Hillary Clinton sin ¨¦pica
Un d¨ªa en campa?a por Iowa con la candidata favorita del Partido Dem¨®crata
No hay ¨¦pica en Hillary Clinton. Ni rastro de la magia de las campa?as de su marido, Bill Clinton, o de Barack Obama. Nada que ver con las expectativas que hace ocho a?os suscit¨® la posibilidad de un primer presidente negro. Si el adjetivo hist¨®rico estuviera menos manoseado, hablar¨ªamos de una campa?a hist¨®rica. Pero nadie dir¨ªa, siguiendo a la candidata dem¨®crata, que puede estar a punto de lograr algo excepcional: convertirse, despu¨¦s de 44 hombres, en la primera mujer presidenta de Estados Unidos.
Los discursos de la ex primera dama y exsecretaria de Estado consisten en una exposici¨®n met¨®dica, sin filigranas, de los argumentos en favor de su experiencia y pragmatismo. Los aplausos del p¨²blico son corteses. No hay colas interminables para entrar como las que se ven para otros candidatos.
?ltimos d¨ªas de campa?a en Iowa. D¨ªas de carretera, campos nevados, cielos grises. ¡°Echar¨¦ de menos Iowa¡±, ironiza, en el autob¨²s que transporta a la prensa, una reportera que lleva meses yendo y viniendo de Des Moines, la capital, donde ya tiene localizado un supermercado y un gimnasio . Casi un hogar.
Los ciudadanos de este peque?o estado del Medio Oeste est¨¢n convocados el 1 de febrero a los caucus, el proceso para escoger al hombre o mujer m¨¢s poderoso del planeta en asambleas vecinales que elegir¨¢n al candidato dem¨®crata y republicano. En verano, una vez terminado el proceso de caucus y elecciones primarias, los partidos proclamar¨¢n a sus candidatos.
El d¨ªa que EL PA?S sigue a Clinton, la candidata habla ante unos centenares de personas en una universidad metodista de Indianola, un pueblo de 15.000 habitantes, y en un centro comunitario de Vinton, de 5.000 habitantes. Al final del d¨ªa, congrega a unas 1.700 personas en la ciudad universitaria de Iowa City, una multitud en comparaci¨®n con los m¨ªtines anteriores, pero lo logra gracias a que act¨²a la estrella pop Demi Lovato.
Jueves, 10.33 de la ma?ana, Des Moines. Seis grados bajo cero. El autob¨²s sale del hotel Marriott, punto de encuentro de periodistas y pol¨ªticos en la capital de Iowa. Hubo un tiempo, en los a?os setenta, en que se hablaba de los muchachos del autob¨²s. Un libro con este t¨ªtulo describ¨ªa las peripecias de los periodistas ¡ªentonces eran casi todos hombres¡ª que segu¨ªan a los candidatos durante la campa?a electoral de 1972. Eran competitivos, bebedores, malhablados.
Ahora todo es m¨¢s sobrio. Menos heroico. Y en todo caso habr¨ªa que hablar de las muchachas del autob¨²s. La mayor¨ªa de periodistas del autob¨²s de Clinton son mujeres. En el ¨²ltimo a?o, Melina Mara, fot¨®grafa de The Washington Post, ha seguido a Clinton en Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur, Nevada, Florida, California, Colorado, Texas, Tennessee, Alabama... Mara explica por qu¨¦ hay m¨¢s mujeres siguiendo a Clinton. ¡°Los editores que env¨ªan a estas periodistas creen que una mujer quiz¨¢ tenga una percepci¨®n m¨¢s aguda a la hora de informar sobre una mujer¡±, dice. ¡°Y probablemente muchas de las mujeres presentes aqu¨ª tengan un inter¨¦s en seguir a quien puede ser la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Llevo cubriendo historias de mujeres y poder desde que empec¨¦. Para m¨ª, ver que una mujer puede romper el techo de cristal... Es por eso por lo que estoy aqu¨ª¡±.
En Iowa Clinton cierra una etapa. Puede ser el primer paso a la Casa Blanca, el colof¨®n de su carrera pol¨ªtica. Si en Iowa pierde ante el senador Bernie Sanders, quedar¨¢n decenas de primarias y Clinton es la favorita. Pero cundir¨¢ el nerviosismo en el equipo de la candidata.
Al final de cada mitin, el ritual es invariable. Saluda una a una a las personas que se le acercan, escucha sus problemas, intenta responderles, se deja fotografiar. As¨ª se conquistan los votos en Iowa y en la primera potencia mundial. Uno a uno.
Cuando habla con un votante, sus rasgos se tensan en una expresi¨®n concentrada. La mirada fija, como si en este momento no existiese nada m¨¢s en el universo. La cabeza en movimiento r¨ªtmico de afirmaci¨®n.
¡°?Alguna idea para un vicepresidente?¡±, le pregunta una mujer en un centro comunitario en Vinton, un pueblo de 5.000 habitantes en el centro de Iowa.
La mujer quiere saber a qui¨¦n nombrar¨¢ Clinton como candidato a la vicepresidencia si ella es la nominada del Partido Dem¨®crata para las elecciones presidenciales de noviembre.
¡°No quiero poner el carro antes de los bueyes¡±, responde Clinton. Unos segundos despu¨¦s se lo piensa y pregunta: ¡°?Tiene usted alguna idea?¡±.
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