¡°Si no se afrontan, los cr¨ªmenes del pasado vuelven¡±
La opositora hist¨®rica al r¨¦gimen de Ben Al¨ª asegura que la Comisi¨®n no busca la venganza
Cinco a?os despu¨¦s de inspirar a Oriente Medio con su revoluci¨®n, que desencaden¨® la primavera ¨¢rabe, T¨²nez a¨²n est¨¢ luchando para superar la pesada herencia de la era Ben Al¨ª. Y como muestra, la ola reciente de protestas sociales concentrada en el centro y el oeste del pa¨ªs, regiones marginadas por el antiguo r¨¦gimen. O el proceso de justicia transicional que debe llevar a cabo la Instancia de la Dignidad y la Verdad. Su presidenta es Sihem Bensedr¨ªn (La Marsa, 1950), periodista, escritora y opositora hist¨®rica de la dictadura del expresidente Ben Al¨ª.
La Instancia, creada por el primer Gobierno elegido en las urnas, goza de un mandato inscrito en la nueva Constituci¨®n del pa¨ªs, piedra angular de la galardonada transici¨®n democr¨¢tica tunecina. Seg¨²n Bensedr¨ªn, que cuando estall¨® la revoluci¨®n se encontraba exiliada en Barcelona, el objetivo de la instituci¨®n no es vengarse del pasado, sino conseguir un dif¨ªcil equilibrio entre hacer justicia, resarcir a las v¨ªctimas y estimular la reconciliaci¨®n nacional. De su ¨¦xito depende que cicatricen las miles de heridas padecidas los ¨²ltimos a?os. Tantas, al menos, como los dosieres presentados frente a la Instancia, m¨¢s de 23.000.
Es fundamental que los agresores asuman el da?o y pidan perd¨®n Sihem Bensedrin
P. ?Por qu¨¦ es necesario un ejercicio de justicia transicional tras una dictadura?
R. Porque de no hacerlo, no se puede liquidar su legado, se acaba convirtiendo en un fantasma que te acosa. El hecho de ser valiente e investigar los cr¨ªmenes del pasado, qui¨¦n orden¨® matar a qui¨¦n, d¨®nde se encuentran los cad¨¢veres, permite calmar el dolor de las v¨ªctimas. Apacigua los esp¨ªritus. El caso de Espa?a, que opt¨® por la amnesia colectiva, muestra que las cuestiones no resueltas acaban resurgiendo. Algunos de los m¨¢s graves problemas de la Espa?a actual derivan de no haber afrontado su pasado. Por ejemplo, creo que si la corrupci¨®n se halla ahora tan extendida es porque el olvido cre¨® una sensaci¨®n de impunidad.
P. ?Cu¨¢l es el mandato espec¨ªfico de la Instancia?
R. En primer lugar, establecer la verdad de los cr¨ªmenes del Estado desde la independencia, en 1956. En segundo, reparar a las v¨ªctimas, material y moralmente. Y por ¨²ltimo, que los agresores rindan cuentas ante la sociedad, y eso no implica el encarcelamiento. Muchas veces, el verdugo es la ¨²ltima cadena del eslab¨®n, y necesitamos su colaboraci¨®n para desvelar cu¨¢l era la cadena de mando. El fin ¨²ltimo es desmantelar todo el sistema de represi¨®n.
En este proceso, es fundamental que los agresores asuman el da?o causado. Que pidan perd¨®n p¨²blicamente. Solo entonces, las v¨ªctimas pueden perdonar, y el pa¨ªs exorcizar su pasado, evitando que se vuelva a repetir. Si las personas humilladas no reciben las disculpas que merecen, van acumulando el odio, y eso es una bomba de relojer¨ªa que hipoteca el futuro.
P. ?Est¨¢n contando con la cooperaci¨®n de las instituciones de Estado?
Contamos con un cuerpo de jueces propio, blindado de interferencias Sihem Bensedrin
R. En general, s¨ª. Por ley, tenemos acceso a todos los archivos del Estado, y nuestra cooperaci¨®n con algunos de los ministerios que deben compensar econ¨®micamente a las v¨ªctimas, como el de Asuntos Sociales, es muy fluida. La excepci¨®n es el Ministerio del Interior, que era la principal herramienta de represi¨®n de la dictadura. Nuestra labor no est¨¢ siendo f¨¢cil, hay sectores vinculados al pasado que han vuelto a tomar posiciones e intentan minar este proceso, erradicarlo, con campa?as para denigrarnos. Pero eso no nos desanima. En otros pa¨ªses tambi¨¦n quisieron frenar la justicia transicional y fracasaron.
P. ?Qu¨¦ lecciones han extra¨ªdo de las otras comisiones de la verdad?
R. Durante nuestros seis primeros meses de trabajo, nos dedicamos a estudiar las experiencias de las 42 comisiones de la verdad realizadas en todo el mundo. De todas hemos aprendido. Por ejemplo, de Polonia aprendimos que la comisi¨®n no puede solo investigar los casos y luego enviarlos a la justicia ordinaria, porque muchos jueces formaban parte del engranaje dictatorial, y los acabaron archivando. Por eso, nosotros contamos con un cuerpo de jueces propio, que ha recibido formaci¨®n en el ¨¢mbito de la justicia transicional, blindado de las interferencias de la justicia ordinaria o del Gobierno. Y de Sud¨¢frica aprendimos que no debemos realizar audiencias p¨²blicas con todas las v¨ªctimas. All¨ª, tras contar su experiencia ante las c¨¢maras, algunas v¨ªctimas padecieron un nuevo estado de trauma y se suicidaron. Por eso, contamos con un equipo de psic¨®logos que examinar¨¢ su situaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ innovaciones ha aportado T¨²nez a la doctrina de la justicia transicional?
R. Pues varias, pero me gustar¨ªa destacar tres. La primera, que hemos abierto la puerta a la existencia de colectivos como v¨ªctimas, y no solo individuos. Y, por ejemplo, la regi¨®n de Kaserine ha presentado un dosier. La segunda, que no nos limitamos a estudiar las violaciones de derechos humanos, sino tambi¨¦n de los derechos econ¨®micos y sociales. Uno de los principales descubrimientos que hemos hecho al analizar los m¨¢s de 23.000 dosieres es que los delitos de corrupci¨®n eran realmente end¨¦micos, m¨¢s de lo que imagin¨¢bamos. Por ¨²ltimo, como contaba antes, el hecho de contar con un cuerpo propio de jueces.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.