El b¨¦isbol tambi¨¦n busca su deshielo
La MLB y Cuba negocian c¨®mo contratar a jugadores cubanos sin que tengan que desertar
Un juego de m¨¢s calado a¨²n que el primer partido entre Cuba y un equipo de b¨¦isbol estadounidense en 17 a?os se ha jugado estos d¨ªas fuera del campo del Estadio Latinoamericano de La Habana. Directivos cubanos y los m¨¢ximos responsables de la Liga Profesional de B¨¦isbol (MLB, por sus siglas en ingl¨¦s), han aprovechado el partido entre la selecci¨®n cubana y los Tampa Bay Rays al que asisti¨® el presidente Barack Obama este martes para negociar intensamente. El objetivo: hallar una manera para que jugadores cubanos, muy deseados por las grandes ligas, puedan jugar en EE UU sin tener que romper dr¨¢sticamente con su pa¨ªs.
Y es que el b¨¦isbol, esa pasi¨®n que comparten como pocos en el mundo cubanos y estadounidenses, ha sido sin embargo una de las fuentes que m¨¢s disgustos ha causado a los isle?os durante d¨¦cadas, que ve¨ªan c¨®mo muchos sus mejores jugadores desertaban en busca del sue?o de fichar por las grandes ligas norteamericanas. Esto es algo que en Cuba siempre se consider¨® ¡ªy se sigue haciendo¡ª como la peor traici¨®n deportiva posible. De hecho, mencionar el nombre de Yuliesky Gurriel sigue siendo estos d¨ªas un tab¨² en Cuba. El que fuera la gran joya del b¨¦isbol cubano desert¨® hace un mes en Santo Domingo?junto con su hermano Lourdes, tambi¨¦n jugador, y reapareci¨® en Miami, dispuesto a fichar por uno de los grandes equipos estadounidenses por un no menos gran salario. Pero el problema es que los Gurriel no son siquiera los ¨²nicos. Seg¨²n la revista cubana On Cuba, en 2015 se alcanz¨® un nuevo r¨¦cord de deserciones de jugadores de b¨¦isbol: 102.
La marcha de los Gurriel no ha hecho m¨¢s que demostrar que el flujo no parece poder frenarse a no ser que se logre un acuerdo. Y este es posible, pero no ser¨¢ f¨¢cil, seg¨²n dijeron las dos partes en La Habana en v¨ªsperas del partido.
¡°Las conversaciones est¨¢n en marcha. Es una cuesti¨®n complicada porque implica pol¨ªticas mucho m¨¢s grandes que el b¨¦isbol y hay muchas partes involucradas, incluidos los dos gobiernos¡±, record¨® el comisionado de la MLB, Rob Manfred, en La Habana.
¡°Creo que todos estamos a favor de discutir la manera m¨¢s segura para que los jugadores puedan cumplir su sue?o de jugar en las grandes ligas, pero es una negociaci¨®n muy complicada y probablemente va a llevar bastante tiempo¡±, coincidi¨® Tony Clark, director ejecutivo de la Asociaci¨®n de Peloteros de las Grandes Ligas, la MLBPA.
Los dos pesos pesados del b¨¦isbol estadounidense posaron sonrientes en La Habana con sus colegas cubanos para la foto del deshielo deportivo. Cuba est¨¢ ¡°lista y dispuesta¡± a que sus jugadores participen en las grandes ligas estadounidenses, asegur¨® el presidente de la Federaci¨®n de B¨¦isbol de Cuba, Higinio V¨¦lez. Pero las limitaciones ¡°no las ponemos nosotros, las pone el embargo¡±, sostuvo.
La nueva tanda de flexibilizaciones decretada por el Gobierno de Obama en v¨ªsperas de su hist¨®rica visita a Cuba ayuda, pero no soluciona el problema de fondo. Estados Unidos autorizar¨¢ a partir de ahora que atletas o artistas cubanos puedan trabajar en el pa¨ªs bajo un visado y con un salario ¡°que supere los gastos de subsistencia b¨¢sicos¡±, que era lo que oficialmente pod¨ªan cobrar hasta ahora si trabajaban en EE UU con permiso de La Habana.
Pero si bien es un buen paso, no es suficiente. El problema de fondo persiste: debido al embargo, entidades estadounidenses como la MLB no pueden dar dinero que acabe directamente en manos del Gobierno cubano. Y este, para permitir la marcha legal de sus jugadores, exige quedarse con una parte de los salarios de los deportistas que juegan fuera de sus fronteras. De ah¨ª que los peloteros ¡ªcomo tantos otros atletas y artistas¡ª que quieran trabajar en EE UU deben romper con su pa¨ªs, desertando, para poder cumplir su particular sue?o americano.
¡°Queremos que los jugadores cubanos salgan por el aeropuerto con la frente bien alta¡±, resumi¨® V¨¦lez. ¡°Espero que dentro de poco no haya que dejar de ser cubano para jugar en las grandes ligas¡±, suspir¨® el lanzador Yosvani Torres.
Seg¨²n adelantaba a comienzos de mes The New York Times, la MLB ha enviado una propuesta al Departamento del Tesoro estadounidense que permitir¨ªa circunvalar el problema del pago a Cuba. La idea es crear una entidad conformada por empresarios cubanos y representantes del b¨¦isbol cubano y sus jugadores. Un porcentaje de los salarios de los peloteros fichados por la MLB ir¨ªa a esta entidad, que actuar¨ªa como una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro ¡ªy por tanto autorizada para actuar con Cuba¡ª destinada a apoyar a j¨®venes promesas del b¨¦isbol, a la educaci¨®n y a la mejora de las instalaciones deportivas en la isla, seg¨²n el diario.
Ninguno de los directivos ¡ªni estadounidenses ni cubanos¡ª quiso confirmar la informaci¨®n o dar alg¨²n detalle de lo que se est¨¢ negociando a puertas bien cerradas. Pero el seleccionador cubano, V¨ªctor Mesa, se mostr¨® confiado en que se lograr¨¢ una soluci¨®n, aunque se resista un tanto.
¡°Lo tenemos a la puerta, est¨¢ ah¨ª¡±, asegur¨®. Hay que so?ar, hay que aprender a so?ar cosas positivas, y esto es una cosa positiva¡±, dijo.
A falta de un acuerdo por anunciar, el partido del martes, que se llevaron al final los de Florida, dejar¨¢ al menos varias fotos de ese deshielo y reconciliaci¨®n posible.
Dos leyendas del b¨¦isbol cubano realizaron el lanzamiento de honor al inicio del partido. De un lado, el doble campe¨®n ol¨ªmpico Pedro Luis Lazo. Del otro, una estrella tanto en Cuba como en el EE UU donde hizo su carrera. Se trata de Luis Tiant, de 75 a?os y tres veces ¡°todos estrellas¡± en la MLB, que en 1961 decidi¨® fichar por un equipo estadounidense y no regresar m¨¢s a su pa¨ªs, al que no volver¨ªa a ir en casi tres lustros. Desde las gradas, observaban lado a lado Obama y Ra¨²l Castro, quienes charlaron animadamente durante buena parte del partido. Y hubo aplausos para todos.
Una extra?a foto de familia
El primer partido entre la selecci¨®n cubana y un equipo estadounidense en 17 a?os propici¨® una de las im¨¢genes m¨¢s curiosas de la estancia de Obama en Cuba: una extra?a foto de familia de los Obama ¡ªpresidente, primera dama y sus dos hijas adolescentes¡ª charlando animadamente con el presidente Ra¨²l Castro, quien a su vez les present¨® a su ¨²nico hijo var¨®n, Alejandro Castro Esp¨ªn, coronel en el Ministerio del Interior cubano e influyente figura en la sombra del gobierno de su padre, que sosten¨ªa a un beb¨¦ en brazos. Vigilando de cerca, el nieto-guardaespaldas de Ra¨²l Castro, Ra¨²l Guillermo Rodr¨ªguez Castro, sobrino de Alejandro y que cuida a su abuelo dondequiera que va. Obama y Castro se sentaron juntos durante el partido.
Poco antes de la llegada de Obama, su secretario de Estado, John Kerry, tambi¨¦n convers¨® con su contraparte cubana, el canciller Bruno Rodr¨ªguez. Igual que Obama y Castro, ellos dos tambi¨¦n estuvieron sentados juntos en el ¨²ltimo acto oficial en Cuba de la delegaci¨®n norteamericana.
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