Pollo a la Bergoglio
La hermana del obispo de San Crist¨®bal explica lo que cocinar¨¢ este lunes para el Papa
Cuando de ni?a, a los diez a?os, empez¨® a cocinar en casa, Socorro Arizmendi nunca pens¨® que acabar¨ªa haciendo un pollo con champi?ones "para el representante de Cristo en la Tierra". Pero he ah¨ª que este lunes, la hermana del obispo de San Crist¨®bal Felipe Arizmendi tendr¨¢ el honor ¨C¡°un regalo¡±, dice ella, ¡°un regalo que no merecemos, pero Cristo nos ama¡±¨C de cocinar en la casa episcopal la comida que se llevar¨¢ a la boca a la una de la tarde el papa Francisco.
Hace dos d¨ªas Arizmendi, de 80 a?os, recibi¨® a EL PA?S y le explic¨® la historia del proceso que est¨¢ detr¨¢s de lo que podr¨ªa quedar para la posteridad como el Pollo a la Bergoglio. Vestida con un mandil con dibujos de ollas de cocina, frutas y plantas, aclar¨® que el lunes no usar¨ªa ese mandil para elaborar el alimento del Santo Padre sino otro ¡°m¨¢s presumido¡±, uno que visti¨® al final de la entrevista para la foto, con un ramo de uvas en el pecho. A menos de 48 horas de su hist¨®rica prueba, Arizmendi estaba inquieta pero confiada en dominar el envite. A su mando estar¨¢n siete mujeres ¡°y un hombre para cargar¡±. Y advierte: ¡°Si alguna se pone nerviosa, me amarro las enaguas y la rega?o¡±. Su labor en la cocina arrancar¨¢ a las seis de la ma?ana.
La concepci¨®n del Pollo a la Bergoglio comenz¨® el d¨ªa en que Roma envi¨® al obispo un correo con indicaciones para su hermana: el men¨² deb¨ªa consistir en carne a la plancha con arroz blanco. Pero la directriz cambi¨® cuando un secretario personal de Francisco, en una visita exploratoria, acudi¨® a casa del obispo para reunirse con ¨¦l. Socorro Arizmendi ¨Cconocida en casa como Coca¨C les hizo un pollo guisado con champi?ones. Mientras com¨ªan y trataban los detalles del acontecimiento por venir, el secretario fue paladeando el guiso y pensando para sus adentros que ten¨ªa una gran saz¨®n. Hasta que hacia el final de la comida llam¨® a la chef y dijo como si de un axioma ontol¨®gico se tratara: ¡°Esta comida la puede comer el Papa¡±. La carne a la plancha quedaba descartada. Pero no el arroz blanco. Ese sigui¨® siendo el acompa?amiento. Por lo que el definitivo men¨² se compondr¨¢ de pollo con champi?ones m¨¢s verduras y arroz. ¡°Y sabe qu¨¦¡±, conf¨ªa Arizmendi, ¡°que el Papa es tan sencillo que ha pedido que se sirva todo junto en un solo plato, y no va a haber ni una sopa de primero¡±. Francisco es un hombre frugal, y no iba a descuidar su austeridad precisamente el d¨ªa en el que se sentar¨¢ a la mesa ¨Cadem¨¢s de con los dos obispos de San Crist¨®bal¨C con ocho fieles ind¨ªgenas de Chiapas, el Estado m¨¢s pobre de M¨¦xico, con 1,6 de sus cuatro millones de habitantes sin dinero suficiente para llenar la canasta b¨¢sica.
Adem¨¢s de la comida del Papa, que ser¨¢ para 11 personas, Arizmendi tendr¨¢ que dar de comer a otros 35 invitados que comer¨¢n en una sala separada de la casa episcopal. Para ello se ha pertrechado de medio centenar de suculentas piezas de pollo casero chiapaneco, 12 kilogramos de champi?ones (en lata, pese a que el Papa viene de la tierra donde los funghi son religi¨®n aparte) y un surtido de zanahoria, calabaza, papa blanca y chayote. Si fuera una comida normal hubiera comprado tambi¨¦n un buen pu?ado de chiles, pero en este punto hubo un aviso terminante del Estado vaticano: ¡°Recuerde, se?ora: NADA de picante¡±.
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