Silicon Valley echa un pulso al FBI
La negativa de Apple a colaborar con la agencia ha unido al sector ante lo que se percibe como un abuso de poder
La confrontaci¨®n entre las compa?¨ªas tecnol¨®gicas y la Administraci¨®n estadounidense sobre privacidad y seguridad se ha agudizado con la negativa de Apple de desbloquear el iPhone del tirador de San Bernardino para el FBI. El caso puede convertirse en el epicentro de un debate hist¨®rico. Tim Cook, el presidente ejecutivo de Apple, ha dejado claro que cambiar su sistema operativo para que las autoridades puedan extraer datos de los usuarios sin necesidad de consultar cada vez que lo necesiten crea un peligros¨ªsimo precedente. Y a su argumentaci¨®n se ha sumado gran parte del Far West tecnol¨®gico.
Mientras, el Departamento de Justicia acusa a Apple de negarse a colaborar por ¡°m¨¢rketing¡± y la compa?¨ªa se?ala que las autoridades se encuentran en esta situaci¨®n porque manipularon el tel¨¦fono incorrectamente al principio y alteraron las opciones de recuperar los datos. La pol¨¦mica llega en plena campa?a electoral en EEUU, desde donde el republicano Donald Trump ha llamado a boicotear al gigante tecnol¨®gico.
Este caso abre una nueva batalla en un terreno donde la tensi¨®n ya alcanz¨® niveles m¨¢ximos con la revelaci¨®n del programa de vigilancia masiva de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) gracias a las filtraciones del exanalista Edward Snowden en 2013. Las palabras del Departamento de Justicia, que en su apelaci¨®n para exigir la colaboraci¨®n de Apple alega que ¡°esto no es el fin de la privacidad¡±, recuerdan m¨¢s a la preocupaci¨®n de los estadounidenses entonces, cuando descubrieron que el Gobierno hab¨ªa recolectado millones de datos de llamadas telef¨®nicas y comunicaciones a trav¨¦s de Internet.
Consciente quiz¨¢ del poso que dejaron en la memoria de los ciudadanos tanto las revelaciones de la NSA, como el precedente legal de la Patriot Act tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001 ¡ªley que restringe libertades y permite el control de comunicaciones¡ª, el presidente ejecutivo de Apple alega que el Gobierno libra un ataque ¡°escalofriante¡± contra privacidad en la Red. El intercambio de acusaciones representa el dif¨ªcil equilibrio que ha mantenido la Administraci¨®n Obama con Silicon Valley hasta ahora. La orden de Justicia puede haberlo roto: el FBI ¡ªcon el apoyo expreso de la Casa Blanca¡ª invoca, una vez m¨¢s, la protecci¨®n y la seguridad de los ciudadanos por encima de la privacidad. Mientras, Apple considera ins¨®lito que el Gobierno haya exigido a una compa?¨ªa inventar un software.
Apple no est¨¢ sola. Aunque no inmediatamente, Google ¨Cprimero¡ª, Twitter y Facebook, las abanderadas de las redes sociales, han respaldado su postura. ¡°Estamos con Tim Cook y Apple. Y gracias por el liderazgo¡±, dijo en Jack Dorsey, el cuestionado cofundador de Twitter. Mark Zuckerberg emiti¨® un comunicado: ¡°Condenamos el terrorismo y nos solidarizamos con sus v¨ªctimas. Aquellos que buscan su promoci¨®n o planear ataques no encontrar¨¢n cobijo en nuestros servicios. De cualquier modo, vamos a seguir luchando contra los que piden que bajemos la seguridad de nuestros sistemas. Estas peticiones pueden crear un precedente nefasto y obstruir los esfuerzos que las empresas hacemos por construir productos seguros¡±.
Desde 2008, Apple ha accedido a ayudar a las autoridades, bajo una orden judicial, a extraer contenido de 70 aparatos que han salido de sus f¨¢bricas. Pero este caso, argumentan, es distinto porque no est¨¢n dispuestos a crear una puerta trasera ¡ªback door en ingl¨¦s, un t¨¦rmino repetido constantemente en los ¨²ltimos d¨ªas¡ª que puedan usar tanto autoridades, como hackers o corporaciones con los conocimientos adecuados para sustraer datos sin permiso.
El FBI tambi¨¦n tiene sus motivos para presionar. El iPhone 5C de Syed Farook, autor de la matanza de San Bernardino, tiene una peculiaridad. El acusado desactiv¨® la funci¨®n de iCloud seis semanas antes del tiroteo del 2 de diciembre. Quitar esa opci¨®n de guardado de contenido autom¨¢tico en la nube, resta opciones de ¨¦xito a los investigadores y, al mismo, tiempo, hace que el sistema de localizaci¨®n de Apple no funcione. El FBI carece de herramientas para seguir la traza del supuesto asesino. Y acceder al m¨®vil proporcionar¨ªa las piezas que faltan para completar el puzzle.
Salto cultural y generacional
El plante de Apple ha servido para evidenciar un salto cultural y generacional entre empresas tecnol¨®gicas, mientras que las de nuevo cu?o se han ido escorando del lado de Apple, Microsoft, Yahoo y Amazon han mantenido se han limitado a pronunciarse a trav¨¦s de un comunicado conjunto en RGS (siglas de Movimiento de Reforma de Vigilancia Gubernamental), una asociaci¨®n nacida en 2013, de la que forman parte AOL, Apple, Dropbox, Evernote, Facebook, Google, LinkedIn, Microsoft, Twitter y Yahoo. Todo su compromiso se ha quedado en palabras demasiado fr¨ªas para el momento que se vive: ¡°Creemos que es extremadamente importante desalentar a los terroristas y criminales y ayudar en el cumplimiento de la ley cuando requieran informaci¨®n que nos mantenga a todos seguros. Pero no deber¨ªan pedirnos a las empresas de tecnolog¨ªa que construyamos puertas traseras para acceder a la informaci¨®n de los usuarios. Las empresas de RGS mantenemos un compromiso de colaboraci¨®n con la ley a la vez que velamos por la informaci¨®n de nuestros clientes¡±.
Apple contar¨¢ en este caso con la defensa de Ted Olson, uno de los abogados m¨¢s respetados del pa¨ªs. De signo republicano, entre 2001 y 2004 ejerci¨® como Abogado general del Estado. Se le conoce por ser una de las voces dentro de los conservadores que de manera m¨¢s abierta ha apoyado el matrimonio gay.
Inquietos por la privacidad
En SOMA, el barrio donde tienen su sede las empresas de tecnolog¨ªa incipientes, el caso se sigue con inter¨¦s. Como si fuese un partido en el que todo el mundo ha apostado algo, cada movimiento se comenta en un descanso para el caf¨¦ o la charla en la cola de la ensalada. Christian Van der Henst, consejero delegado de Platzi, una startup dedicada a la formaci¨®n, muestra su preocupaci¨®n. De sus cursos online salen los profesionales que pronto nutrir¨¢n las empresas de oficinas multicolor de Silicon Valley. En la ma?ana del jueves su comunidad tuvo un encendido debate retransmitido online. Entre sus aprendices no se contempla la opci¨®n de dejar una puerta trasera. ¡°?Qu¨¦ impide que todos los dem¨¢s gobiernos hagan la misma solicitud o incluso que esta puerta trasera sea utilizada para otras organizaciones no gubernamentales que apoyen actividades negativas?¡±, se pregunta.
Uno de los temores de estos j¨®venes, la injerencia pol¨ªtica, comienza a vislumbrarse. Y no s¨®lo por la intervenci¨®n del mutimillonario republicano Donald Trump. En el debate de las primarias dem¨®cratas en Las Vegas Hillary Clinton y Bernie Sanders comentaron, aunque con cautela, el tema y pidieron comprensi¨®n por ambas partes. En el mundillo emprendedor se quiere impedir a toda cosa que el asunto entre a formar parte de la campa?a. Molesta tanto como los sucesivos viajes del presidente Barack Obama buscando el apoyo de las tecnol¨®gicas. Primero intent¨® crear un marco de colaboraci¨®n al que solo se ha sumado una fam¨¦lica Yahoo!, que vive uno de sus peores momentos. Despu¨¦s, con la creaci¨®n de un centro de investigaci¨®n tecnol¨®gico en un antiguo hangar de la NASA, al que ¨²nicamente se han sumado Intel y Apple, pero para explorar c¨®mo ser¨¢ la vestimenta y equipamiento de las tropas del futuro.
El desplante de Cook obliga a que se tomen decisiones y se revise la relaci¨®n entre el Pent¨¢gono, las fuerzas judiciales y Silicon Valley, un lugar en el que, en general, se prefieren tomar decisiones sin demasiada consulta y resolver los conflictos a posteriori, cuando una gran masa de usuarios se considera parte del movimiento y sirve de pieza en la negociaci¨®n. Parte del juego de las disrupciones pasa por aceptar esta forma de actuaci¨®n que sirve de modelo a los innovadores. As¨ª es como Uber ha actuado con el taxi. Y Airbnb con los hoteles. Van Der Henst representa esta visi¨®n pragm¨¢tica: ¡°Crear una empresa es de lo m¨¢s dif¨ªcil del mundo. Agregarle al stress diario el lidiar con el gobierno hace que el CEO que empieza, seguro, se rinda. Los gobiernos agregando presi¨®n a las empresas para poder capturar m¨¢s informaci¨®n solo logran desincentivar la innovaci¨®n local y hacer que competidores internacionales tengan m¨¢s fuerza¡±.
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