La investigaci¨®n a Lula da Silva reaviva las peticiones de destituci¨®n de Rousseff

Eran poco m¨¢s de las nueve de la ma?ana de este viernes cuando dos coches pasaban lentamente frente al Palacio de Planalto, en Brasilia, tocando la bocina con insistencia. Sus conductores gritaban: ¡°Es el fin. El PT [Partido de los Trabajadores] est¨¢ acabado¡±. Era la quinta vez ese mismo d¨ªa, seg¨²n los guardias de seguridad que custodiaban uno de los accesos a la sede de la Presidencia de la Rep¨²blica de Brasil. Las primeras se?ales de un d¨ªa de inflexi¨®n en la grave crisis pol¨ªtica que ha afectado al cuarto mandato del Partido de los Trabajadores en el pa¨ªs.

La 24? fase de la operaci¨®n Lava Jato, que ha alcanzado de lleno al expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva (PT) y a sus familiares, se produce en uno de los peores momentos para el Ejecutivo de Dilma Rousseff. Desde hace semanas hab¨ªa una especie de cuenta atr¨¢s en la mayor investigaci¨®n de un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n jam¨¢s realizada en Brasil, que polariza a los partidarios del Gobierno y a sus opositores y se produce en medio de una crisis que tambi¨¦n es econ¨®mica. El testimonio de Lula, escoltado por la polic¨ªa y con una amplia cobertura medi¨¢tica, estimula el debate sobre el estilo espectacular de la operaci¨®n, nueve d¨ªas antes de una nueva megaprotesta convocada para pedir la destituci¨®n de la presidenta.

Para el Gobierno, no era la primera mala noticia de la semana. El lunes dimiti¨® el ministro de Justicia, Jos¨¦ Eduardo Cardozo, acusado por sus compa?eros del PT de ser incapaz de contener presuntos excesos de la Polic¨ªa Federal, el brazo auxiliar de la Fiscal¨ªa Federal en una operaci¨®n que, jer¨¢rquicamente, estaba bajo su control. El jueves se filtr¨® una supuseta delaci¨®n premiada (revelaci¨®n a cambio de ventajas en la Justicia) del exl¨ªder del Gobierno en el Senado, Delc¨ªdio do Amaral (PT de Mato Grosso do Sul). Citaba a Lula y, por primera vez en dos a?os de investigaciones, acusaba directamente tambi¨¦n a Dilma Rousseff de obstaculizar las investigaciones anticorrupci¨®n, arrastr¨¢ndola as¨ª hacia el centro del esc¨¢ndalo.

La noticia de la presunta colaboraci¨®n con la Justicia del senador, publicada por la revista Isto ?, oblig¨® a Cardozo a transformar la toma de posesi¨®n de su sucesor en el Ministerio de Justicia en una larga rueda de prensa para atacar a Do Amaral. M¨¢s tarde, la propia presidenta fue quien reaccion¨®. Emiti¨® un bolet¨ªn para quejarse de la filtraci¨®n como ¡°arma pol¨ªtica¡± y para afirmar que su Gobierno siempre ha defendido la lucha contra la corrupci¨®n.

En el Congreso Nacional, los aliados del expresidente y de su sucesora trataron de criticar la operaci¨®n Lava Jato. ¡°La operaci¨®n es ilegal y pol¨ªtica¡±, subray¨® el l¨ªder del Gobierno en la C¨¢mara, Afonso Florence (PT de Bah¨ªa). Por su parte, el diputado Pepe Vargas (PT de Rio Grande do Sul) dijo que los fiscales y la polic¨ªa hab¨ªan sobrepasado los l¨ªmites aceptables. ¡°Han querido crear un hecho pol¨ªtico. Se aprovechan de que Lula no est¨¢ aforado y lo sitian de una forma exagerada. Es absurdo. Si hay una denuncia, que la presenten, no hace falta tratar de humillar al expresidente¡±, afirm¨®. Miembros del Ejecutivo, como el ministro de Trabajo, Miguel Rossetto (PT), tambi¨¦n protestaron: ¡°El presidente Lula ya ha declarado y siempre se ha puesto a disposici¨®n de las autoridades. Esto no es justicia, esto es violencia¡±.

La batalla de Dilma Rousseff

Si el impacto, desde el punto de vista pol¨ªtico, ya es evidente, y puede hacer que el p¨¦ndulo del Congreso se incline de nuevo hacia la destituci¨®n de Rousseff, desde el punto de vista jur¨ªdico a¨²n es demasiado pronto para decir en qu¨¦ medida la delaci¨®n del senador, en caso de confirmarse, podr¨ªa comprometer directamente a la presidenta, ya que los fiscales tendr¨ªan que reunir pruebas y evidencias relacionadas con la acusaci¨®n, lo que parece no ser f¨¢cil a juzgar por lo filtrado hasta ahora.

Lo cierto es que la operaci¨®n Lava Jato ha entrado en una nueva fase, con nuevos delatores de peso ya confirmados, como el expresidente de la empresa constructora OAS, L¨¦o Pinheiro, y los rumores de que Marcelo Odebrecht, propietario de la compa?¨ªa m¨¢s grande del sector en Am¨¦rica Latina, podr¨ªa autorizar, desde la prisi¨®n en la que se encuentra, a sus ejecutivos a que colaboren tambi¨¦n con la Justicia.

Para la empresa de consultor¨ªa de riesgo Eurasia Group, las colaboraciones de Pinheiro, Odebrecht o incluso de personas vinculadas a otra constructora involucrada en la trama, Andrade Guti¨¦rrez, podr¨ªan ¡°cambiar las reglas de juego¡±. ¡°Los pr¨®ximos dos meses ser¨¢n cr¨ªticos, y probablemente representen el terreno m¨¢s delicado y peligroso para la presidenta en la crisis hasta la fecha¡±, les escribieron a sus clientes en un comunicado este jueves, cuando el mercado celebraba, con la ca¨ªda del d¨®lar y la apreciaci¨®n de Petrobras en la bolsa, nuevas perspectivas.