¡°Mi compromiso es ser la voz de todos los detenidos desaparecidos¡±
Gras, detenido por a?o y medio en la ESMA, recuerda c¨®mo la dictadura intent¨® establecer un sistema de disciplinamiento
A sus 71 a?os, Mart¨ªn Gras (Tucum¨¢n, 1945) regresa a la escalera por la que, en enero de 1977, oficiales de la Armada argentina lo condujeron - ¡°encapuchado y con grilletes en pies y manos¡±, con las heridas frescas de ¡°tres d¨ªas de torturas¡±- a la celda de dos metros por 70 cent¨ªmetros en la que permaneci¨® un a?o y medio. Este exmilitante montonero, sobreviviente de la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada, gu¨ªa a medio centenar de personas por el que fue el mayor centro clandestino de detenci¨®n de la ¨²ltima dictadura argentina (1976-1983), convertido hoy en un espacio para la memoria. Intenta, tambi¨¦n, ayudarles a entender c¨®mo pudo funcionar este lugar siniestro en una de las avenidas m¨¢s concurridas de Buenos Aires, la Libertador, por la que circulan cerca de un mill¨®n de personas cada d¨ªa. El ¨²nico lugar al que reh¨²sa entrar es al s¨®tano.
Pregunta. ?Qu¨¦ es lo primero que recuerda al volver a este lugar?
Respuesta. Lo que se me viene es el calor, un calor asfixiante. Me trajeron el 14 de enero de 1977 y me interrogaron y torturaron durante tres d¨ªas en el s¨®tano. Nos torturaban con canciones. Una vez le dije a Serrat que no pod¨ªa escuchar ¡°Fiesta¡± porque me hab¨ªan torturado con esa canci¨®n. Recuerdo el dolor de quemaduras y golpes, pero lo que m¨¢s es el calor. Me tuvieron tres d¨ªas sin tomar agua, estaba desesperado. Cuando me subieron a Capucha (la parte superior de la ESMA, donde estaban recluidos los prisioneros) repart¨ªan agua en botellas de Coca-Cola. Las dejaban en el suelo, las ve¨ªas por debajo de la capucha. Entonces lleg¨® el reparto de la segunda ronda y dejaron una entre mi capucha y otra. Apareci¨® una mano que se acercaba vacilante y, de pronto, escuch¨¦ un gru?ido y vi una mano que aparec¨ªa de la nada y la agarraba. El del gru?ido y la mano era yo. Y ah¨ª me di cuenta que con solo tres d¨ªas sin tomar agua me hab¨ªan convertido en una bestia y decid¨ª que a m¨ª no me iban a quebrar esos hijos de puta.
P. ?C¨®mo lo consigui¨®?
R. Porque soy un cabeza dura (r¨ªe). Estaba convencido de que me mataban y me puse muy agresivo con mi guardia en el interrogatorio. Cuando se fue, una mujer me dijo: ¡®?qu¨¦ hac¨¦s? Vos le puteaste¡¯, y cuando le contest¨¦ que s¨ª respondi¨®: ¡®ah, entonces est¨¢n de acuerdo. Ellos le quieren matar y vos morir. Joderlos es sobrevivir¡¯. Ah¨ª sent¨ª que se me ca¨ªan todas las estructuras. Tambi¨¦n lo consegu¨ª por suerte, por la solidaridad de los compa?eros.
P. ?C¨®mo funcionaba esa solidaridad en un lugar tan hostil?
R. Era muy dif¨ªcil porque el objetivo central del sistema de terror era establecer un sistema de disciplinamiento. Y si uno quiere disciplinar un pa¨ªs no tiene que matar gente, sino romper los lazos de comunicaci¨®n, las redes. Aqu¨ª se establec¨ªa un juego perverso. Cuando uno llevaba un tiempo detenido ven¨ªa tu due?o, porque eras un n¨²mero y estabas asignado a alguien, y te preguntaba: ¡®t¨², guerrillero, ?fum¨¢s?¡¯ Y si le dec¨ªas que s¨ª a la semana te tra¨ªa un atado. M¨¢s tarde te preguntaba: ¡®?pero fum¨¢s negro o rubio?¡¯ y ah¨ª te tra¨ªa un atado de rubio. ¡®?Qu¨¦ marca fumas?¡¯ Y as¨ª segu¨ªa, pero con la advertencia: ¡®Si convid¨¢s a alguien regres¨¢s al casillero cero. No pod¨¦s preocuparte por nadie, si quer¨¦s salvarte ten¨¦s que ser absolutamente individual.
P. ?Con cu¨¢nta gente convivi¨®?
R. Nadie lo puede saber. Apenas llegabas te asignaban un n¨²mero. Nos numeraban del 000 al 999 y cuando llegaban al final volv¨ªan a empezar. Yo era el 808, supongo que de segunda generaci¨®n. Conoc¨ª a otros dos 808 m¨¢s, as¨ª que creo que pasaron unos 4.000 detenidos.P. Los sobrevivientes no llegaron a 250. ?Sabe cu¨¢l fue el criterio para liberarlos?R. Esa es la pregunta que nos hacemos todos los sobrevivientes. ?Por qu¨¦ yo? No lo s¨¦. Trato de encontrar una l¨®gica, pero ellos ten¨ªan un poder absoluto y el grado de arbitrio era muy alto. Tambi¨¦n actuaban con la m¨¢s absoluta impunidad. El d¨ªa que me pone en libertad, (Luis) D¡¯Imperio me dice: ¡®Nos animamos a ponerlos en libertad porque lo que ustedes cuenten no importa¡¯.
P. Se equivocaron.
R. S¨ª. En el a?o 1978 un oficial entr¨® a verme en mi celda. Tra¨ªa en la mano un Clar¨ªn y en la tapa hab¨ªa una foto muy impresionante, de la ca¨ªda del Sha en Ir¨¢n, en la que se ve¨ªa un oficial de la polic¨ªa tratando de defenderse mientras la gente le arranca el uniforme. Me pregunt¨® si yo pensaba que eso pod¨ªa ocurrir en Argentina. Le dije que no lo sab¨ªa porque esos son avatares hist¨®ricos, pero que si la pregunta era m¨¢s general, si en alg¨²n momento iba a tener que rendir cuentas por lo que hab¨ªa hecho, yo pensaba que s¨ª. Me pregunt¨® que, si hubiese un juicio, yo ser¨ªa testigo y respond¨ª que s¨ª. ¡®?Y qu¨¦ testimoniar¨ªas?¡¯. ¡®La verdad¡¯. En en el primer juicio de la ESMA ese oficial estaba en la sala y le dije: he cumplido exactamente con la promesa que le hice hace 32 a?os.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® Espa?a como lugar para exiliarse?
R. Suiza o Suecia te ayudaban mucho m¨¢s, te daban un departamento¡ Pero cre¨ªa que los militares iban a quedarse muchos a?os. Y no quer¨ªa que mis hijos, a los 20 a?os, fueran suecos.
P. ?Qu¨¦ le hizo regresar a la ESMA?
R. Mi compromiso permanente es ser la voz de todos los detenidos desaparecidos, dar testimonio porque si yo no hubiese sobrevivido es lo que me gustar¨ªa que hiciesen por m¨ª. Me gusta identificarme como testigo, no como sobreviviente.
P. Es una de las personas que m¨¢s conoce sobre el funcionamiento perverso de ese centro clandestino de detenci¨®n. ?C¨®mo se explica que pudiese existir en el medio de Buenos Aires?
R. Porque no era una clandestinidad absoluta. Uno de los objetivos centrales del sistema concentratario es establecer miedo. Que se sepa que pasa algo, pero que no se sepa muy bien qu¨¦ y que nadie se atreva a preguntar. Es el ¡°ten¨¦ cuidado y no te met¨¢s¡±.
P. Se cumplen 40 a?os del golpe que instaur¨® la dictadura. ?C¨®mo ve hoy a Argentina?
R. Hemos conseguido cosas que realmente son incre¨ªbles, como los juicios. Me preguntan muchas veces si tengo odio contra esas personas. No tengo odio contra ellos, tengo odio contra el sistema. Pero creo que Argentina no hizo una democracia tapando la basura, porque entonces tendr¨ªa una base endeble. Es una democracia que viene con memoria, verdad y justicia y lo m¨¢s importante, que eso sirva para garantizar la no repetici¨®n. Creo que sirve como reflexi¨®n para la gente que empieza la carrera militar. Creo que hoy no se les pasar¨ªa por la cabeza.
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