres pueden pedir que a sus hijos los exoneren), y el retroceso en el Congreso en los debates sobre la educaci¨®n sexual para los adolescentes, la despenalizaci¨®n del aborto en el caso de violaci¨®n y la uni¨®n civil: estos dos ¨²ltimos proyectos de ley han sido descartados desde 2013.
¡°Hay pol¨ªticos que no est¨¢n de acuerdo con derechos iguales para las personas de diferente orientaci¨®n sexual, no me voy a pelear con ellos, pero son minusv¨¢lidos mentales¡±, afirma. ¡°Mi padre nos cri¨® con la idea de que la mujer no val¨ªa nada y pertenec¨ªa a su familia, as¨ª que cuando yo me casara pertenecer¨ªa a mi esposo. En casa no ten¨ªa amor, sino miedo. As¨ª que me entregu¨¦ al primero que pas¨® por mi vida, qued¨¦ embarazada y sola, as¨ª que me escap¨¦, viv¨ª en la calle. Vend¨ªa pastel de acelga, he sido varias veces empleada dom¨¦stica, pero empec¨¦ como prostituta en un sitio ficho [caro] porque mi beb¨¦ se enferm¨® y no pod¨ªa para pagar las medicinas. Fue un choque porque nunca hab¨ªa visto un cuerpo desnudo de un hombre, ni un hilo dental en una mujer¡±, relata.
La revelaci¨®n a sus hijos
Sobre su trabajo por la noche, a sus hijos les dec¨ªa que cuidaba ancianos o que trabajaba en un bingo. Cuando llegaron a la pubertad les cont¨®, sin embargo, la verdad. Su hija lo supon¨ªa porque a veces volv¨ªa con olor a licor, y su hijo cit¨® el episodio de Jes¨²s perdonando a Mar¨ªa Magdalena, pero la hermana no le dej¨® terminar, rechaz¨® que tuvieran que disculpar a su madre. ¡°Les dije que nunca falt¨® la comida y el pago de las clases de bellas artes o idiomas, pero mi hija siempre me recuerda que nadie me puso una pistola en la cabeza para que siguiera como trabajadora sexual, lo he querido. Me sent¨ª valorada y sent¨ª un af¨¢n de hacerme feliz a m¨ª¡±, explica.
Al mencionar el licor, anota que quiere proponer que se proh¨ªba la venta de alcohol en los establecimientos, porque se presta a que a la trabajadora sexual la droguen o est¨¦ menos alerta. Vill¨®n se preocupa tambi¨¦n por la pol¨ªtica educativa. ¡°No le damos mucha importancia a la creatividad en la formaci¨®n de los ni?os, estamos p¨¦simo en salud mental, se tendr¨ªa que implementar pol¨ªticas que integren a las familias porque tenemos una televisi¨®n basura que no ense?a nada y no todos pueden pagar una educaci¨®n privada¡±, se?ala.
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