?Por qu¨¦ tropieza Europa?

?Por qu¨¦ tropieza la Uni¨®n Europea? ?Por qu¨¦, en asuntos tan graves como la Gran Recesi¨®n o el trato a los refugiados? Y que, por graves, exigir¨ªan m¨¢s y mejor Europa.

Porque son muy dif¨ªciles, claro. Porque tocan la fibra declinante, pero superviviente, de las soberan¨ªas nacionales. Y tambi¨¦n porque el dise?o de las nuevas pol¨ªticas empeora.

Las veteranas, como la de Competencia (antimonopolio), funcionan, pese a sesgos reaccionarios como los de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC). Se han reformado durante decenios, son m¨¢s sabias, o menos tontas. La de Competencia, con la noci¨®n de mercado relevante europeo y la dureza de la Comisi¨®n persiguiendo ayudas de Estado con excepciones muy tasadas (sociales, territoriales). La PAC, cambiando la est¨²pida ayuda a la producci¨®n (aquellas monta?as de mantequilla) por el apoyo al productor y al desarrollo rural.

Pero sucede menos en ¨¢mbitos m¨¢s nuevos. La gran pol¨ªtica econ¨®mica arbitrada para regir al euro es la de la consolidaci¨®n fiscal extrema del Pacto de Estabilidad: desde que se esboz¨® hace 20 a?os muestra insuficiencias, irrealismo e incumplimientos. Ahora casi todos saben que sin la compa?¨ªa de una pol¨ªtica monetaria expansiva habr¨ªa perecido; y que aun falta la pol¨ªtica fiscal: inversi¨®n.

Desde que en 1999 se alumbr¨® la pol¨ªtica de asilo y otras de Interior en la ciudad finlandesa de Tampere (donde, ay el azar, se prometi¨® a Turqu¨ªa la condici¨®n de candidata) se ha avanzado, a pasos seguros aunque lentos (euroorden, comunitarizaci¨®n de Schengen).

Aquella top¨® con la muralla de la Gran Recesi¨®n. Esta, con el abismo del Gran ?xodo. Ambas se hab¨ªan dise?ado para fases de bonanza y tiempos lentos. Si llegan las turbulencias masivas, explosionan o se obturan.

?Por qu¨¦? ?Somos incompetentes, los europeos? M¨¢s bien estamos sometidos a la ley de rendimientos decrecientes: cuando el Antiguo R¨¦gimen no pod¨ªa alimentar a la masa creciente, aceler¨® la tala de bosques para cultivar m¨¢s. Pero los nuevos terrenos marginales produc¨ªan menos por unidad de trabajo. Iba m¨¢s aprisa el hambre que el suministro de alimento, lo que macer¨® la Revoluci¨®n (francesa).

Las necesidades de esta UE apremian m¨¢s que las del viejo Mercado Com¨²n. Y con la ¨²ltima ampliaci¨®n al Este, se agrand¨® el per¨ªmetro del club sin haber profundizado antes en sus pol¨ªticas comunes, comunitarias, m¨¢s integradoras. En su ausencia, se echa mano del intergubernamentalismo ¡ªel acuerdo improvisado entre Gobiernos ante situaciones acuciantes¡ª, no como paso transitorio, sino a veces como estaci¨®n de llegada.

Bajo el intergubernamentalismo palpita la din¨¢mica de intereses nacionales contrapuestos, la par¨¢lisis nacionalista. As¨ª que ¡°la cuesti¨®n que debe resolverse en primer lugar es la abolici¨®n definitiva de la divisi¨®n de Europa en Estados nacionales soberanos¡±, como reclama El Manifiesto de Ventotene (reci¨¦n editado por La Lluvia) que Altiero Spinelli y Ernesto Rossi escribieron desde la prisi¨®n. Contra Mussolini. Era 1941, y a¨²n falta mucha tarea.