Bailando en la cubierta del Titanic
El gobierno de Venezuela tiene una particular capacidad para naturalizar el espanto
El barco se hunde y la elite baila en la cubierta. Algunos lo hacen por negaci¨®n. Si el Titanic es indestructible, el pa¨ªs con la mayor reserva de petr¨®leo del mundo no podr¨ªa ser menos. Otros bailan por convicci¨®n, el capit¨¢n jam¨¢s abandona su barco. El chavismo tampoco, no tendr¨ªa donde ir. Es una predestinaci¨®n, el desenlace de una historia con final conocido y, ahora, cercano.
Haga el lector una b¨²squeda en las redes sociales. Una palabra es ¡°Venezuela¡±. Comb¨ªnela con otras, por ejemplo, ¡°alimentos¡±. All¨ª se ven las innumerables fotos de los estantes vac¨ªos y las largas colas en la puerta de alg¨²n mercado, de muchos. Tal vez ese d¨ªa hab¨ªa harina o leche. Es la rutina de hacer colas y tener que ir de un lugar a otro. Es el desabastecimiento como instrumento de control social.
Escenas que se repiten, pero si uno retrocede en el timeline notar¨¢ diferencias. Es que la frecuencia y la extensi¨®n de las colas han aumentado recientemente. Peor a¨²n, las fotos y videos de hoy muestran corridas y violencia al entrar en los mercados, adem¨¢s de robos de camiones y supermercados. La otrora pasividad de las colas deviene en la explosi¨®n de esa acumulada angustia colectiva. Estampidas y saqueos, indicadores tempranos de hambruna.
La pr¨®xima palabra es ¡°medicinas¡±. Las redes est¨¢n plagadas de s¨²plicas. Hace tiempo que no hay drogas para quimioterapia. M¨¢s recientemente, tambi¨¦n se registra escasez de analg¨¦sicos y antibi¨®ticos. Sugiero al lector buscar ¡°Augmentin¡±. Es un compuesto de amplio espectro, que puede tener uso pedi¨¢trico, con base en Amoxicilina, un antibi¨®tico tradicional. No se consigue en la farmacia real ni en la virtual. Augmentin es trending topic.
Busque ahora ¡°crimen¡± y cualquiera de sus t¨¦rminos relacionados. All¨ª est¨¢n los tweets de los usuarios de la l¨ªnea 1 del metro de Caracas. Relatan el ingreso de una pandilla al tren, la posterior interrupci¨®n del servicio el¨¦ctrico, el p¨¢nico, las corridas en los rieles oscuros. Siguen con el posterior robo y la impunidad, al llegar al lugar funcionarios de seguridad que no pudieron aprehender a los malhechores. O que no lo intentaron, no hay forma de saber con certeza. Caracas es la ciudad m¨¢s violenta del planeta.
Habiendo hambre, enfermedad y miedo, no es descabellado pensar en una crisis de refugiados en Venezuela
Las comparaciones pueden ser odiosas y las estigmatizaciones, inadmisibles, pero es imposible no pensar en Siria, una tragedia humanitaria que se ha desarrollado en c¨¢mara lenta ante los ojos de una comunidad internacional que hizo demasiado poco, demasiado tarde. Una tragedia que se mide en medio mill¨®n de victimas y m¨¢s de cuatro millones de refugiados.
Venezuela no est¨¢ en guerra¡ªconvencional, esto es¡ªpero exhibe una vasta destrucci¨®n material, una profunda descomposici¨®n del tejido social y una crisis humanitaria en ciernes. El numero de v¨ªctimas del crimen es su guerra y el r¨¦gimen ya ha causado una crisis de refugiados en el pasado, en T¨¢chira en 2015. Habiendo hambre, enfermedad y miedo, no es descabellado pensar en otra. Cu¨¢ntos ser¨¢n, es la pregunta, y con qu¨¦ consecuencias para la estabilidad de la regi¨®n.
La elite gobernante niega. Exigua en botes salvavidas, baila. La oposici¨®n intenta dar respuestas, pero a veces tambi¨¦n est¨¢ en modo de negaci¨®n, sin terminar de entender la magnitud de esta bomba de tiempo. En parte se comprende: ?c¨®mo se hace para ser oposici¨®n del chavismo? El gobierno tiene la extra?a capacidad de naturalizar el espanto. Hace como si las cosas siguieran su curso normal. Hasta emite decretos, en un pa¨ªs que se disuelve y en el que los presos pol¨ªticos siguen en sus celdas. No se debe olvidar eso.
Como en Siria, la comunidad internacional sigue sin hacer lo necesario. Luis Almagro ha sido un dem¨®crata, hay que enfatizarlo, revitalizando una OEA moribunda y dando su propia batalla por las libertades y derechos, pero en soledad quijotesca. Unasur y CELAC act¨²an como pantalla de Maduro, no por ideolog¨ªa sino por temor al efecto domin¨® de su ca¨ªda. Colombia, adem¨¢s, lo necesita porque Maduro es uno de los garantes del plan de paz. As¨ª como suena.
Por si fuera poco, hay elecciones en las Naciones Unidas y tal vez nadie tenga incentivos en incomodar al gobierno de Venezuela. Es el turno de Europa, pero algunos dicen que a la canciller colombiana no le disgustar¨ªa ser la primera mujer Secretaria General. El razonamiento podr¨¢ ser miope, en exceso, pero no por ello infrecuente. Ocurre que Venezuela est¨¢ en el Consejo de Seguridad. No paga su cuota con el organismo, ergo no puede votar en la Asamblea General, pero se pasar¨¢ el a?o entero en el Consejo, sin perder el voto all¨ª y presidi¨¦ndolo en este mes de febrero.
Esta s¨ª que es una extra?a manera de lograr que las cosas sigan su curso normal, bailando en la cubierta de primera clase mientras el barco se hunde.
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