Puesta en escena (Avenida Pepe Sierra, Bogot¨¢)
Detr¨¢s de los peores titulares colombianos suele encontrarse la obstinada ineptitud
Fue una noticia desoladora pero tambi¨¦n fue una puesta en escena. Fue como si estuviera sucediendo una s¨¢tira macabra en la calle ¨Cy hubiera, entre bastidores, un libretista frot¨¢ndose las manos¨C para probarnos a todos que detr¨¢s de los peores titulares colombianos suele encontrarse la obstinada ineptitud, la disciplinada desidia de un par de funcionarios de esos que cumplen con fracasar al pie de la letra: el martes 19 de enero a la 1:45 p.m. la se?ora Rubiela Chivar¨¢, de 50 a?os, muri¨® de un infarto en la estaci¨®n de bus de Transmilenio de la Avenida Pepe Sierra de Bogot¨¢, pero su cad¨¢ver s¨®lo fue levantado por agentes de la Fiscal¨ªa a las 7:15 p.m. ¨Ccinco horas despu¨¦s¨C entre los reclamos de los transe¨²ntes indignados que sitiaron la autopista porque aqu¨ª siempre ha habido que pegar un grito cuando se busca que se haga lo m¨ªnimo, lo humano.
Chivar¨¢ iba a tomar el bus a una prestadora de salud, la EPS Cruz Blanca, para reclamar la cirug¨ªa urgente que le hab¨ªan negado dos veces ¨C¡°el ascensor est¨¢ da?ado¡±, ¡°el doctor se ocup¨®¡±¨C en los nueve meses de la agon¨ªa. Cay¨® de golpe. El param¨¦dico que decret¨® su muerte dijo que pronto vendr¨ªan de la Fiscal¨ªa a levantarla, y repiti¨® ¡°lo siento mucho¡± en vez de adi¨®s, pero lleg¨® primero el escuadr¨®n antidisturbios de la polic¨ªa a lanzarles gases lacrim¨®genos a los sublevados y a los deudos que imped¨ªan el paso: ¡°uno entiende el dolor de la gente, pero no se puede pasar a las v¨ªas de hecho¡±, explica el comandante. Hubiera podido ser peor: hubiera podido morir en el rezagado sur de la ciudad, en donde ¨Cdice el experto M¨¢ximo Duque¨C ¡°es incre¨ªble todo lo que se demoran en llegar¡±.
Si Chivar¨¢ no hubiera ca¨ªdo en la famosa Pepe Sierra, en fin, sino en alg¨²n barrio perif¨¦rico, su muerte no habr¨ªa sido noticia ni puesta en escena: tal vez un chisme sobre las peligrosas prestadoras de salud. Pero morir en semejante escenario bogotano ¨Cque de 1890 a 1921 fue el reino de un terrateniente antioque?o que se benefici¨® de aquel Estado que sobreviv¨ªa rematando sus bienes, y que luego fue pista de carreras ilegales de rebeldes sin causa y callej¨®n de una pandilla ochentera que matoneaba a los acomodados¨C fue morir en el lugar exacto para probar que otra vez ni la salud ni la justicia ni la polic¨ªa tuvieron cabeza para cumplir la promesa que hace un Estado pac¨ªfico: la dignidad de cada cual. Chivar¨¢ muri¨® all¨ª para que se supiera que estamos resignados a esa negligencia como a un futuro apocal¨ªptico o un sino tr¨¢gico.
Su cuerpo se qued¨® en el piso hora tras hora, mientras los funcionarios caraduras se negaban a improvisar ¡°porque despu¨¦s lo sancionan es a uno¡¡± y los carros bajaban la velocidad para espiar la tragedia y los ciudadanos estremecidos eran callados a la fuerza y un hijo gritaba destrozado por la indignidad de la escena ¡°?exigimos el levantamiento del cad¨¢ver de nuestra madre que muri¨® por la ineficiencia de la EPS!¡± dispuesto a contrariar a esta tiran¨ªa de la burocracia que va dejando por ah¨ª cad¨¢veres insepultos, como en un drama sobre el fracaso de la compasi¨®n, una farsa inclemente sobre un pasado desolador que est¨¢ pasando hoy: ¡°nadie puede morirse por esto¡±, grit¨® un manifestante, y hablaba de esta solidaridad doblegada por el ¡°s¨¢lvese qui¨¦n pueda¡±.
El Gobierno se la ha jugado por la sensatez en estos temas ¨Cpor el aborto, la eutanasia y la intervenci¨®n a ciertas empresas prestadoras de salud¨C pero a¨²n falta que se sumen al sentido com¨²n tantos funcionarios aterrorizados por sus vigilantes, convencidos de que los van a echar ma?ana y entregados a no hacer su trabajo, a enredarlo todo: ¡°qu¨¦ pena con usted¡¡±.
El problema es, de nuevo, que la soluci¨®n es ser humano. Y ha sido costumbre lo contrario.
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