?Qu¨¦ hacer con los refugiados?
Las elecciones parciales en Alemania demuestran la impopularidad creciente de la pol¨ªtica de asilo
Los resultados de las elecciones parciales en Alemania demuestran la impopularidad creciente de la pol¨ªtica de acogida a los refugiados y el auge de los movimientos xen¨®fobos, racistas y antieuropeos. A su vez, Alemania, potencia dirigente de la Uni¨®n Europea, se enfrenta a los efectos de la crisis de 2008 que, debido a la pol¨ªtica de austeridad que ella misma ha impuesto, est¨¢n provocando la explosi¨®n del sistema de partidos que prevalec¨ªa en toda Europa. De ah¨ª el surgimiento de una constelaci¨®n de movimientos antisistema, unos progresistas e incluyentes, otros reaccionarios y excluyentes. En este contexto, la cuesti¨®n de los refugiados funciona hoy como un condensador de todas las contradicciones sociales, identitarias, nacionales e intereuropeas, tal y como sucedi¨® en la crisis del euro. La renacionalizaci¨®n progresiva de las pol¨ªticas globales, en particular las migratorias, es, a partir de ahora, la tendencia dominante en Europa.
As¨ª, el acuerdo que Alemania ha alcanzado con Turqu¨ªa corresponde esencialmente a intereses nacionales. Constituye un giro radical de la pol¨ªtica europea de asilo y de inmigraci¨®n de la UE. Y supone una violaci¨®n frontal, al menos por tres razones, del esp¨ªritu y la letra de los principales instrumentos jur¨ªdicos en materia de asilo. Asimismo, fragiliza a Europa ante un pa¨ªs, Turqu¨ªa, que por el momento no re¨²ne las condiciones de adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea.
Este acuerdo va, en primer lugar, contra el esp¨ªritu de la Convenci¨®n de Ginebra de 1951 y los Acuerdos de Nueva York de 1967 que afirman la necesidad de acoger a los demandantes de asilo; en segundo lugar, se opone a la directiva de procedimiento de 2005 que reafirma, tras la modificaci¨®n de los Acuerdos de Dubl¨ªn, la obligaci¨®n de permitir al demandante de asilo quedarse en el pa¨ªs donde ha interpuesto su demanda hasta que esta sea resuelta y, finalmente, se enfrenta a la Carta de Derechos Fundamentales de la Uni¨®n Europea en dos puntos clave: la obligaci¨®n de examinar el dossier del demandante y, sobre todo, el art¨ªculo 19 que estipula de forma expresa: ¡°Se proh¨ªben las expulsiones colectivas¡±.
Por ¨²ltimo, a cambio de la estabilizaci¨®n (financiada con 6.000 millones de euros) de los refugiados en Turqu¨ªa, acepta la libre circulaci¨®n de los ciudadanos turcos en Europa, lo que constituye una interpretaci¨®n unilateral de los Acuerdos de Schengen.
Claramente, esa apuesta alemana es una huida hacia delante; muestra la ausencia de una pol¨ªtica com¨²n europea de asilo y de inmigraci¨®n y proh¨ªbe elaborar una estrategia cooperativa realista. El ¨²nico modo de salir de este laberinto que concierne al asilo y la inmigraci¨®n en el cual se ha sumergido Alemania, as¨ª como la gran mayor¨ªa de las naciones europeas, es la articulaci¨®n de las exigencias nacionales con una visi¨®n a largo plazo que sea, al mismo tiempo, europea y mundial. Frente a la realidad de las desigualdades mundiales y las guerras perif¨¦ricas entorno a la Europa actual, es hora de cuestionarse la cultura del cierre de fronteras europeas a los no comunitarios que prevalece desde 1986; y resulta crucial, frente al incremento de los racismos europeos, reflexionar seriamente sobre las consecuencias, en t¨¦rminos de valores comunes europeos, de las decisiones tomadas hoy en relaci¨®n con los refugiados. Esto supone tener el valor para afrontar pol¨ªtica y culturalmente a los movimientos xen¨®fobos si se quiere evitar reproducir los dramas del pasado.
Es necesario revisar?la definici¨®n de ¡°pa¨ªses seguros¡± establecida?en el Acuerdo de Dubl¨ªn
La Uni¨®n Europea debe, a partir de ahora, orientar su estrategia en tres direcciones complementarias, incluso aunque no pueda lograr sus objetivos de forma r¨¢pida.
Primero, respecto a la gesti¨®n de las fronteras europeas, hay que revisar la definici¨®n de los ¡°pa¨ªses seguros¡± en el Acuerdo de Dubl¨ªn y aportar una ayuda ingente a los pa¨ªses de primeras llegadas, de forma que tengan los medios de gestionar el flujo masivo y de crear las condiciones para un tr¨¢nsito aceptable hacia los pa¨ªses de destino. Esto implica, tanto la aplicaci¨®n del protocolo europeo de protecci¨®n temporal como el aumento de las concesiones de visados humanitarios. Es decir, elaborar una estrategia m¨¢s importante y funcional que la escasa y superficial pol¨ªtica actual de cuotas que, por otra parte, nadie aplica. Ello solo podr¨¢ hacerse mediante el aumento del presupuesto europeo consagrado a la crisis de los refugiados o, lo que es lo mismo, a una pol¨ªtica de d¨¦ficit presupuestario mucho m¨¢s flexible para el conjunto de los pa¨ªses de la Zona euro, que deber¨ªan recibir leg¨ªtimamente a la gran mayor¨ªa de los refugiados. De igual modo, resulta indispensable facilitar las v¨ªas legales de la inmigraci¨®n econ¨®mica si quiere evitarse que la inmigraci¨®n clandestina contin¨²e. Es decir, adaptar el sistema Schengen a la demanda migratoria que surge de un entorno extracomunitario profundamente penalizado por la crisis econ¨®mica mundial.
El concepto de asilado ha cambiado: ahora incluye las causas econ¨®micas?y medioambientales
A continuaci¨®n, en cuanto a las fronteras de los pa¨ªses en conflicto desde donde huyen hoy los refugiados, es indispensable financiar zonas interiores de protecci¨®n humanitaria. Es particularmente v¨¢lido para Siria, Irak y Libia. Los pa¨ªses vecinos, Turqu¨ªa, L¨ªbano, Jordania y T¨²nez, deben beneficiarse de los medios para estabilizar a los refugiados, con una ayuda condicionada y bajo la supervisi¨®n de los organismos europeos y del ACNUR.
Finalmente, en el plano de la solidaridad mundial con los refugiados, es urgente la revisi¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra sobre asilo, puesto que ya no se corresponde con la realidad que la vio nacer. Fue concebida en la Guerra Fr¨ªa para acoger a los disidentes pol¨ªticos que hu¨ªan de los pa¨ªses comunistas. El principal ejemplo de llegadas importantes fue el caso h¨²ngaro de 1956; el estatuto de refugiado fue concedido, por cierto, autom¨¢ticamente a solicitantes que, como varios estudios posteriores demostraron, no eran solicitantes de asilo por razones pol¨ªticas sino inmigrantes econ¨®micos que se beneficiaron de la crisis para huir al extranjero. Ya entonces, la aplicaci¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra se hizo en detrimento de sus principios. Asimismo, el concepto de refugiado ha cambiado, pues no solamente cubre hoy en d¨ªa a los demandantes de asilo por razones pol¨ªticas, sino que tambi¨¦n por razones econ¨®micas y medioambientales. Eso no significa que haya que acoger ¡°a toda la miseria del mundo¡±, tal y como tem¨ªa un primer ministro franc¨¦s, sino poner en marcha una pol¨ªtica de ayuda y de seguridad alimentaria para las poblaciones desesperadas. Es el deber de una pol¨ªtica mundial de solidaridad, en la cual deben participar los pa¨ªses occidentales, en particular, Estados Unidos, igualmente responsables de los desastres humanos contempor¨¢neos. Es urgente comprender que el desaf¨ªo de los refugiados y la demanda de la migraci¨®n econ¨®mica son, hoy en d¨ªa, elementos esenciales de la agenda mundial y que Europa, lejos de replegarse en el chovinismo o capitular ante los movimientos racistas electoralmente aupados por la crisis econ¨®mica, necesita una pol¨ªtica com¨²n y una visi¨®n internacional solidaria.
Sami Na?r es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas y profesor invitado de la Universidad Internacional de Andaluc¨ªa.
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