La ilusi¨®n de eternidad
El desgaste de Evo Morales, que lleg¨® al poder hace 10 a?os, se agudiza por la retracci¨®n de las exportaciones de gas, en precios y vol¨²menes
El historiador Tulio Halper¨ªn Donghi pas¨® su vida pregunt¨¢ndose si la formaci¨®n de los Estados nacionales en Am¨¦rica Latina no disimul¨® afinidades m¨¢s profundas, que hac¨ªan de la regi¨®n un sujeto hist¨®rico homog¨¦neo. La peripecia de Evo Morales y su plebiscito constitucional es el hecho m¨¢s reciente que volvi¨® a darle la raz¨®n. All¨ª aparecen rasgos que ya se hab¨ªan manifestado en Venezuela, en Ecuador y en Argentina.
El m¨¢s llamativo es la baja calidad del sistema electoral. Veinte horas despu¨¦s del cierre de los comicios el Tribunal Supremo Electoral hab¨ªa escrutado menos del 30% de las actas de votaci¨®n. Y eso que s¨®lo hab¨ªa dos opciones: s¨ª y no a que Morales pueda postularse en 2019.
La demora enturbia el resultado por el temor a una manipulaci¨®n. La pretensi¨®n de modificar las reglas para eternizarse en el Gobierno y la tentaci¨®n de manipular las elecciones son propensiones que hacen juego. Lo que se sospecha en Bolivia se vio en Venezuela y tambi¨¦n en la Argentina. El desequilibrio de poder termina corroyendo el ¨²ltimo fundamento de la legitimidad democr¨¢tica: la pureza del sufragio. A pesar de que muchas veces la tardanza no se debe a operaciones fraudulentas, sino al miedo de los funcionarios a llevar malas noticias a su jefe. O a la resistencia de ese jefe a aceptar el infortunio. En dos oportunidades, con Hugo Ch¨¢vez en 2007 y con Nicol¨¢s Maduro en 2015, el Ej¨¦rcito venezolano debi¨® forzar al presidente a admitir una derrota.
No es el ¨²nico aire de familia de Bolivia con otros pa¨ªses de la regi¨®n. Si las informaciones disponibles ayer por la tarde terminan confirm¨¢ndose, es decir, si la pretensi¨®n de Morales de modificar la Constituci¨®n fue rechazada, se habr¨¢ verificado otra caracter¨ªstica generalizada: el retiro de la ola de bonanza socava los liderazgos hegem¨®nicos.
El desgaste del presidente boliviano, que lleg¨® al poder hace 10 a?os, se agudiza por la retracci¨®n de las exportaciones de gas, en precios y vol¨²menes. Ese producto explica el 52% de las ventas del pa¨ªs al exterior.
El fen¨®meno se inscribe en la ca¨ªda global de los hidrocarburos. La del gas natural fue de alrededor de 40% en los ¨²ltimos 12 meses. Bolivia produce 58 millones de metros c¨²bicos diarios, de los cuales 41 millones son comprados por Brasil y la Argentina. El problema es que esos dos pa¨ªses est¨¢n atrapados en una crisis. La econom¨ªa brasile?a atraviesa un penoso ciclo recesivo. Y la argentina est¨¢ estancada.
Morales enfrent¨® esta amenaza con un reflejo tambi¨¦n reconocible: como Rousseff, Correa, Maduro o Cristina Kirchner, recurri¨® a China, que le prest¨® 7.000 millones de d¨®lares. As¨ª como la d¨¦cada ganada de la que se ufanan esos l¨ªderes no se explicar¨ªa sin los chinos, el Gobierno de Xi Jinping es el que mejor est¨¢ aprovechando el anticl¨ªmax regional.
Ese predominio suele servirse de ventajas escabrosas. Morales fue a las urnas justificando su v¨ªnculo con una antigua amante convertida en presidenta de una empresa china. Los chinos perdieron en M¨¦xico la operaci¨®n del tren Quer¨¦taro-DF cuando se descubri¨® que su socio local hab¨ªa regalado una mansi¨®n a la esposa de Enrique Pe?a Nieto. En la Argentina, Mauricio Macri orden¨® revisar la construcci¨®n de dos represas adjudicadas a la china Gezhouba y a Electroingenier¨ªa, una empresa acusada de haber participado en el reparto de sobornos de Petrobras, en combinaci¨®n con el exmnistro kirchnerista Julio De Vido. Son otros rasgos familiares.
La restricci¨®n comercial forz¨® a Morales a intensificar la diplomacia gas¨ªfera. A comienzos de mes, visit¨® a Rousseff para asegurarse de que renovar¨¢ el contrato con Yacimientos Petrol¨ªferos Fiscales Bolivianos, que vence en 2019. El pr¨®ximo viernes visitar¨¢ Buenos Aires el ministro de Energ¨ªa de Bolivia, Luis S¨¢nchez, para negociar la venta de nuevos vol¨²menes de gas al Gobierno de Macri.
Las consecuencias de un fracaso del presidente para las relaciones con Chile, en permanente tensi¨®n por la pol¨¦mica mar¨ªtima, son una inc¨®gnita. No deber¨ªa sorprender que la debilidad agite m¨¢s la bandera nacionalista.
El retroceso de Morales, adelantado el a?o pasado por algunas derrotas provinciales, se produjo a pesar de que ¨¦l expresa una modulaci¨®n especial del populismo. Su programa econ¨®mico mantiene el equilibrio fiscal. Por eso, Bolivia se financia a una tasa muy inferior a la que pagan Brasil o la Argentina. Los contratos de privados son respetados, como lo demuestran las inversiones anunciadas por Repsol. En definitiva: el presidente cultiva un pragmatismo del que han carecido Cristina Kirchner y Maduro. Y lo exhibe. Acaba de revelar que hab¨ªa aconsejado a Ch¨¢vez cambiar de orientaci¨®n porque ¡°cuando no garantizas el alimento, a la mayor¨ªa no le importa el asunto ideol¨®gico¡±.
Ese sentido com¨²n, habitual en los dirigentes de izquierda que surgen de los sindicatos, no de la universidad, no exime a Morales de la mayor amenaza que enfrentan los caudillos: que se quiebre la ilusi¨®n de eternidad. Es el da?o que provocar¨ªa la victoria del no. En tal caso, el monopolio de poder que se constituy¨® en Bolivia estar¨ªa desafiado por un factor tambi¨¦n muy extendido: la dificultad de los l¨ªderes carism¨¢ticos para engendrar un heredero. Esa incapacidad acostumbra a transformarse en la verdadera oposici¨®n.
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