Saud¨ªes detr¨¢s del mostrador
La pasi¨®n por el caf¨¦ genera autoempleo entre los j¨®venes y ayuda a vencer el tab¨²
La decisi¨®n de Abdullatif Abdullah Alwshigry de ponerse detr¨¢s de un mostrador de caf¨¦ conmocion¨® a su familia. No s¨®lo el joven acaba de regresar de Estados Unidos con un m¨¢ster en sistemas inform¨¢ticos, sino que en su pa¨ªs, Arabia Saud¨ª, el sector servicios es cosa de inmigrantes extranjeros. ¡°Es cierto que en nuestra cultura no se espera que hagamos [este tipo de trabajos], pero una vez superada la sorpresa, me han apoyado mucho¡±, conf¨ªa orgulloso de haber podido convertir su pasi¨®n por el caf¨¦ en un modo de vida.
¡°He crecido oliendo como mi madre tostaba los granos en casa [para hacer el caf¨¦ ¨¢rabe mucho m¨¢s claro], luego en la universidad me aficion¨¦ al caf¨¦ negro y empec¨¦ a desarrollar inter¨¦s por el producto y a comprar mis propios granos¡±, rememora.
Abdullatif (en Arabia suele utilizarse el primer nombre incluso en los ¨¢mbitos profesionales) mont¨® The Camel Step, una tienda gourmet de degustaci¨®n de caf¨¦, junto a otros dos amigos, en 2014. Pero a diferencia de lo que viene siendo tradicional entre los ¨¢rabes del Golfo, no se limitaron a poner el dinero y contratar media docena de asi¨¢ticos para gestionarla.
Su entrada en el mundo laboral ha coincido con un momento complicado para el reino que ya no puede garantizar puestos de funcionario para la oleada de j¨®venes que cada a?o busca trabajo. As¨ª que las autoridades promueven el autoempleo. A la vez, triunfaba entre los j¨®venes urbanos la moda del caf¨¦. Espresso, americano, con leche o s¨®lo, ese l¨ªquido negro empezaba a desplazar a las bebidas tradicionales.
¡°Hace 20 a?os no beb¨ªamos caf¨¦, s¨®lo te o caf¨¦ ¨¢rabe¡±, se?ala Samer al Hashim, copropietaria de Accoustic, una de las cafeter¨ªas m¨¢s acogedoras de la calle Tahlia, en el centro de Riad.
En esa conversi¨®n algo ha tenido que ver Gustavo P¨¦rez Figueroa, a quien sus clientes conocen como Mustafa. Este colombiano de familia de cafeteros abri¨® en 2006 el primer tostadero en Riad, pero no se ha limitado a vender caf¨¦ que importa directamente de su pa¨ªs, sino que transmite su pasi¨®n por el producto. Junto a su mujer, Radilca Hern¨¢ndez, ha preparado a 350 baristas, una quincena de ellos saud¨ªes. ¡°Incluidas varias chicas¡±, apuntan orgullosos.
Sara al Akeel est¨¢ entre sus preferidas. La joven, reci¨¦n licenciada en Administraci¨®n de Empresas, ha desarrollado una especial sensibilidad hacia las notas y los matices de los granos, que impresiona al propio P¨¦rez Figueroa. Ahora busca un inversor que le ayude a hacer realidad su proyecto de caf¨¦ gourmet en el que, explica, ¡°la degustaci¨®n de una especialidad se convierta en una experiencia¡±. Y ella estar¨¢ detr¨¢s de la barra para hacerla inolvidable.
En su visi¨®n, el cliente elige los granos entre una variedad de procedencias y tuestes, ve c¨®mo se muelen en el momento y puede elegir la forma de infusi¨®n: a trav¨¦s de una m¨¢quina de espresso, una cafetera francesa o una de las versiones modernas del tradicional caf¨¦ de goteo, que triunfan entre los paladares m¨¢s exquisitos. ¡°Es toda una filosof¨ªa que enlaza con la tendencia del slow food¡±, se?ala P¨¦rez Figueroa en referencia al movimiento de consumo alternativo.
¡°El caf¨¦ est¨¢ en la cultura ¨¢rabe; la misma palabra caf¨¦ viene del ¨¢rabe qahwe¡±, defiende Abdullatif, mientras atiende a unos clientes. Pasada la sorpresa inicial, aprecian su presencia. De alguna forma sienten que su implicaci¨®n personal es una garant¨ªa de calidad que va m¨¢s all¨¢ del mero negocio.
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