Colombia reescribe las tierras de la colonia
El pa¨ªs deber¨¢ actualizar las medidas heredades de la ¨¦poca del dominio espa?ol
¡°(¡) dicho sitio, esponiendo que las tierras nombradas el corazonal que compro a su majestad cuyo t¨ªtulo dado por el doctor Don Feliz de Almarza solo se halla en mi cabeza, i perteneciendo la mitad de ellas bajo los cuatro linderos desde la boca del arrollo hondo pasando por la cabecera de aguas nuevas hasta la amojonadura de las tierras de Pascial, i desde all¨ª hasta el ultimo Serrito de Sabana del medio, cortando por derecho hasta la boca del arrollo que llaman sabana del medio aguas abajo del R¨ªo Cerrej¨®n, hasta llegar al R¨ªo de Rancher¨ªa y de ay agua arriba hasta la dicha de Boca de arrollo hondo a mi cu?ado Manuel Zoto, quien se las ha cedido a su hijo Rafael Zoto¡¡±.
En la ¨¦poca de la colonia se dec¨ªa que una caballer¨ªa era la porci¨®n de tierra que se entregaba a los soldados como parte del bot¨ªn de la conquista; tambi¨¦n estaba el almud, una medida de superficie equivalente a la cantidad de terreno que puede sembrarse con un almud de grano y que equival¨ªa a la doceava parte de una fanega. En las escrituras de entonces, se hablaba de tabacos, la extensi¨®n de terreno que una persona recorr¨ªa mientras fumaba uno. O de amojonaduras, como a la que hace referencia el fragmento de la escritura anterior, de un predio de La Guajira de 1866. Todas son medidas ya en desuso, que no pasar¨ªan de la mera an¨¦cdota si no fuese porque siguen vigentes y no tienen equivalencia hoy en d¨ªa. Colombia afronta un reto may¨²sculo: actualizar las tierras medidas por los espa?oles. Trasladar la ¨¦poca de la colonia al siglo XXI.
Identificar, caracterizar, cuantificar todo el territorio colombiano. La problem¨¢tica de la propiedad de la tierra se remonta siglos atr¨¢s, pero cobra especial importancia en el momento actual, en el que la firma del acuerdo de paz abrir¨¢ el pa¨ªs de par en par. Desde hace a?os, en medio de la negociaci¨®n y el conflicto, el Gobierno desarrolla una Ley de Restituci¨®n de Tierras para que se le devuelva a las v¨ªctimas su predio cuando este fue despojado o abandonado por la guerra. Adem¨¢s, independientemente del conflicto, certificar la propiedad de las tierras es necesario. ¡°Organizar el pa¨ªs es fundamental¡±, resume Juan Antonio Nieto, director del Instituto Geogr¨¢fico Agust¨ªn Codazzi, uno de los organismos que participan en la tarea, encargado de la elaboraci¨®n y actualizaci¨®n del mapa.
De acuerdo a la Superintendencia de Notariado y Registro, en Colombia habr¨ªa en torno a 15 millones de predios. El 30% corresponder¨ªa a tierras rurales, de los cuales el 2%, unos 43.000, estima el organismo, corresponde a resguardos ind¨ªgenas o predios que fueron entregados con c¨¦dula republicana. Pese a que el n¨²mero pueda resultar ¨ªnfimo, la extensi¨®n de terreno que abarca, coinciden las fuentes consultadas, puede ser enorme.
La Costa Atl¨¢ntica, el primer terreno conquistado por los espa?oles, una zona rica en minas de carb¨®n; el Cauca, donde los predios tienen un valor muy grande para los ind¨ªgenas; o Bar¨², donde el metro cuadrado tiene hoy d¨ªa un alt¨ªsimo valor, son algunos de los lugares donde se han encontrado escrituras con las llamadas medidas costumbristas, que aparecieron entre 1550 y 1810, aunque se prolongaron d¨¦cadas despu¨¦s. La confusi¨®n que crean estas medidas entorpece el desarrollo del catastro del pa¨ªs.
El Consejo de Estado dict¨® recientemente que tiene que ser el Instituto de Metrolog¨ªa quien se encargue de determinar una equivalencia en el sistema m¨¦trico decimal. Para ello, se crear¨¢ un grupo de trabajo con distintos organismos, entre los que se encuentra la Academia de la Historia de Colombia, que bucear¨¢ en los libros para recabar toda la informaci¨®n disponible y tomar una decisi¨®n. Un trabajo tan arduo que, estiman, les pueda llevar hasta dos a?os.
De un arroyo a un ¨¢rbol
El Gobierno colombiano est¨¢ decidido a hacer un barrido de las ¨¢reas rurales y acabar con un lastre con el que carga siglos. ¡°Esto evidencia la falta de certeza jur¨ªdica en la propiedad¡±, admite Nieto. Los investigadores parten con serias dificultades. No hay un patr¨®n a seguir. Y de encontrarlo, en el Instituto de Metrolog¨ªa admiten que quiz¨¢s no sea v¨¢lido para todos los lugares. Los conquistadores delimitaron a su gusto M¨¦xico, el Reino de Per¨² o el de Nueva Granada.
Dentro de Colombia pasa un tanto de lo mismo. Metrolog¨ªa no descarta ¡ªcasi lo da por hecho¡ª que las equivalencias puede que no sean las mismas dependiendo de las zonas a las que llegaron los conquistadores y de d¨®nde proven¨ªan estos. Los que llegaban de Castilla, por ejemplo, no usaban las mismas medidas que los de Andaluc¨ªa. Surgen tambi¨¦n otros problemas, como delimitar los linderos que aparecen en algunas de las escrituras, en las que el propietario se?ala que su terreno, por ejemplo, va de un arroyo a un ¨¢rbol. ¡°?Alguien cree que eso seguir¨¢ despu¨¦s de tantos a?os?¡±, se pregunta uno de los responsables del Instituto de Metrolog¨ªa.
El desaf¨ªo es esencial. Hasta que no se consiga resolver el galimat¨ªas no se podr¨¢ avanzar en la actualizaci¨®n de la base de datos del catastro y el registro de la propiedad. Los c¨¢lculos m¨¢s optimistas se?alan que, una vez se tengan claras las equivalencias, llevar¨¢ tres a?os registrar todos los predios y dos m¨¢s tener actualizado todo el catastro. Para entonces, Colombia habr¨¢ dejado atr¨¢s a la colonia.
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